Entrevista en Vanguardia (Colombia) a Gonçal Mayos sobre '¿Cómo impactan las elecciones de España a América Latina?'
Las elecciones generales se celebran este domingo. Durante las dos semanas de campaña, el país ha sido testigo de las fracturas entre los partidos Popular y el Partido Socialista Obrero Español, así como la propagación de un discurso de ultraderecha por parte de VOX.
El
domingo 23 de julio, los españoles tienen una cita democrática para elegir los
representantes del Congreso de los Diputados y el Senado y, a su vez, al
próximo presidente o presidenta del Gobierno, entre los que figuran el
socialista Pedro Sánchez, el ultraderechista Santiago Abascal, el conservador
Alberto Núñez Feijóo y la izquierdista Yolanda Díaz.
Las
elecciones que estaban previstas para diciembre de este año, fueron adelantadas
por Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno. ¿Por qué? Una de las razones
fue el debilitamiento del Partido Popular (PP) tras la derrota socialista en
los comicios regionales y locales de mayo pasado.
En
el transcurso de este mes, el foco de la jornada ha estado en la conformación
de bloques y líneas estratégicas entre el PP y el Partido Socialista Obrero
Español (PSOE), lo que los ha mantenido en constante enfrentamiento; pero, al
tiempo, las campañas han estado empañadas por discursos donde se descalifican a
los opositores y hasta se ha traído al presente la violencia y el terrorismo
ejercidos por ETA décadas atrás. Todo en manos del partido político
ultraconservador, VOX, el cual cuenta con la simpatía de un porcentaje
significativo de españoles y de al menos un millón y medio de migrantes
bolivianos, cubanos, venezolanos que pueden ejercer el derecho al voto.
Sobre
el futuro de la política española y de qué manera esto impactaría a América
Latina, Mayos habló con Vanguardia.
Preguntas
y respuestas
¿Por
qué las elecciones que se avecinan en España (el próximo 23 de julio) son
importantes tanto nacional como internacionalmente?
Dentro
de la turboglobalización en que estamos insertos, se percibe un nuevo ciclo
sociopolítico internacional. Han disminuido las expectativas de crecimiento
sostenido y generalizado, aunque la realidad no parece tan apocalíptica. Pero
mucha gente siente malestares crecientes y eso los intranquiliza, desespera y,
a veces, les hace optar por soluciones fáciles y peligrosas. Eso se ha visto
con el crecimiento de la xenofobia, de la agresividad social y del populismo
tanto de derecha como de izquierda. Se nota en España, en Europa y en general
en el mundo, un preocupante crecimiento de la ultraderecha. En España, hay
importantes nostalgias de la dictadura de Franco e incluso de los movimientos
fascistas. La alianza electoral de centro izquierda liderada por Pedro Sánchez
y que ha gobernado España en los últimos años, parece ahora muy desgastada.
Pero, puede revitalizarla y permitirle volver a ganar electoralmente el miedo
provocado por la radicalización del Partido Popular y de VOX.
Para
poner en contexto a los lectores de Vanguardia, ¿qué clase de partido es Vox y
por qué muchos consideran una amenaza para la democracia que en una coalición
con el Partido Popular (PP) -Vox llegue al poder?
El
sustrato ideológico franquista o incluso fascista de VOX vivía dentro del PP,
donde por ejemplo, tuvieron cargos desde hace muchos años Santiago Abascal y
otros líderes de VOX. La novedad no es la compartida nostalgia de la dictadura
franquista, sino el actuar ya de forma totalmente desacomplejada y radical.
Están convencidos de que el nuevo ciclo político les es completamente favorable
y que vuelve a colocar la sociedad en la situación de hace más de medio siglo.
En parte tienen razón, pues como he dicho, hay un nuevo ciclo que parece
favorecerles. Ahora bien, olvidan que, en la historia, los cambios no suelen
ser unilaterales ni simples y que, más bien, comportan ventajas e
inconvenientes para todos los agentes sociopolíticos. Olvidan que los cambios
históricos presentan retos y oportunidades para todos, que no son un ‘cheque en
blanco’ para los populismos radicales, como se ha visto con, por ejemplo,
Maduro, Trump, Bolsonaro o Johnson. Pensemos que hace muy poco todos ellos
parecían tocados por una especie de ‘fortuna invencible’. Pero eso suele durar
poco tiempo en la acelerada política actual.
¿Por
qué cree que la actual coalición de centro izquierda, a pesar de mostrar buenos
resultados en materia económica y social, ve amenazada su permanencia en el
poder?
Como
en muchas partes, la centro-izquierda española lleva años sin entender las
novedades históricas y sociales. Por ejemplo: las dificultades para garantizar
ahora mismo mejoras generalizadas y acumulativas en la redistribución de la
riqueza. Aunque la economía no va tan mal en España, pues el paro ha bajado y
el empleo aumenta, es cierto que los sueldos no crecen y que las condiciones
laborales son mucho más precarias. Ahora bien, en lugar de encontrar soluciones
nuevas e imaginativas, los unos se han olvidado de las necesarias reformas, los
otros repiten consignas del pasado sin la menor voluntad de aplicarlas (cosa
que percibe la gente) y aún otros muestran una cierta ingenuidad y
radicalización poco inteligente. Eso se pudo entender durante un cierto tiempo,
porque habían estado lejos del poder y -también en parte- del conjunto de sus
electores, que son muchos más y con posiciones más complejas que sus reducidas
bases militantes.
En
el contexto europeo, ¿cuáles son los riesgos de que un partido de derecha, para
llegar al poder, pueda hacer coalición con uno de ultraderecha?
Ahora
mismo, se olvida que los riesgos para el conjunto de la sociedad (que las
ultraderechas desoyen totalmente) suelen ser paralelos a medio plazo con los
riesgos de los propios movimientos. Una radicalización desproporcionada,
inevitablemente tendrá consecuencias electorales y democráticas suicidas,
incluso, para los mismos que fomentan ese choque. Además, parece que estamos en
un momento histórico donde parece mucho más fácil destruir que recomponer lo
destruido. Al respecto me parece muy indicativa la evolución de la situación
británica tras el Brexit, pues hoy todo el mundo percibe que algo se hizo muy
mal, pero nadie se ve capaz para arreglar el estropicio.
El
independentismo catalán ha sido un tema central en la política española. ¿Cuál
cree que será la evolución de las posiciones en conflicto en las próximas
elecciones?
El
error generalizado en los dos bandos enfrentados es dejar pudrir la situación
sin ninguna gestión inteligente y racional del conflicto. Como en muchos otros
problemas en España y en el mundo, hay una incapacidad manifiesta de construir
un futuro mejor. Nadie parece capaz de conseguirlo e, incluso, de intentarlo de
manera decidida. Vivimos en tiempos donde los partidos y los gobiernos se han
instalado en el “interinaje”, en el electoralismo a muy corto plazo y en el
pelotazo hacia no se sabe dónde. Se percibe que Europa está muy preocupada por
la degradación de la situación social, política e incluso, económica catalano-española.
Pero, más allá de los tribunales europeos que ahora mismo están lidiando con la
situación jurídica de algunos exiliados y que están alternando una de cal y una
de arena a los dos bandos, hay la idea de que debe haber una negociación catalano-española,
sin obligar a intervenir a la Unión Europea. Ahora bien, el contexto de
crecimiento de la ultraderecha no es adecuado para soluciones racionales y a
largo plazo.
¿Cómo
cree que pueden afectar las relaciones con Latinoamérica, en donde recientemente
ha habido un viraje político general hacia la izquierda, la llegada al poder de
una coalición de derecha primero en Italia y luego en España?
Sin
duda aumentará la incomprensión y el alejamiento mental y sentimental respecto
de la antigua metrópoli colonial, pero también puede darse un efecto
‘imitativo’ que radicalice aún más las sociedades latinoamericanas. Por otra
parte, el contexto internacional es muy inestable. Pensemos en lo que queda hoy
de las ‘Primaveras árabes’, de los ‘Indignados’ o de Occupy Wall Street después
del 2011, de las manifestaciones brasileras después del 2013, del plebiscito
colombiano o del proceso constituyente chileno. Hay que ser precavidos e ir con
cuidado. Tenemos que evitar que continúe aumentando la violencia y escisión
social que se ha producido en la última década y durante la pandemia. No
podemos permitirnos –como individuos, como sociedades y como humanidad–
continuar con esa tendencia tan preocupante.
Por: Simón Ortiz Pinilla / Especial para Vanguardia (Colombia)
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