Jul 21, 2023

ELECCIONES DE FUTURO PARA ESPAÑA Y AMÉRICA LATINA

 

Entrevista en Vanguardia (Colombia) a Gonçal Mayos sobre '¿Cómo impactan las elecciones de España a América Latina?'

Las elecciones generales se celebran este domingo. Durante las dos semanas de campaña, el país ha sido testigo de las fracturas entre los partidos Popular y el Partido Socialista Obrero Español, así como la propagación de un discurso de ultraderecha por parte de VOX.

El domingo 23 de julio, los españoles tienen una cita democrática para elegir los representantes del Congreso de los Diputados y el Senado y, a su vez, al próximo presidente o presidenta del Gobierno, entre los que figuran el socialista Pedro Sánchez, el ultraderechista Santiago Abascal, el conservador Alberto Núñez Feijóo y la izquierdista Yolanda Díaz.

Las elecciones que estaban previstas para diciembre de este año, fueron adelantadas por Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno. ¿Por qué? Una de las razones fue el debilitamiento del Partido Popular (PP) tras la derrota socialista en los comicios regionales y locales de mayo pasado.

En el transcurso de este mes, el foco de la jornada ha estado en la conformación de bloques y líneas estratégicas entre el PP y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), lo que los ha mantenido en constante enfrentamiento; pero, al tiempo, las campañas han estado empañadas por discursos donde se descalifican a los opositores y hasta se ha traído al presente la violencia y el terrorismo ejercidos por ETA décadas atrás. Todo en manos del partido político ultraconservador, VOX, el cual cuenta con la simpatía de un porcentaje significativo de españoles y de al menos un millón y medio de migrantes bolivianos, cubanos, venezolanos que pueden ejercer el derecho al voto.

Para el filósofo y ensayista español, vinculado a la Universidad de Barcelona, Gonçal Mayos, pese a todo, “la realidad no parece tan apocalíptica”, pero no se puede desconocer que la xenofobia, el descontento social, y el populismo tanto de derechas como de izquierdas, ha despertado en España “importantes nostalgias de la dictadura de Franco e incluso de los movimientos fascistas”.

Sobre el futuro de la política española y de qué manera esto impactaría a América Latina, Mayos habló con Vanguardia.

Preguntas y respuestas

¿Por qué las elecciones que se avecinan en España (el próximo 23 de julio) son importantes tanto nacional como internacionalmente?

Dentro de la turboglobalización en que estamos insertos, se percibe un nuevo ciclo sociopolítico internacional. Han disminuido las expectativas de crecimiento sostenido y generalizado, aunque la realidad no parece tan apocalíptica. Pero mucha gente siente malestares crecientes y eso los intranquiliza, desespera y, a veces, les hace optar por soluciones fáciles y peligrosas. Eso se ha visto con el crecimiento de la xenofobia, de la agresividad social y del populismo tanto de derecha como de izquierda. Se nota en España, en Europa y en general en el mundo, un preocupante crecimiento de la ultraderecha. En España, hay importantes nostalgias de la dictadura de Franco e incluso de los movimientos fascistas. La alianza electoral de centro izquierda liderada por Pedro Sánchez y que ha gobernado España en los últimos años, parece ahora muy desgastada. Pero, puede revitalizarla y permitirle volver a ganar electoralmente el miedo provocado por la radicalización del Partido Popular y de VOX.

Para poner en contexto a los lectores de Vanguardia, ¿qué clase de partido es Vox y por qué muchos consideran una amenaza para la democracia que en una coalición con el Partido Popular (PP) -Vox llegue al poder?

El sustrato ideológico franquista o incluso fascista de VOX vivía dentro del PP, donde por ejemplo, tuvieron cargos desde hace muchos años Santiago Abascal y otros líderes de VOX. La novedad no es la compartida nostalgia de la dictadura franquista, sino el actuar ya de forma totalmente desacomplejada y radical. Están convencidos de que el nuevo ciclo político les es completamente favorable y que vuelve a colocar la sociedad en la situación de hace más de medio siglo. En parte tienen razón, pues como he dicho, hay un nuevo ciclo que parece favorecerles. Ahora bien, olvidan que, en la historia, los cambios no suelen ser unilaterales ni simples y que, más bien, comportan ventajas e inconvenientes para todos los agentes sociopolíticos. Olvidan que los cambios históricos presentan retos y oportunidades para todos, que no son un ‘cheque en blanco’ para los populismos radicales, como se ha visto con, por ejemplo, Maduro, Trump, Bolsonaro o Johnson. Pensemos que hace muy poco todos ellos parecían tocados por una especie de ‘fortuna invencible’. Pero eso suele durar poco tiempo en la acelerada política actual.

¿Por qué cree que la actual coalición de centro izquierda, a pesar de mostrar buenos resultados en materia económica y social, ve amenazada su permanencia en el poder?

Como en muchas partes, la centro-izquierda española lleva años sin entender las novedades históricas y sociales. Por ejemplo: las dificultades para garantizar ahora mismo mejoras generalizadas y acumulativas en la redistribución de la riqueza. Aunque la economía no va tan mal en España, pues el paro ha bajado y el empleo aumenta, es cierto que los sueldos no crecen y que las condiciones laborales son mucho más precarias. Ahora bien, en lugar de encontrar soluciones nuevas e imaginativas, los unos se han olvidado de las necesarias reformas, los otros repiten consignas del pasado sin la menor voluntad de aplicarlas (cosa que percibe la gente) y aún otros muestran una cierta ingenuidad y radicalización poco inteligente. Eso se pudo entender durante un cierto tiempo, porque habían estado lejos del poder y -también en parte- del conjunto de sus electores, que son muchos más y con posiciones más complejas que sus reducidas bases militantes.

En el contexto europeo, ¿cuáles son los riesgos de que un partido de derecha, para llegar al poder, pueda hacer coalición con uno de ultraderecha?

Ahora mismo, se olvida que los riesgos para el conjunto de la sociedad (que las ultraderechas desoyen totalmente) suelen ser paralelos a medio plazo con los riesgos de los propios movimientos. Una radicalización desproporcionada, inevitablemente tendrá consecuencias electorales y democráticas suicidas, incluso, para los mismos que fomentan ese choque. Además, parece que estamos en un momento histórico donde parece mucho más fácil destruir que recomponer lo destruido. Al respecto me parece muy indicativa la evolución de la situación británica tras el Brexit, pues hoy todo el mundo percibe que algo se hizo muy mal, pero nadie se ve capaz para arreglar el estropicio.

El independentismo catalán ha sido un tema central en la política española. ¿Cuál cree que será la evolución de las posiciones en conflicto en las próximas elecciones?

El error generalizado en los dos bandos enfrentados es dejar pudrir la situación sin ninguna gestión inteligente y racional del conflicto. Como en muchos otros problemas en España y en el mundo, hay una incapacidad manifiesta de construir un futuro mejor. Nadie parece capaz de conseguirlo e, incluso, de intentarlo de manera decidida. Vivimos en tiempos donde los partidos y los gobiernos se han instalado en el “interinaje”, en el electoralismo a muy corto plazo y en el pelotazo hacia no se sabe dónde. Se percibe que Europa está muy preocupada por la degradación de la situación social, política e incluso, económica catalano-española. Pero, más allá de los tribunales europeos que ahora mismo están lidiando con la situación jurídica de algunos exiliados y que están alternando una de cal y una de arena a los dos bandos, hay la idea de que debe haber una negociación catalano-española, sin obligar a intervenir a la Unión Europea. Ahora bien, el contexto de crecimiento de la ultraderecha no es adecuado para soluciones racionales y a largo plazo.

¿Cómo cree que pueden afectar las relaciones con Latinoamérica, en donde recientemente ha habido un viraje político general hacia la izquierda, la llegada al poder de una coalición de derecha primero en Italia y luego en España?

Sin duda aumentará la incomprensión y el alejamiento mental y sentimental respecto de la antigua metrópoli colonial, pero también puede darse un efecto ‘imitativo’ que radicalice aún más las sociedades latinoamericanas. Por otra parte, el contexto internacional es muy inestable. Pensemos en lo que queda hoy de las ‘Primaveras árabes’, de los ‘Indignados’ o de Occupy Wall Street después del 2011, de las manifestaciones brasileras después del 2013, del plebiscito colombiano o del proceso constituyente chileno. Hay que ser precavidos e ir con cuidado. Tenemos que evitar que continúe aumentando la violencia y escisión social que se ha producido en la última década y durante la pandemia. No podemos permitirnos –como individuos, como sociedades y como humanidad– continuar con esa tendencia tan preocupante.

Por: Simón Ortiz Pinilla / Especial para Vanguardia (Colombia)





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