No hay desarrollo humano a largo plazo ni sustentable sin empoderamiento del conjunto de la población. Amartya Sen (Development as Freedom) ganó su premio nobel precisamente por evidenciar la importancia de las capacidades efectivas de la gente para el desarrollo tanto económico como del resto de aspectos humanos.
Demostró que tales “capabilities” son mucho más importantes que la reivindicación en abstracto de los derechos, leyes y garantías, pues éstos fácilmente y en la realidad no terminan siendo efectivos para gran parte de la población, que -en última instancia- queda excluida de ellos. Por eso hay que considerar el “empoderamiento” como la gran clave para facilitar el desarrollo humano.
En la actualidad, la íntima correlación entre desarrollo humano y empoderamiento del conjunto de la población es muy evidente y creemos que los ejemplos apuntados lo corroboran. Además sabemos que la complejidad intrínseca del desarrollo humano no exige tan sólo un empoderamiento parcial y concreto, por ejemplo meramente laboral o tecnológico. Debe ser un empoderamiento integral y que, por tanto, se debe fomentar desde perspectivas tendencialmente postdisciplinares. Por tanto se debe plantear más allá de tan solo apuntes puntuales inter-, multi- o trans-disciplinares para –tendencialmente- aspirar a una perspectiva holista, integradora y macrofilosófica.
Definimos el “empoderamiento” como el proceso a través del cual personas o grupos pueden disponer de las herramientas, habilidades y capacidades (capabilities) para poder gestionar de forma plenamente autónoma sus voluntades. Significativamente éstas tienen una naturaleza trans- y post-disciplinar pues son a la vez: políticas, jurídicas, económicas, institucionales, sociales, cognitivas, culturales, organizativas, psicológicas e incluso simbólicas. Además, ello incluye la misteriosa y muy difícil facultad "de atreverse a querer", pues la comprensión activa y positiva del "empoderamiento" es mucho más difícil y compleja que no la negativa del "desempoderamiento", la subordinación, la vulnerabilidad, la marginalización, la minorización y la exclusión.
En la actualidad, la íntima correlación entre desarrollo humano y empoderamiento del conjunto de la población es muy evidente y creemos que los ejemplos apuntados lo corroboran. Además sabemos que la complejidad intrínseca del desarrollo humano no exige tan sólo un empoderamiento parcial y concreto, por ejemplo meramente laboral o tecnológico. Debe ser un empoderamiento integral y que, por tanto, se debe fomentar desde perspectivas tendencialmente postdisciplinares. Por tanto se debe plantear más allá de tan solo apuntes puntuales inter-, multi- o trans-disciplinares para –tendencialmente- aspirar a una perspectiva holista, integradora y macrofilosófica.
Definimos el “empoderamiento” como el proceso a través del cual personas o grupos pueden disponer de las herramientas, habilidades y capacidades (capabilities) para poder gestionar de forma plenamente autónoma sus voluntades. Significativamente éstas tienen una naturaleza trans- y post-disciplinar pues son a la vez: políticas, jurídicas, económicas, institucionales, sociales, cognitivas, culturales, organizativas, psicológicas e incluso simbólicas. Además, ello incluye la misteriosa y muy difícil facultad "de atreverse a querer", pues la comprensión activa y positiva del "empoderamiento" es mucho más difícil y compleja que no la negativa del "desempoderamiento", la subordinación, la vulnerabilidad, la marginalización, la minorización y la exclusión.
Hemos destacado la importancia de la capacidad de aquellas castas o élites que no dudan en usar sus capacidades para perpetuar sus privilegios “extractivos”. Naturalmente ello comporta inevitablemente la desposesión, subordinación y desempoderamiento de la mayor parte de la población. Incluso –como apuntó Gramsci- requiere una “hegemonía cultural” que prácticamente sea aceptada como “sentido común” por el conjunto de la población y que, por tanto, pueda mantenerse a muy largo plazo con tan sólo algunos cambios “cosméticos” en la línea del “lampedusiano”: “todo tiene que cambiar para que nada cambie”.
Por el contrario su alternativa más sólida a medio y largo plazo, es el empoderamiento efectivo del conjunto de la población. Sólo así ésta podrá luchar por sí misma en favor del desarrollo humano e impedir situaciones de bloqueo o regresión. Significativamente el énfasis actual en el "empoderamiento" nació –a partir de la década de los 1960- en vinculación a los "enfoques participativos" y de la teoría de la educación (p.e. en Paulo Freire).
Ahora bien, de este ámbito politizado y destinado a los sectores más desfavorecidos de la población, pasó más adelante (en la década de los 1980 por Kenneth Blanchard y Paul Hersey) al muy distinto contexto de las escuelas de negocios. No obstante creemos que corresponde a un similar proceso de “larga duración” que –desde entonces- impulsa nuevas politizaciones, nuevos movimientos sociales más diversos, subjetivaciones más autónomas y expresivistas, ciudadanos más proactivos, y trabajadores cognitiva y tecnológicamente mejor formados (G. Mayos: “Cognitariado es precariado. El cambio en la sociedad del conocimiento turboglobalizada”, 2013).
Por el contrario su alternativa más sólida a medio y largo plazo, es el empoderamiento efectivo del conjunto de la población. Sólo así ésta podrá luchar por sí misma en favor del desarrollo humano e impedir situaciones de bloqueo o regresión. Significativamente el énfasis actual en el "empoderamiento" nació –a partir de la década de los 1960- en vinculación a los "enfoques participativos" y de la teoría de la educación (p.e. en Paulo Freire).
Ahora bien, de este ámbito politizado y destinado a los sectores más desfavorecidos de la población, pasó más adelante (en la década de los 1980 por Kenneth Blanchard y Paul Hersey) al muy distinto contexto de las escuelas de negocios. No obstante creemos que corresponde a un similar proceso de “larga duración” que –desde entonces- impulsa nuevas politizaciones, nuevos movimientos sociales más diversos, subjetivaciones más autónomas y expresivistas, ciudadanos más proactivos, y trabajadores cognitiva y tecnológicamente mejor formados (G. Mayos: “Cognitariado es precariado. El cambio en la sociedad del conocimiento turboglobalizada”, 2013).
Coherentemente con la superación postindustrial del fordismo y el taylorismo, se busca generar relaciones laborales más productivas y adecuadas a la creatividad y la innovación. Se constataba que para tales fines eran sorprendentemente contraproducentes “virtudes” típicas de la industrialización fordista como la obediencia, la pasividad, la paciencia, la disciplina y la total sumisión a una jerarquía férrea. En cambio era necesario fomentar la franca comunicación a todos los niveles de la empresa e, incluso, delegar poder e iniciativa en los subordinados. Pues solo así, éstos podían responder a los nuevos retos de las avanzadas sociedades postindustriales y del conocimiento, desarrollando su creatividad y siendo proactivos en sus tareas.
Actualmente se intenta elaborar una “teoría del empowerment” ampliada que mejore la práctica democrática y libere al máximo el potencial disponible en los ciudadanos y el conjunto de la humanidad. Por eso consideramos el “empoderamiento” un factor esencial para todas las capas de la población y para el conjunto de la ciudadanía en aquellas sociedades que quieran ser justas, democráticas y desarrolladas.
Como hemos visto, hoy el empoderamiento del conjunto de la población tiene
amplísimas consecuencias políticas y sociales, pues en la turboglobalización y en la sociedad del conocimiento es esencial para la creatividad, la productividad, la buena gestión empresarial y –consecuentemente en especial- para el desarrollo humano en general.
Por eso, consideramos como el objetivo y la aspiración básica subyacente al “empoderamiento” del conjunto de la población: generalizar la capacidad para realizar autónomamente los propios fines y -además- participar en las dinámicas colectivas en plano de igualdad, sin paternalismos ni “caridades”. Y es que, evidentemente, la teoría del empoderamiento no niega las interdependencias sociales y políticas, pero sí que se opone a las sistemáticas dependencias y subordinaciones.
Cinco puntos en concreto son las claves que el empoderamiento debe conseguir: 1) la autonomía de acción, 2) la espontaneidad e iniciativa en la propia capacitación formativa, 3) la independencia en la decisión, 4) la libertad de pensamiento y expresión, y 5) el reconocimiento de ser un igual, tanto por parte de la colectividad como por uno mismo. Siguiendo a Hegel y Honneth, consideramos la cuestión del reconocimiento como especialmente significativa y decisiva para el auténtico empoderamiento, pues parece resumir y ser condición de posibilidad del conjunto de los otros cuatro puntos.
El empoderamiento se ha convertido -pues- en una aspiración multidimensional clave de la sociedad postindustrial del conocimiento, ya que es tanto condición de posibilidad de su alta productividad cognitiva, como del tipo de ciudadanía proactiva que necesita para mantenerse democrática y en desarrollo). Tan sólo cuando la mayor parte de la población está efectivamente empoderada de sí misma y de los mecanismos colectivos y es reconocida en y por la sociedad, se hace posible el saludable agonismo democrático entre los intereses grupales. Pues sólo entonces la vigilancia democrática potenciada por ese agonismo es capaz de evitar a largo plazo tanto el dominio de las “castas extractivas” y el bloqueo del desarrollo humano. Pues sólo entonces serán compatibles y posibles un pensar y querer globales, junto con un actuar y querer locales.
(Viene de los posts ACTUAR, PENSAR, QUERER, BLOQUEOS DEL DESARROLLO HUMANO y COLONIZACIÓN Y DESARROLLO)
Empoderar(se) es una copia del inglés to empower, que se emplea en textos de sociología política con el sentido de conceder poder, generalmente a un colectivo desfavorecido socioeconómicamente, para que, mediante su autogestión, mejore sus condiciones de vida.
ReplyDeleteEl término se refiere al proceso por el cual las personas fortalecen sus capacidades, confianza, visión y protagonismo como grupo social para impulsar cambios positivos de las situaciones que viven. Se refiere, especialmente, a la relación dentro de grupos marginados o vulnerables (especialmente la mujer, fue el movimiento feminista quien usó por primera vez el término) con el fin que estos puedan acceder al control de los recursos y así ganen influencia y participen en el cambio social.
Sin embargo el término es más amplio, el pragmatismo del patriarcado pronto ha visto como utilizar el término y la metodología que hay tras él para mejorar sus resultados económicos. Así para Ken Blanchard, John P. Carlos y Alan Randolph (Las 3 claves para el empowerment), el empoderamiento es un proceso multidimensional de carácter social en donde el liderazgo, la comunicación y los grupos autodirigidos reemplazan la estructura piramidal mecanicista por una estructura más horizontal en donde la participación de todos y cada uno de los individuos dentro de un sistema forman parte activa del control del mismo con el fin de fomentar la riqueza y el potencial del capital humano que posteriormente se verá reflejado no solo en el individuo sino también en la comunidad en la cual se desempeña.
¡Qué bonito suena! Pero su tesis está orientada a la organización empresarial, especialmente dirigido a los cargos intermedios, estimulando el liderazgo para que cumplan un papel de guías hacia los objetivos de la empresa.
¿Y cuál es el problema? Se puede utilizar el mismo término en distintos marcos sin que por ello deba haber confusión. Lo mismo sucede con la proactividad, un concepto surgido en el ámbito empresarial pero que utilizan las organizaciones de izquierdas para su funcionamiento. El problema está en que si se utilizan los mismos métodos que utiliza el patriarcado, se justifica que hay un solo método de funcionamiento, el que marca el patriarcado. Durante mucho tiempo se consideró el método militar, la jerarquía de poder, como el único método para el funcionamiento de un grupo que busca un objetivo, sin embargo los avances tecnológicos implicaron equipos multidisciplinares y resultó más operativo un método participativo, el de las personas proactivas y las reactivas. Ahora donde la comunicación juega un papel fundamental en el desarrollo empresarial, se introduce el nuevo paradigma del empoderamiento.
Pero lo que toca el patriarcado acaba corrupto, así que podrán llamarlo como quieran pero el empoderamiento surge de la lucha de explotados contra explotadores y sacar el término de este concepto no tiene ningún sentido.
El componente colectivo del empoderamiento, se basa en que las personas descubren tener más capacidad de participar y defender sus derechos cuando se unen para alcanzar objetivos comunes. Este proceso no es posterior al personal, los dos (personal y colectivo) acostumbran a realizarse simultáneamente, se empieza atendiendo una necesidad colectiva, por ejemplo: construir una escuela; y en el proceso se adquiere conciencia de individuo; pero también al revés, alguien que toma consciencia de su realidad y ha adquirido la suficiente autarquía (entendida como un proceso por el que el individuo eleva su nivel de autoestima, confianza y capacidad para responder a sus propias necesidades.) puede liderar iniciativas para agrupar a las personas en un objetivo común.
De una manera reduccionista y lapidaria se puede afirmar que el empoderamiento es concienciación y movilización.