En definitiva, las sociedades turboglobalizadas se
basan en un “dispositivo-tiempo” que permite la gobernanza económica de los
hombres pero difícilmente que florezca su vida personal.
El hombre de nuestro tiempo experimenta que ese dispositivo está pensado y funciona sobre todo para conectar eficazmente todo tipo de artefactos que permitan “capturar, orientar, determinar, modelar, controlar y asegurar los gestos” (Agamben 2007: 23 257s) y prácticas de los vivientes.
Pero con creciente angustia vital se percibe también que -tras las promesas- el dispositivo-tiempo no es adecuado ni “dispuesto” para ayudar a vivir. En definitiva el dispositivo-tiempo es una red que conexiona muy eficazmente el diverso conjunto de elementos con que interactúan los humanos. Incluso captura y determina en una cronología perfecta cada una de esas interacciones. Pero otra cosa muy diferente, es ayudar a vivenciar al humano el mundo resultante de la hegemonía de ese dispositivo-tiempo.
Artículo de G. Mayos “Time is money, el hombre de nuestro tiempo” en A lanterna de diógenes: reflexões sobre o homem da pólis contemporânea, Dennys Garcia Xavier (Coord.); Moacir Henrique Júnior (Org.), Laboratório Americano de Estudos Constitucionais Comparado –LAECC. (Uberlândia, MG, Brasil), 2018, pp. 403-425. ISBN: 978-85-918728-5-5.
El hombre de nuestro tiempo experimenta que ese dispositivo está pensado y funciona sobre todo para conectar eficazmente todo tipo de artefactos que permitan “capturar, orientar, determinar, modelar, controlar y asegurar los gestos” (Agamben 2007: 23 257s) y prácticas de los vivientes.
Pero con creciente angustia vital se percibe también que -tras las promesas- el dispositivo-tiempo no es adecuado ni “dispuesto” para ayudar a vivir. En definitiva el dispositivo-tiempo es una red que conexiona muy eficazmente el diverso conjunto de elementos con que interactúan los humanos. Incluso captura y determina en una cronología perfecta cada una de esas interacciones. Pero otra cosa muy diferente, es ayudar a vivenciar al humano el mundo resultante de la hegemonía de ese dispositivo-tiempo.
Pues, como dice Agamben (2007: 30ss), el triunfo
final de la oikonomía es “una
actividad pura de gobierno que sólo busca su propia reproducción” y por eso
termina clausurando (Mayos 2016s) toda la autonomía de la política y de la
vida. Por eso el hombre de nuestro tiempo experimenta toda su vida y el mundo
turboglobalizado como una “institución total”. Pues el continuo
espacio-temporal que la turboglobalización ha creado se caracteriza por
vigilar, canalizar y controlar la totalidad del tiempo de sus “pupilos”. Eso lo
convierte en el panóptico perfecto y en una versión global e infinitamente más
poderosa de la prisión, el asilo, el manicomio, la fábrica o el internado (Foucault,
1982).
El mundo turboglobalizado se ha convertido en cierto
sentido en una “institución total” precisamente debido a que el
dispositivo-tiempo (junto con los GPS…) lo vigila, controla y coloniza todo situándolo
en un mismo, universal y panóptico continuo espacio-temporal. Así se consigue
satisfacer de manera absoluta una necesidad básica –en principio- de los
negocios turboglobalizados: determinar con todo rigor a quién corresponde
alguna transacción, dónde se produce, desde cuando tiene efectos económicos…
Excepto por la necesidad contraria de la corrupción y la ocultación de ciertos
beneficios, el dispositivo-tiempo hoy omnipresente es una exigencia que se
desprende de la conversión universal del “time” en “money”.
Como hemos visto, una virtud nada menor de Franklin es
iniciar el largo proceso por integrar, asimilar y fijar como homólogos dos
dispositivos (el del tiempo y el del dinero) que hasta entonces funcionaban
como relativamente desconectados. Unió a ambos la necesidad de integrar todo lo
que puede llegar a devenir “productivo”. Así el necotium, el “negocio” o “no-ocio” ha llegado incluso a integrar al
otium y al consumo como algo también
productivo y eminentemente económico.
Tiempo y dinero configuran así dos series numéricas
abstractas, paralelas y homólogas que conjuntamente pueden colonizar todo el
mundo de la vida y configurar una “institución total” que no deja ningún resto
o espacio-otro. Ya no se trata tan solo del ideal de “economía de mercado” del
liberalismo clásico, sino de una verdadera, entera y total “sociedad neoliberal
de mercado”. Pues ya nada queda por colonizar a esa poderosa equivalencia “time
is money” y sus dispositivos sincronizadores (Muntadas 2016). Por tanto un
continuo espacio-tiempo, que lo abarca todo, inscribe y hace visible bajo la
única forma que importa (la dineraria) en la totalidad de “lo real”.
Artículo de G. Mayos “Time is money, el hombre de nuestro tiempo” en A lanterna de diógenes: reflexões sobre o homem da pólis contemporânea, Dennys Garcia Xavier (Coord.); Moacir Henrique Júnior (Org.), Laboratório Americano de Estudos Constitucionais Comparado –LAECC. (Uberlândia, MG, Brasil), 2018, pp. 403-425. ISBN: 978-85-918728-5-5.
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