¿Somos seres humanos escindidos de nuestra sociedad? ¿Estamos condenados a una subjectivación de ese tipo, solipsista? ¿Hegel lo niega pero
hasta donde le conduce su negación? ¿Hasta qué punto Hegel se pliega al
capitalismo, como se plegó ante el Estado? ¿Ofrece Hegel herramientas para
criticar a la sociedad capitalista contemporánea? ¿Cuáles? ¿Merece la pena
recordarlas o recuperarlas?
Me pregunta el profesor peruano Miguel Ángel Nación Pantigoso: “Con respecto a lo que hemos estado hablando. A saber, la subjetividad como en proceso de realización dentro de la existencia. Una subjetividad que se realiza en el actuar. Me viene una inquietud. Mi pregunta es: ¿Desde la perspectiva hegeliana podemos considerar que la formación de la subjetividad es un evento político?”
Me pregunta el profesor peruano Miguel Ángel Nación Pantigoso: “Con respecto a lo que hemos estado hablando. A saber, la subjetividad como en proceso de realización dentro de la existencia. Una subjetividad que se realiza en el actuar. Me viene una inquietud. Mi pregunta es: ¿Desde la perspectiva hegeliana podemos considerar que la formación de la subjetividad es un evento político?”
Y yo contesto: Sí, devenir sujeto es un proceso
esencialmente social y político. No nos
constituimos en sujeto, en yo, en lo que queramos…, solos. Eso es una gran
verdad hegeliana que hemos asumido todos en la historia. Nos constituimos en
lucha y en diálogo, pero no solos. No hay una subjetividad dada, previa,
que nos es dada para que nosotros la embellezcamos con unos pequeños matices.
Es algo muchísimo más profundo y complejo, que algunos piensan más como lucha y
duro combate, y otros más como diálogo creativo.
En todo caso, tenemos que aprender a ser, buscando en el
fondo de nosotros. No en el solipsismo aislado, sino en interacción, que a
veces puede ser violento choque. Sin embargo en ambos casos es nuestra responsabilidad.
Al final somos nosotros mismos los responsables de nuestra historia ¡a pesar de
todos los crueles avatares que sin duda nos han acaecido!
A veces les digo a mis alumnos —cuando se quejan en
demasía— que al final cada uno es responsable de su vida. Quizá en la infancia
no; mucho puede ser culpa del padre, de la madre, de la sociedad... Pero llega
un momento en que tienes que hacerte cargo de eso y superarlo o claudicar bajo
ello, etc.
Hoy se ha introducido un neologismo que es la “extimidad”. Tiene que ver con la
sensación de intimidad que tenemos cuando usamos Internet o las redes sociales,
olvidando que en realidad allí cualquier acto se proyecta a mil millones de
sitios, miradas, replicadores, archivos, memorias humanas o mecánicas,
observadores... Internet es un nuevo tipo del panóptico planteado por Jeremy
Bentham y revalorizado por Michel Foucault.
Por eso, alguien que le envía a un amigo íntimo un
desnudo o una escena inconveniente, corre el riesgo que ese –incluso sin mala
intención- se lo envíe a otro y, a partir de allí, cualquiera lo puede ver,
copiar, reenviar, archivar… En síntesis, lo que parecía un acto de intimidad, ahora
debido a las tecnologías de la comunicación se exterioriza a un nivel
impensable hace poco. Lo que parece intimidad en realidad es público o puede
serlo; es “extimidad”.
Bueno pues, a pesar que aprecio las novedades y
facilidades que introduce Internet, diría que los humanos siempre hemos estado en situación de “extimidad” y que la
intimidad se construye desde fuera, en diálogo con y desde fuera. Porque el
hablar es ya exteriorización y “ex-posición” (literalmente: poner fuera). Por eso significativamente asociamos
“exponerse” a “arriesgarse”, a “correr un riesgo” o “exponerse” a un peligro.
Cuando decimos «me he expuesto», no decimos simplemente que hemos expresado
públicamente algo íntimo, sino también que –con ello- hemos corrido algún tipo
de riesgo.
Es inevitable. Vivir,
incluso construir la intimidad o la subjetividad, es exponerse, ponerse fuera, correr
riesgos… Ciertamente pueden ser muy diversos: desde hacer el ridículo, a
que te rechacen o ser condenado (a veces incluso judicialmente) por haber dicho
o hecho algo políticamente inaceptable. Hay que saber qué riesgos vale la pena
correr y por qué? Pero en todo caso es
inevitable arriesgarse a “ex–ponerse” y “ex-presarse”, pues sólo así nos construimos
y llegamos a saber quién somos. Eso también es dialéctica hegeliana,
tenemos que aceptar que ese mundo es “nuestro” mundo, que es también nosotros,
al menos de la forma en que lo hemos vivido.
Miguel Ángel Nación continua preguntado: “Teniendo en
cuenta que la subjetividad se construye en diálogo, o mejor, desde la exterioridad —porque el diálogo parece
ser una situación ideal de convivencia. Teniendo en cuenta, además, que la
categoría de reconocimiento ha planteado la formación de la subjetividad como
una exigencia de justicia, ¿De qué manera incluye esto una crítica al
capitalismo? ¿Qué tipo de emancipación podemos encontrar a partir de Hegel?”
Y continuo respondiendo: Como tenemos poco tiempo
intentare contestar muy rápidamente. Hay que avisar que Hegel vive en un capitalismo muy incipiente. Su sociedad era una
sociedad señorial tardía con algunos grupos de burguesía comercial, burocrática
y financiera. Tiene poco conocimiento del capitalismo industrial. Del financiero
y comercial tiene más información y experiencia, pero no del industrial, ni del
gran capitalismo internacional que luego ha venido.
Ahora bien, Hegel era un pensador profundo y creo que, en
primer lugar, le molestaba la simpleza
del capitalismo. En el sentido que, muchas veces, el capitalismo minimiza la complejidad de la existencia humana. El
capitalismo ha centrado toda la problemática humana en productividad y economía.
Muy al contrario, Hegel es un pensador de la totalidad y de la vida
antropológicamente compleja que la humanidad ha ejercido en la historia.
Piensen ustedes que tesis como la muerte del arte o la muerte
incluso de la religión son hegelianas. Hegel
piensa que el arte, cuando no intenta expresar lo absoluto —y por tanto cuando se
aleja de la religión—, es un arte falso. El
arte actual -que es medido por los mercados y tiene sobre todo valor económico-
sería para Hegel un no arte, un antiarte. Y Hegel haría críticas similares
a la religión, la filosofía, el Estado (hoy también esclavo de lo económico),
la familia y muchas otras facetas humanas.
El
capitalismo solo valora y piensa una parte de lo humano, el homo economicus, el
homo faber, el homo laborans, el homo industrioso. Últimamente se ha añadido
(como otra cara de lo mismo) el homo consumista, el hedonista perpetuo y más
inmediato… En todo caso hay muchas realidades humanas que resultan cada vez más
impensables, por ejemplo la religión; pues la auténtica religión para el
capitalismo es el dinero, la producción y la acumulación. Entonces, lo
nouménico, lo religioso no puede ser pensado por el capitalismo; y si lo piensa,
lo hace en términos fenoménico-cuantitativos de “muchísimo dinero junto”. Otro
ejemplo de lo que no puede pensar en su especificidad el capitalismo es el
vínculo comunitario.
Para Hegel la
complejidad de niveles de lo humano no puede reducirse al mínimo común
denominador de lo económico (lo que Marx llamará “valor de cambio”), que es precisamente
lo que hace el capitalismo. Éste tiene tanto éxito porque alaga una
parte de lo humano, pero en cambio los otros aspectos también humanos, los
minimiza, los olvida, los obvia, ni se da cuenta que existen o les pone precio.
El capitalismo viene a decir: «¿A usted le gusta eso? Pues,
vale tanto, y tendrá que trabajar mucho para “tenerlo” o poder dedicarse a ello”.
En el capitalismo, no se contempla la
totalidad humana, solo una parte y se fuerza a reconducir aquella complejidad,
al mínimo común denominador economicista y productivista. El muy hegeliano
Herbert Marcuse, en El hombre
unidimensional introdujo críticas en tal dirección, pero creo que no agotó
la cuestión y que el viejo zorro Hegel todavía puede aportar importantes
argumentos en todo ello.
Esta es una crítica profunda. ¿Queremos vivir en un
parque temático donde todo es dinero y todo es mera “tematización inauténtica”
que se compra?; o ¿queremos vivir sinceramente lo humano en toda su diversidad?
Hegel apuesta por pensar lo humano como
un sistema macrofilosófico y totalizador donde todo lo digno de ser vivido y
pensado tiene su sitio: la familia y la sociedad civil; lo psicológico y
antropológico; el Estado y la política; la filosofía, la religión y el arte; la
naturaleza, todos los aspectos de la ciencia, la lógica, etc.
Creo que desde Hegel es clara esa crítica, aunque hoy en
día no está quizás todo lo explicitada que conviene. Porque incluso al
principal crítico del capitalismo -que es Marx-
se le podría acusar de haber aceptado una reducción de lo humano a lo económico-productivo,
a lo cual –incluso- reduce lo político. Hegel
en cambio todavía tiene —como Spinoza— una perspectiva completa y “macro” de lo
humano.
Es indudable que el capitalismo ha tendido a hipervalorar
lo económico y la realidad productiva humana (que nadie niega que sea
importante), mientras que en cambio olvida o minimiza muchísimas posibilidades
de lo humano que nunca contempla. Además de la injusta distribución de la
riqueza y de la muy excesiva miseria, incluso los grandes capitalistas se han
convertido en pobres desgraciados, en ricos miserables y en “pobres niños ricos”.
Y, bueno, hay más críticas, pero me parece que ésta, como
mínimo, es de las importantes. Pues triunfar
en el capitalismo es triunfar en un aspecto mínimo de lo humano. ¿Vale la
pena triunfar en ese aspecto solo? Sin duda es importante trabajar, producir y
tener en cuenta la economía, pues en caso contrario la gente se muere de hambre
en este mundo tan cruel.
Ahora bien, cuando uno se ha ganado legítimamente su
sustento y –aún más- las sociedades son prósperas y productivas ¿no hay
bastante con eso para poder dedicarse a todo lo demás? ¿No hay otros aspectos,
necesidades y posibilidades humanas a explorar y satisfacer?
Yo creo sí
las hay, y que allí se abren muchos ámbitos que el capitalismo tendría que
aprender a atender de otras maneras y sin limitarse a ponerle precio a todo y de
ponerlo todo a la venta. Lo humano no debe estar en venta, es mucho más
complejo y tiene otra condición. Creo que Hegel puede enseñar muchas cosas
al respecto.
No comments:
Post a Comment