¿Es el sujeto un proceso en devenir y no una substancia o esencia? ¿Somos o nos vamos haciendo? ¿Nos hacen los otros?¿Por qué el existir humano es tan conflictivo y terrible? ¿La subjetividad según
Hegel se construye y “desconstruye” –en el sentido de Derrida- dentro del proceso
social e histórico? ¿Cómo piensa Hegel el vivir humano? ¿Vivir es dialéctico? ¿Cómo piensa la modernidad el arte de vivir? ¿Es muy diferente de la antigua filosofía como forma de vida (Pierre Hadot)?
Me pregunta el profesor peruano Miguel Ángel Nación Pantigoso: “Usted ha señalado algo que es transversal, no solamente en la obra de Hegel. Es el tema de la formación social. Finalmente si existe una conciencia es una conciencia en construcción social que se da dentro de un proceso social, y la conciencia pierde su aspecto trascendental y entra a la historia y se construye en la historia. Esto me parece que es un aporte muy significativo en el tratamiento de la subjetividad. Usted ha tratado la historia de la subjetividad, es una de sus líneas de investigación. Quisiera saber ¿Cuál cree que es la implicancia que tiene la perspectiva hegeliana dentro del abordaje de la subjetividad?, ¿cuál cree que es el impacto que ha producido la perspectiva hegeliana para el abordaje de la subjetividad?”
Me pregunta el profesor peruano Miguel Ángel Nación Pantigoso: “Usted ha señalado algo que es transversal, no solamente en la obra de Hegel. Es el tema de la formación social. Finalmente si existe una conciencia es una conciencia en construcción social que se da dentro de un proceso social, y la conciencia pierde su aspecto trascendental y entra a la historia y se construye en la historia. Esto me parece que es un aporte muy significativo en el tratamiento de la subjetividad. Usted ha tratado la historia de la subjetividad, es una de sus líneas de investigación. Quisiera saber ¿Cuál cree que es la implicancia que tiene la perspectiva hegeliana dentro del abordaje de la subjetividad?, ¿cuál cree que es el impacto que ha producido la perspectiva hegeliana para el abordaje de la subjetividad?”
Y yo contesto: Tiene una importancia enorme. La
influencia de Hegel para el actual
abordaje de la subjetividad y del reconocimiento es enorme. Kant es quizá el filósofo más
importante de todos los tiempos, pero Hegel
es el pensador que permite ver cómo nos vamos construyendo o desconstruyendo.
Recordemos que la “desconstrucción” derridaniana parte de Heidegger y Hegel. La humanidad se está construyendo
y desconstruyendo contínuamente bajo diferentes figuras de la conciencia,
diferentes formas de subjetividad, diferentes cosmovisiones, etc. Y cómo éstas
tienen una relación entre sí, Hegel las piensa como un desarrollo dialéctico.
Creo que aquí Hegel introduce una novedad histórico-filosófica
clave. Y allí La fenomenología del espíritu se convierte en uno de los cuatro
o cinco grandes libros de la historia de la filosofía que todos debemos leer. La fenomenología es un libro que nos muestra cómo una conciencia no educada e
inmediata va desarrollándose y construyéndose a base de chocar con lo otro de
sí y consigo misma (es decir sus aspiraciones y proyecciones de lo otro de sí y
de sí misma). Además, cada vez define mundos que en muchos casos son históricamente
concretos, situables y describibles como realidades objetivas y -a la vez- como
interiorizaciones subjetivas.
Las primeras figuras de La fenomenología son figuras gnoseológicas, epistemológicas y que
encontraremos universalmente en cualquiera. Vienen a ser algo así como figuras clave
de la evolución filogenética de la humanidad, que todos rehacemos en nuestra
infancia y donde nos constituimos casi por igual. Pero a partir de la dialéctica del amo y del esclavo, se
vuelven figuras de conciencia colectiva con un valor histórico-cultural:
escepticismo, conciencia desventurada, etc. Así reconocemos la ilustración, la
polis griega, el debate del helenismo, etc.
En el apartado “Religión” sucede igual, pues hay una
historia de las figuras de las conciencias religiosas. Para Hegel, la religión es clave para la subjetivización humana; por
eso -con el arte y la filosofía- forma parte del “espíritu absoluto”.
Tenemos allí prácticamente una selección de los grandes modos en que la
humanidad se ha construido, se ha subjetivado e individualizado.
Sin embargo, Hegel no lo agota, pues de 1807 al 2014 han
pasado más de doscientos años, doscientos años “locos”, de evolución y novedades
increíbles. Incluyen guerras mundiales y “guerras frías”, siempre bajo la
amenaza o la realidad de bombas atómicas, genocidios, gulags y limpiezas
étnicas. Se ha producido independencias, descolonizaciones y nuevos tipos de
imperialismos.
Se han sucedido –como mínimo- tres o cuatro importantes revoluciones
tecnológicas (la última quizás postindustrial) y –evidentemente- Hegel no llegó
ni a vivir plenamente la primera revolución industrial (y por tanto no pudo
pensarla). No puede pues Hegel prever el
impacto subjetivizador de las nuevas tecnologías, la sociedad del espectáculo, las
masas e ideologías, el exacerbado consumo, etc., etc., etc.
A pesar de ello, yo diría que a las figuras clásicas de
la consciencia, Hegel las elabora muy bien y no sólo en La fenomenología. Pues también podemos encontrarlas en las Lecciones sobre la historia de la filosofía,Las lecciones sobre filosofía de la historia universal, en sus clases yapuntes de religión, en su Filosofía delderecho o incluso en la Ciencia de laLógica. No sé quién dijo que la ciencia de la lógica es también una
historia de la filosofía esotérica, aunque sin citas explícitas. Por eso
cualquier conocedor de la historia de la filosofía sabe que la hegeliana “lógica
del ser” es en gran medida la filosofía griega del ser o que con la “lógica del
fenómeno” entramos en la modernidad, etc.
En toda su obra, aunque sea de forma más recóndita, Hegel está mostrándonos ese hecho tan
importante y decisivo: el ser no es plenamente, hasta que sabe que es y conoce
lo que es. Solo cuando sabes lo que eres, pues realmente eres lo que sabes
que eres. Porque hasta ese momento eras en potencia, en sí o, incluso, alienadamente.
Como luego Nietzsche, Hegel reflexiona mucho y bien a partir
del dictum griego «atrévete a ser el
que eres».
Nietzsche, otro autor importantísimo, lo aceptará como
leitmotiv de su pensamiento porque no se es plenamente, si no se tiene el valor
de mirarse a los ojos y descubrir exactamente
lo que se es, aceptar lo que se es y vivirlo con todas sus consecuencias.
Yo creo que actualmente —y en eso somos todos hegelianos
y nietzscheanos— el reto más importante que tenemos es ese: atrevernos a ser lo que somos, mirarnos a
los ojos y reconocernos, reconstruirnos, construir una identidad y una
subjetividad a partir de lo que somos. Evidentemente, si lo hacemos en el
vacío o sobre las imágenes de Hollywood, es alienación pura y dura.
Pero incluso bajo las alienaciones contemporáneas, vivimos
bajo un cambio histórico radical. Pues en
la historia de la humanidad, casi siempre a la gente se le dijo lo que tenía
que ser y lo adecuado era ser lo que te habían dicho que tenías que ser. En
el fondo los maravillosos héroes griegos
lo eran porque conseguían ser en grado de excelencia y perfección, lo que se
les había dicho que eran, lo que “su destino” dictaminaba.
Tales figuras clásicas del pensamiento hoy han cambiado, por
eso hoy es más difícil: ser. Ortega y
Gasset ya decía agudamente que la existencia y nuestro ser se han vuelto
tarea y “quehacer” para nosotros. Es decir, tenemos que hacer tarea de nuestro ser, somos “homo faber”, “laborans”,
“artesanos” o “artistas creadores” de nosotros mismos. Pero como podemos
ver, hay diferentes niveles y grados en esas posibilidades. Incluso me atrevería
a decir que la postmodernidad ha
dado un paso más para que nosotros pasemos a ser opus/creación de nosotros
mismos y ya no de Dios o incluso de la sociedad.
En todo caso, ya no podemos dar por supuesto nuestro ser.
No podemos decir: yo soy lo que soy, lo
que me dicen que soy y ya está. No. Al contrario, eres un proyecto de ser, algo lanzado allí que necesitas reconocer, desarrollar,
constituir, crear… tomando terribles decisiones sobre lo que aceptas o no.
Y eso es lo que hoy consideramos que da grandeza, creatividad, subjetividad, genio,
expresividad, autenticidad, libertad, individualidad… Y sin duda es de una
dificultad enorme, pues presupone decisiones continuas sobre lo que se te pide,
lo que se te exige, lo que tú crees que eres, lo que probablemente eres (¡no
siempre es lo mismo!), lo que sientes que debes, lo que desearías ser, lo que sabes
que no puedes ser porque no va contigo, etc.
Ello supone -y en eso Hegel también era muy duro- asumir que no tienes guía para ser ni
construirte como sujeto; pero a la vez que mucho de lo que deseas, no te será
dado y es puro espejismo. Por tanto eres como un explorador perdido en el
desierto infinito (que Jorge Luis Borges decía
que era el peor laberinto pues no había ni tan siquiera paredes), donde nada te indica el camino; ¡pero no
por ello han desaparecido los límites e imposibilidades!
Es decir: hoy ser o querer ser es una lucha constante,
infinita, sin guías y con límites invisibles. Por eso ser y el sujeto se han
convertido hoy en una tarea quijotesca:
literalmente pues cuesta ver la diferencia entre el ideal que has leído, la pura
utopía y la cruda realidad. Estamos
prisioneros de la paradoja del Quijote: cuanto más se equivoca, más genial y valioso
es; mientras que cuando claudica (deviene hombre realista, diría Fichte) pierde
toda fuerza y gracia.
En fin, ¡no podemos ser Quijotes todos! Pero la creatividad
continua que exige la sociedad del conocimiento y, aún más, en su vertiente
artística, filosófica, literaria y humanista… todos tenemos que ser Quijote y extraer así una creatividad que nadie
más puede dar. Todos estamos condenados, pues, a ser Quijotes en alguna
cosa y de alguna manera. Y todo eso hace muy difícil la existencia.
Eso también convierte a Hegel en pensador clave, central,
germinal... Y repito, La fenomenología
es un libro imprescindible. Somos hegelianos en ese aspecto, como en otros
aspectos somos kantianos. Cada pequeño átomo que nos da valor de subjetividad
particular, personal, sinceridad, autenticidad, expresividad del propio ser…; cada
pequeño átomo que ganamos de eso, –por
contrapartida- también nos hace dificilísima la tarea del vivir.
Antes la
tarea del vivir era fácil ¡si podías sobrevivir! Hoy con simplemente sobrevivir,
no tenemos ya nada, no nos sirve para nada. La tarea del vivir se ha hecho complicadísima,
complicadísima. ¡Somos hegelianos y modernos!
crec que l'ésser humà no és doble i per tant no podem desdoblar-nos i contemplar-nos com si fóssim un altre... no tenim cap més remei que veure'ns des la la nostra "subjectivitat"(valgui la redundància)... no podem ser "objectius"... ja que no podem utilitzar una altra ment... Aquest discurs d'observar-nos a nosaltres mateixos com si poguéssim fer-ho des d'una altra persona crec que és pura dialèctica...
ReplyDeleteSuposo que la humanitat té una tendència esquizofrènica. No podem sortir de nosaltres mateixos, però contínuament ho intentem i cerquem una visió objectiva, des de fora de nosaltres. Intentem mirar-nos com creiem que els altres ens miren. Hegel ho explica molt bé.
ReplyDeletei... després de Hegel... no es contemplen més aportacions sobre el tema... ???
ReplyDeleteCada vegada més es va constatant que el sistema neurològic humà no té una unitat i centralitat completa. La sensació o consciència d'unitat és un epifenomen del funcionament de molts subsistemes neurològics coordinats (Incògnit d'Engelmann). Per tant sembla que la sensació de poder veure'ns des de fora és també un epifenomen que no es correspon a la realitat del que pot fer el sistema neurològic humà. No sé si m'he explicat?!
ReplyDeletei això implicaria el fet de que poguéssim estar amb desacord amb nosaltres mateixos... o el que ens descobríssim a nosaltres mateixos com a un ser desconegut fins al moment... ???
ReplyDeleteExactament són possibilitats, però el cervell actua per a maquillar-ho per tal de -després- fer-ho tot coherent i tranquil·litzador. Però de tant en tant se li passa percepcions disperses que trenquen l'esquema.
ReplyDeletesostres...!!! crec que no ho he experimentat mai... (tan segur que estava jo de mi mateix i ara no sé quin "jo" és el que n'està segur... i quin pot convèncer a l'altre... (en cas de desacord...)
ReplyDeleteSi la hipòtesi és certa, el cervell actua per a minimitzar sensacions com aquestes i oferir-nos una constant (i falsa!!!) impressió de coherència i unicitat.
ReplyDeletePer tant és normal que ni tu ni ningú (excepte casos puntuals) se n'adonin
ReplyDeleteA Thinking, Fast and Slow (2011), David Kahneman econsidera que el Sistema fast "opera automàticament i ràpida, amb poc o cap esforç i sense sentit del control voluntari". Mentre que el Sistema slow posa atenció a activitats mentals que demanen esforç i i dóna experiència subjectiva d'agència, elecció i concentració.
ReplyDeleteLa relació entre els dos sistemes sembla ser que l'slow conscient i reflexiu està adaptat a justificar i millorar lentament el funcionament i adaptació a noves circumstàncies del sistema fast. Aixo suposa superar (inclús amagant-les) moltes de les deficiències del sistema fast.
Quin entrellat més interessant... sempre havia pensat que estava sol amb mi i tenia una certa crisi de soledat... però vist això em sembla que me'n vaig a comprar dinar per a tots... i farem un dinar de germanor...
ReplyDeleteara... (bromes a part...) haig d'admetre que el fet de saber tot això, sí que d'alguna manera em canvia la sensació que crec tenir de mi mateix... i d'aquesta manera poder "viure amb un forat al sostre" com deia el Ramón Gómez de la Serna per anar una mica més enllà...
ReplyDeleteNo sé a on es podria encabir la poesia... o hi pot haver una poesia fast i una poesia slow ... ??? o fins i tot una slow-fast... ???
Com ja va dir algun filòsof, tots som multitud!!!!!! i sovint no massa ben avinguda ;-)
ReplyDeleteBona pregunta!!!!! Suposo que la bona poesia filosòfica visual... ha d'aconseguir implicar el dos sistemes fast i slow però sense que l'un bloquegi massa l'altre, sinó que més aviat ee potenciïn mútuament, s'obliguin a continuar funcionant, pensant, neguitejant-se...
ReplyDeleteCrec que molts dels teus poemes en són bons exemples
això és un regal per les meves orelles... però crec que pot perjudicar "bulímicament" al meu "ego" que balla entre entre el Slow el Fast i el "no res"... (sense descartar l'infinit...) (com dirien els italians: un pasticcio...)
ReplyDeleteSEmbla que el fast té un origen evolutiu més antic i manté la prioritat. L'slow és més modern i -quan es tracta de supervivència o quelcom molt bàsic- va a remolc. Jonathan Haidt compara el primer amb un enorme elefant i el segon amb el minúscul conductor que té al damunt. Però no oblidem que tot sovint el conductor és que porta les regnes.
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