Recordemos brevemente que el modelo revolucionario hegemónico fue durante décadas el bolchevique de Octubre del 2017. Era un movimiento político militar que aspiraba a la toma directa e inevitablemente violenta de los centros vitales del poder estatal: gobierno, ministerios, cuarteles, medios de comunicación, centros logísticos, grandes fábricas, etc.
En cambio, el populismo de las políticas del desconcierto más bien utiliza estrategias no violentas, de conquistar el poder de forma indirecta, por ejemplo a través de controlar económicamente los medios, influir en el voto y conseguir lo que Antonio Gramsci llamaba una “hegemonía cultural” o un nuevo “sentido común”.