Jul 1, 2023

FILOSOFÍA Y UNIVERSIDAD: UTOPÍAS NECESARIAS Y METAS IMPOSIBLES

 

El  término  ‘utopía’  tiene —al  menos —un  doble  sentido  que  lo  hace  muy interesante  para  analizar  de  forma  realista  muchos  procesos  humanos[1]. Por  una  parte, ‘eutopía’ es el necesario ideal a perseguir, es lo que impulsa la acciónhumana y, sin lo cual, esta pierde el sentido y carece de dirección. Pero por otra parte, ‘utopía’ es también una meta imposible, que no tiene ningún lugar o existencia real. Precisamente por eso Thomas More (1478–1535)  llamó  Utopía  a  una  isla  ficticia,  pero  que  merecía  existir  y  cuyo  relato imaginado en cierta medida le daba una sorprendente realidadsuperior, simbólica, mítica y civilizatoria.

 

Partiendo de esa fructífera dualidad de significados, podemos preguntarnos: ¿En cual sentido son hoy utopía tanto la filosofía como la universidad? ¿En qué medida continúan siendo un ideal a realizar, a perseguir, a profundizar, a desarrollar y que no podemos de ninguna  manera  abandonar?  Pero  también  ¿hasta  qué  punto  se  nos  manifiestan amenazadoramente cada vez más como meta imposible y como una aspiración muy legítima pero sistemáticamente frustrada por la realidad?

Pues no olvidemos que la filosofia ha intentado cumplir durante siglos el sueño de conducir la humanidad definitivamente del mito al logos. Se trataba de superar el relato mitológico a través de argumentos más objetivos, rigurosos, críticos y racionales. En medio del  entusiasmo  racionalista,  se  menospreciaba  el  mito  caliente,  seductor,  metafórico, antropomórfico, ambivalente, multidiversificado y con grandes capacidades para cohesionar el  grupo.  Muy  al  contrario,  se  valoraba  sobre  todo  el  logos  fríamente  analítico  y rigurosamente argumentativo, que evita las falacias lógicas y distingue cuidadosamente los diversos registros ontológicos, epistemológicos, axiológicos, gnoseológicos, etc., y que —además —busca  ceñirse  a  relaciones  causales,  cuantificándolas  y demostrándolas experimentalmente.

Como vemos, mito y logos son dos tipos de discursos muy diferenciados, con características opuestas y que —como el agua y el aceite —no pueden mezclarse. De hecho, el programa de la Ilustración complementaba la racionalización filosófico-metafísica del mundo con su desencantamiento y total desacralización tecnocientífica. Ahora bien, como denunciaron  Max  Horkheimer  y  Theodor  Adorno,  en  un  momento  en  que  estaban traumatizados  por  las  catástrofes  y  los  holocaustos  de  entre  guerras,  trágicamente  los proyectos racionalistas, ilustrados y panlógicos recaían en el mito y amenazaban algunos de los aspectos más liberadores del propio proyecto ilustrado.

Dicen  en Dialektik  der  Aufklärung que  cuando  se  convierte  en  “pensamiento triunfante” la filosofía ilustrada


abandona voluntariamente su elemento crítico y se convierte en mero instrumento al servicio de lo existente, [...Así lo], que en el siglo XVIII, desafiando la quema de libros y hombres, había infundido a la infamia un terror mortal, se puso ya bajo Napoleón de su parte. [...Entonces] La metamorfosis de la crítica filosófica en afirmación afecta también al contenido teórico: su verdad se volatiliza [...] Si la Ilustración no asume en sí misma la reflexión sobre este momento regresivo, firma su propia condena. En la medida en que deja a sus enemigos la reflexión sobre el momento  destructivo  del  progreso,  el  pensamiento  ciegamente  pragmatizado pierde su carácter superador, y por tanto también su relación con la verdad.[2]

Respecto a la universidad hay que recordar que, en la Edad Media, ‘universitas’ designaba al ‘universo’, a la ‘comunidad’, a la unidad o al conjunto de los dedicados a la vida teorética, a los pocos que centraban su propia vida en la reflexión y el conocimiento. Pues, a pesar de que la vida de estudio siempre ha sido muy austera, estaba entonces limitada a unos pocos privilegiados y excluía amplios colectivos como las mujeres o los que no tuvieron ninguna opción para aculturizarse[3].

Como veremos, luego la vida universitaria se ha ído extendiendo a más grupos sociales  pero,  incluso  así,  es  un  ideal  que  desgraciadamente  ha  recaído  fácilmente  en escolástica. Es decir: la escuela o comunidad de los que quieren conocer recayó en un gremio con jerarquías extraintelectuales, con dogmas y servidumbre espiritual, con barreras de entrada y privilegios económico-sociales, etcétera. Fácilmente el universo abierto de los estudiosos  se  escindió  en  poliversos  dogmáticos  incomunicados  entre  si,  en  múltiples escolásticas  enfrentadas. Además,  como  ha  resaltado  Castro-Gómez  muchas  veces  las universidades occidentales han reproducido dogmáticamente la “hybris del punto cero” aplicando el modelo epistémico colonial que subordina a la vez “el ser”, “el poder” y “el saber”[4].



[1] MAYOS, Gonçal. Possibilitat del pensar utòpic. In: La Utopia. Barcelona: La Busca Edicions, 1999, p. 47-64.
[2] HORKHEIMER, Max; ADORNO, Theodor W. Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos filosóficos. Madrid: Trotta, 1998: 52s.
[3] DE LIBERA, Alain. Pensar en la Edad Media. Barcelona: Anthropos Editorial, 2000.
[4] CASTRO-GÓMEZ,  Santiago. La  hybris  del  punto  cero:  ciencia,  raza  e  ilustración  en  la  Nueva  Granada (1750-1816). Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2005.


A partir del artículo de MAYOS SOLSONA, G. sobre ‘A filosofia e a universidade como utopia: Passado e presente diante da ’Inteligência artificial’. Revista de Ciências do Estado, Belo Horizonte, v. 8, n. 1, p. 1–16, 2023. DOI: 10.35699/2525-8036.2023.46696. Disponível em:  https://periodicos.ufmg.br/index.php/revice/article/view/e46696  Acesso em: 1 jul. 2023. 

Véanse los posts: - Filosofía y universidad como utopías,  - FILOSOFÍA Y UNIVERSIDAD: UTOPÍAS NECESARIAS Y METAS IMPOSIBLES, - AL SERVICIO DE LA RELICIÓN, DEL ESTADO Y DE LA GOBERNANZA COLECTIVA E INDIVIDUAL, - FILOSOFÍA Y UNIVERSIDADES COMO MERCADO Y CAPITAL HUMANO, - CULTURA BAJO INTELIGENCIA ARTIFICIAL





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