Feb 22, 2025

FRONTERAS ¿MUROS O ARENAS MOVEDIZAS?

 

Muros fronterizos y existenciales

Se nos dice que todas las sociedades tienen muros y fronteras. Que no les puede faltar algún tipo de muro fronterizo, de límite, de ‘non plus ultra’, de ‘entrada vigilada’, de ‘dirección prohibida’, tanto para salir y ser diferente como para entrar e incluirse. En unos casos son muros físicos, materiales, altísimos, fortísimos, con policías y vigilantes armados dispuestos a todo. En otros casos pueden ser límites más imaginarios, simbólicos, culturales e inscritos profunda e inconscientemente en las mentalidades, en las subjetivaciones y en los hábitos sociales de la gente.

Evidentemente en la mayoría de los casos son fronteras híbridas -como se dice hoy- que suman todo ello y basan su poder coercionador en violencias físicas, pero también mentales, interiorizadas y convertidas en hábitos colectivos prejuiciosos. Seguramente cuando las fronteras son mixtas devienen máximamente poderosas, filtrantes, persistentes, coaccionadoras y difíciles de eliminar o superar.

Evidentemente los cada vez más altos muros que separan y blindan la frontera entre Estados Unidos y México, entre Marruecos y España en Ceuta y Melilla, entre israelís y palestinos, etc., no son solamente físicos y militares sino también mentales, ideológicos, civilizacionales y de la consistencia de los prejuicios. Si solo fueran una sola cosa, sin duda serían mucho más fáciles de destruir y habrían sido mucho más difíciles de construir y -sobre todo- de que fueran aceptados los grandes despilfarros económicos y enormes costos humanos que comportan.


Es por esta convicción que no nos centraremos aquí en los ‘Muros de Berlín’ físicos y de hoy en día, sino en los muchos muros y fronteras de naturaleza más híbrida e inconsciente que hoy proliferan. Están ahí eficazmente aunque muchas veces no nos demos suficientemente cuenta de ellos, de lo profundamente que nos condicionan, de las complejas coerciones que llevan a cabo, de lo muchísimo que nos marcan y lo profundísimamente que se insertan en nuestras subjetivaciones e -incluso- nos hacen ser lo que somos y sufrir de la manera que padecemos.

La vida cotidiana de todo el mundo está llena de paredes que bloquean el paso, de puertas abiertas de par en par mientras que otras están sólidamente cerradas, de caminos de dirección única junto a callejones sin salida y de líneas rojas que es imposible cruzar, aunque a veces sean prácticamente invisibles. El movimiento e incluso el pensar o el imaginar están siempre muy condicionados, pues inapreciables desniveles nos impulsan a optar por ciertas direcciones, incluso inconscientemente, mientras que puede llegar a resultarnos imposible caminar en la dirección contraria.

El espacio no es nunca neutro, especialmente el espacio politizado, normativizado e ideologizado (Mayos, 2022). Barreras y límites vedados son una realidad social omnipresente, a veces abstracta y básicamente simbólica, y otras veces rotundamente física y con profundas consecuencias existenciales para la gente. Aquí analizaremos algunos de los sentidos más metafóricos, simbólicos, importantes y decisivos de las fronteras sociales.

 

De sociedades laberinto a sociedades de dunas

En muchos sentidos, hemos pasado de una sociedad y una era donde los 1) límites sociales estaban marcados por muros altos, sólidos e infranqueables como en los laberintos (Mayos 2018b). En ellas, muchas normas sociales, hábitos, costumbres, actitudes, comportamientos e incluso subjetivaciones funcionan como pasadizos entre dos paredes que obligan a los transeuntes a seguirlos y tan solo les dejan decidir en algunas bifurcaciones y dentro de dos o tres caminos alternativos. E incluso muchas opciones terminan siendo callejones sin salida que obligan a volverse sobre los propios pasos.

Insistimos: en las sociedades estructuradas como los laberintos, la más trivial libertad de elección es rara y suele limitarse a escoger entre unos pocos caminos alternativos. Son elecciones del tipo: o bien casarse con alguien que encaja dentro de los parámetros sociales fijados, o bien escoger alguna otra alternativa preestablecida: como por ejemplo el celibato, entrando en una orden religiosa o dedicarse a cuidar a los padres. Cualquier otra elección, suele comportar situarse peligrosamente al margen de los hábitos y costumbres sociales.

A pesar que no podemos ser ingénuos ni exagerar la presunta ‘mejora’, en la modernidad avanzada se ha tendido a suavizar ese estricto orden donde paredes y fronteras marcan territorios muy distintos. En las últimas décadas, se ha generalizado la tendencia contraria: modificar y complejizar las formas de límitar, separar y estructurar las sociedades; hasta el punto que las fronteras, ya no son tanto muros, como espacios áridos, desertizados y de difícil tránsito como si fueran dunas o arenas movedizas (Mayos, 2023). Entonces y en comparación con el modelo de laberinto, donde las opciones son bifurcaciones muy concretas, paredes bloqueadoras y puertas que solo se abren para algunas personas muy concretas; esas nuevas fronteras más flexibles y aparentemente menos rotundas pueden despertar esperanzas de mayor libertad.

Incluso podemos imaginar que harán olvidar los bloqueos y que llegarán a funcionar como puertas siempre abiertas y para todos. Es la imagen popular de revoluciones tipo ‘Octubre’, donde la gente imagina que rotos y caídos lo muros ninguna otra frontera o límite los sustituiría. Como en el famoso slogan del Mayo1968, se sueña que bajo los adoquines de las calles de París surgirían las idílicas playas (Mayos, 2013b). Y ¡entonces todo sería posible!


Pero esa visión utópica no parece haberse cumplido en la historia y, tras la caída de algunos muros, se han erigido otros quizás más sutiles però parecidamente terribles. Además que generan daños colaterales e inconvenientes imprevistos que convierten en ambíguas las mejoras y dudoso el progreso. Pues los grandes y áridos espacios abiertos o las nuevas fronteras flexibles también pueden ser muy coartadores e inclementes.

Aquí puede ser útil profundizar en nuestra metáfora de fronteras como dunas y arenas movedizas. Pues, ciertamente, las dunas pueden ser cruzadas, pero nuestros pasos se hunden pesadamente en ellas sin que apenas ofrezcan verdadero apoyo. También resulta fácil perderse en un cambiante mar de arena, es difícil encontrar allí los distantes oasis y en cualquier parte pueden haber unas invisibles arenas movedizas que nos traguen.

El modelo metafórico del laberinto nos permite pensar la coerción y represión que significaban la fronteras-muro tradicionales, pero el modelo metafórico de las fronteras-dunas o arenas movedizas, que parece proliferar hoy, tambié tienen sus inconvenientes, peligros y poder coercitivo. Por eso vale la pena avisar que -si lo analizamos con detalle- el paso de la sociedad-laberinto a la sociedad-mar-de-dunas también debe ser analizado profundamente, de forma crítica y sin ingenuidades.


Ver los posts a partir del artículo Fronteras ¿cómo muros? o ¿cómo dunas y arenas movedizas?’ de Gonçal Mayos (pp. 63-83) en Política internacional en flujos humanos y frontera flexibleCarlos Oliva y José Luis Aguilar (coords). Morro, J., Soro, K., Martín, M., Mayos, G., Arizmendi, P., Oliva, C., Becerra, G., Ortega, E., & Aguilar, J. L., 2025,  México: Zenodo (https://litoralesliterarios.org/index.php/litoral/index, pp. 8-165). https://doi.org/10.5281/zenodo.14895859 ISBN: 978-607-26-7961-0. https://isbnmexico.indautor.cerlalc.org/catalogo.php?mode=resultados_rapidos&palabra=Pol%EDtica+internacional+en+flujos+humanos+y+frontera+flexible 

Ver los posts: - FRONTERAS ¿MUROS O ARENAS MOVEDIZAS?, - PASO DEL LABERINTO A LA DUNA, - COERCIÓN EN SOCIEDAD LABERINTO O EXCEPCIÓN EN SOCIEDAD DUNA, - TURBOHUMANOS SON MIGRANTES HISTÓRICOS Y EXISTENCIALES. - KALLIFATIDES, ESCRITOR MIGRANTE Y RESILIENCIA, - NI-NI, HIKIMORI, FREETER, NEET, OTAKU..., - RESILIENCIA O CLAUDICACIÓN EMOTIVA 










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