La amenaza para la hegemonía divina -que era
indiscutida hasta la acción de Prometeo y de Eva- se amplía en el episodio de
la Torre de Babel. Este tiene una lectura teológico-política más clara ya que
remite a un gran movimiento colectivo de la humanidad, la cual se exhorta a sí
misma a construir “una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo”.
Ante
ese gesto humano, la reflexión divina es de preocupación pues teme que (Gén
11:1-9) "es sólo el comienzo de las obras humanas, y todo lo que [,en
adelante, los humanos] se propongan lo podrán conseguir".