Ridiculizan no solo ciertas pretensiosidades vanidosas, sino cualquier humilde y sincero querer saber un poco más. Así como antes algunos elevaban ‘divinas palabras’ para ensalzar ciertos valores, ahora los influencers se atreven a denigrar cualquier valor y solo ensalzan la incultura. ¡Viven felizmente en una sociedad de la incultura y les encanta repantingarse en ello!
Ahora bien, no cometeremos aquí el error de considerarlos simplemente necios, queremos buscar en las profundidades de las causas conscientes e inconscientes, de ciertos individuos y de toda una sociedad que puede ser llamada 'de la incultura'. Tenemos que entender hasta los últimos mecanismos psicológicos, sociológicos y seguramente políticos que les impulsa a jactarse así, orgullosamente, en público y buscando la máxima audiencia. Queremos ir más allá de los intereses evidentes de buscar la provocación, conseguir titulares fáciles, viralizar la polémica y aprovecharse de las reacciones iradas en contra.