Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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ht tp://orcid.org/0000-0001-9017-6816 : BOOKS , BOOK CHAPTERS , JOURNAL PUBLICATIONS, PRESS, Editor, Other translations, Philosophy Dicti...

Sep 13, 2025

CANTOS A LA INCULTURA, SU CAUSA Y SU EFECTOS EN LA DEMOCRACIA

 

¿Cómo es posible que influencers hagan proclamas orgullosas de su incultura? ¡De no haber leído un libro en la vida! ¡De menospreciar la ciencia y los científicos! ¡Se rien incluso no de alguna estupidez letrada -cosa que hemos hecho todos alguna vez- sino de toooooda la poesía, filosofía, arte, literatura y cualquier conocimiento científico!

Ridiculizan no solo ciertas pretensiosidades vanidosas, sino cualquier humilde y sincero querer saber un poco más. Así como antes algunos elevaban ‘divinas palabras’ para ensalzar ciertos valores, ahora los influencers se atreven a denigrar cualquier valor y solo ensalzan la incultura. ¡Viven felizmente en una sociedad de la incultura y les encanta repantingarse en ello! 

Ahora bien, no cometeremos aquí el error de considerarlos simplemente necios, queremos buscar en las profundidades de las causas conscientes e inconscientes, de ciertos individuos y de toda una sociedad que puede ser llamada 'de la incultura'. Tenemos que entender hasta los últimos mecanismos psicológicos, sociológicos y seguramente políticos que les impulsa a jactarse así, orgullosamente, en público y buscando la máxima audiencia. Queremos ir más allá de los intereses evidentes de buscar la provocación, conseguir titulares fáciles, viralizar la polémica y aprovecharse de las reacciones iradas en contra.

Hablé de sociedad de la incultura[1] el 2009 al constatar algunas sorprendentes paradojas en la famosa sociedad de la información. Pues, en lugar de brillar universalmente en ella el conocimiento, muchas veces descubrí que potenciaba la incultura. Vi pues eso que ahora constatamos con más fuerza que nunca: el canto más desacomplejado en favor de la ignorancia, la estupidez y la indiferencia. Desde entonces me ha preocupado mucho.

La paradoja es posible en primer lugar porque crecen mucho más las capacidades colectivas de la humanidad para generar información que las de los individuos particulares. Por mucho que nos hayamos formado, nuestras habilidades cerebrales personales están muy limitadas, al igual que el tiempo que les podemos dedicar. En cambio, es enorme la productividad cognitiva conjunta de los más de 8.000 millones de humanos en la Tierra, pues suma los aprendizajes e interacciones de todos con todos.

Cada persona tiene que dormir poco menos de una tercera parte de su tiempo y también necesita espacio para la diversión o relajar la mente. En cambio, la totalidad de la humanidad no descansa nunca y siempre hay unos cuantos miles de millones de personas trabajando y pensando árduamente. Esa desproporción se ha multiplicado además muchísimo con los recientes y ya muy poderosos avances en inteligencia artificial generativa.

Pero el concreto y limitado cerebro de quien les habla y de los amables lectores, permanece muy similar al primer Homo sapiens. Eso hace que, por mucha educación que tengamos, todos estamos colapsados, al borde del ataque de nervios y tentados de dejarlo todo frente a los descubrimientos y cosas interesantes que se van produciendo. ¡Además conjuntamente con las noticias, las boberías y la infinitas rectificaciones sobre cosas que creíamos saber y que ahora alguien ha determinado que no son así!  

Es por esa amenaza de colapso e incluso obsolescencia[2] que todos estamos más cerca de lo que podemos imaginar de la influencer de la sociedad de la incultura. Pues no debemos ver en ella sólo menosprecio gratuito, sino más bien colapso, frustración e impotencia. De acuerdo no parece sufrir por ello. Todos disimulamos muy bien las causas detrás de ciertas manifestaciones en parte realistas, provocativas y certeras, pero en parte también agobiadas, cínicas y desesperadas.

Veo detrás de los cantos influencers a la incultura la protesta que puedo entender que quien dice: ¡De qué vas! ¡Te atreves a examinarme o a juzgarme! ¡A creerte superior! Te diré que lo que tanto valoras en tí, ¡no está en absoluto tan valorado en la sociedad real! Te parece algo importante e incluso imprescindible pero ¡ya ves ni la tengo, ni la quiero, ni me importa lo más mínimo! ¡No leo y no pasa nada, incluso soy mucho más influencer que tu!

Detrás de las diatribas en contra de libros, lectura e ideas hay la creciente dificultad que nos dejen y podamos concentrarnos más allá de unos 10 minutos. Los turbohumanos hemos perdido la tranquilidad y la pausa necesarias para la lecturar y la reflexión. Por eso más que atacar los libros, pues inmediatamente se muestra orgullosa de unos de papel couché y excelentes fotos de tendencias, modas y alguna obra de arte, lo que se ataca son poesías, ensayos, novelas y reflexiones que exigen unos mínimos en la situación y en la formación disponibles para poder ser gozados.

Como cuando esa situación y formación idóneas no se dan son simplemente resultan inalcanzables para los turbohumanos, sean influencers o no. Entonces no ha de extrañar que la simple entrada en una librería medianamente provista provoque sensación de alteridad, de íntima incomprensión y de profundo desasosiego; pues tan sólo una mil millonésima de esas páginas ya son inalcanzables e incomprensibles. Por eso, más que rechazo profundizado lo que hay es angustía que busca obtener también una cierta coartada crítica, una justificación aunque sea cínica de que eso no lo sé ni me importa. Como hemos apuntado remite a una reivindicación de la propia autoestima que obliga a reaccionar: ¿pretenden avergonzarme? ¡No lo conseguiran! ¡Yo soy así y ellos son unos frikis!

Además, actualmente todo el mundo tenemos suficientemente cinismo para encontrar excusas más sutiles ¡y en parte ciertas! Como por ejemplo: también el mundo de los libros es un mercado más y forma parte de un tipo de consumo favorecido por prejuicios de prestigio y superioridad moral e intelectual. La cultura es también una industria y a menudo no tan glamourosa como las alfombras rojas de los festivales de cine y de las pasarelas, como la belleza corporal o el bodybuilding ¡qué iróricamente se llamaba 'culturismo'!

Puedo entender -pues- el enfado, la airada respuesta cínica y las causas nihilistas que he apuntado muy brevemente. Por otra parte, todos intuimos que la proliferación de esas actitudes no le hacen ningún bien a la sociedad. De hecho,  sus efectos sobre las democracias son demoledores, pues son actitudes que parten de la división entre la gente, y provoca menosprecio y más separación, aumenta la desconfianza y el desconcierto[3] sociales. Incluso va más allá de la muy perceptible desorientación política para reducir la capacidad de la sociedad para ‘concertarse’ como una orquesta para apuntar y obtener objetivos comunes.

Por eso cada vez más, la oposición e incomprensión real entre los distintos grupos y individuos es enorme. Por qué ahora la ignorancia -ya sea nacida de la impotencia o del menosprecio- es un valor que se ensalza, se aplaude, se corea y deviene extrañamente influencer. Toda la gente lo vé, poco importa si le gusta más o menos, si ridiculiza o menosprecio lo poco que uno ha llegado a aprender, tiene que sufrirlo como un ‘signo de los tiempos’, llevarlo con fair play y comerse cualquier frustración o agresividad.

Aquí creo que hay que evitar errores habituales como imputar lo que es un hecho muy extendido e incluso intergeneracionalmente en la sociedad de la incultura com el tópico de la crisis de valores en los jóvenes. Puede que se haya hecho más viral con alguna joven pero en cualquier barra de bar o red virtual se puede escuchar lo mismo o algo aún más loco.

E insistimos la causa principal no es ninguna necedad, como tampoco lo es el agobio legítimo y el peligrosísimo burn out que surgen ante tantas exigencias sociales, laborales, etc. Para sumarle además la impertinencia de alguien que considera que deberías saber necesarimente lo que él sabe, aunque quizás él no tenga ni idea de muchas cosas que tu sabes muy bien. Eso me parece comprensible en los jóvenes que -en un momento en el que ¡sobre todo se quiere vivir!- están siendo bombardeados contínuamente por padres, madres, profesores, maestros, empleadores, jefes... para que aprendan aceleradamente todo lo que ellos consideran que deben saber ¡aunque ellos propiamente no tienen un conocimiento cabal!

Creo que más que crisis de valores en los jóvenes, lo que hay es un cambio acelerado de valores en el conjunto de la sociedad. Si bien es cierto que se exigen prioritariamente y de manera más imperiosa a los jóvenes. Debido al cambio social, los turbohumanos actuales[4] ya no pueden (o sienten que no pueden) creer demasiado con los valores tradicionales. Pues hoy la realidad se basa en otros valores muy distintos. Y eso lo perciben mucho mejor los jóvenes que no los adultos. Pero no es cierto que los jóvenes no quieren ni buscan valores, al contrario los buscan desesperadamente para poder orientarse en una sociedad y una vida cada vez más complejas.

Y eso se puede comprobar porque cuando los jóvenes creen haber encontrado sus valores, los siguen muy entusiasta y valientemente provocando incluso cierto pavor en la gente mayor y ‘de orden’, la cual muy probablemente hizo algo parecido en su adolescencia. 



[1] The Ignorance Society / La sociedad de la ignorancia / La societat de la ignorància, A. Brey, D. Innerarity and G. Mayos, INFONOMIA 2009.ee download: www.theignorancesociety.com (englishcatalan, and spanish).

[3] ‘Políticas del desconcierto’ y redefinición democrática. Una síntesis macrofilosófica” de G. Mayos (pp. 156-162) en La ciudadanía y lo político. Ciudadanía y crisis de la democracia liberal en un mundo en transformaciónJoan  Lara Amat (ed.), Lima: Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y Universidad Nacional Mayor San Marcos (UNMSM), 2020. - SENTIDOS DE 'POLÍTICAS DEL DESCONCIERTO', - LUCHAS Y ANTAGONIZACIÓN EN LAS 'POLÍTICAS DEL DESCONCIERTO', - CAUSAS DE LAS 'POLÍTICAS DEL DESCONCIERTO' Y POPULISMOS DE IZQUIERDA Y DERECHA, - POPULISMOS DE 'IZQUIERDAS' Y 'DERECHAS': INTERRELACIÓN, - Video: Populismo, revolución y democracias radical o iliberal

[4] Turbohumanos de Gonçal Mayos, © 2023, Red ediciones S.L. - TURBOHUMANOS: reseñas, podcast, vídeos



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