La turbohumanidad, que tan temerosa se siente hoy de la inteligencia artificial, es nieta de una inteligencia y de un robo a la vez divinos y artificiales. En el diálogo Protágoras de Platón se narra como Prometeo salva a la humanidad de la extinción, dándole el fuego y la sabiduría técnica que ha robado a los dioses. Por ello –según el duro relato de Esquilo- Prometeo recibirá el eterno y torturante castigo de Zeus.
Pues bien todo ello proviene del gesto prometeico que otorgó a la humanidad poderosísimos dones divinos y artificiales. Por tanto no es extraño que los humanos los usen para autocrearse a sí mismos de forma a la vez artificial y divina, en un largo pero imparable proceso técnico. Con él cambian su entorno, humanizan el mundo, urbanizan la naturaleza, transforman el propio destino humano y, así, darán lugar finalmente a una nueva era: el Antroposceno.
De esta forma la naturaleza humana ha devenido radicalmente prometeica, pues rompe con el mero reino animal y se convierte en su señor (como también refleja el Génesis bíblico). Ahora bien ese prometeismo humano tiene un componente también cainítico y peligroso pues, con su poder divino y alejado de la naturaleza mortal, el fuego y la técnica robados abren un proceso artificial que -en su avance imparable- puede terminar dejando atrás a lo humano y a los valores humanistas.
Por todo ello, el hombre de nuestro tiempo turboglobalizado va descubriendo que el antropocentrismo y el antropomorfismo no son absolutos ni eternos, pues pueden ser sustituidos por el tecnocentrismo y el tecnomorfismo ¡que ya estaban en el inicio de la intervención prometeica!
Significativamente uno de los líderes de la nueva generación del realismo especulativo y del aceleracionismo, Quentin Meillassoux (2006) dedica mucha atención a pensar lo que llama el “Dios virtual” en su Après la finitude. Essai sur la necessité de la contingence. Por el contrario el filósofo de la generación anterior que más fondo, larga y prolijamente ha pensado el gesto prometeico -Bernard Stiegler (2018)- “pasa al acto” suicidándose en agosto del 2020. Vemos en esa contraposición un signo generacional de nuestro tiempo que merece ser reflexionado.
Por eso mismo, fácilmente pueden desarrollarse “artificialmente” e incluso fuera del hombre, engendrando una tecnológica que –en el fondo- siempre ha sido autónoma y por tanto ha obligado a la humanidad a reflexionarla y reapropiársela continuamente. Y con ello generaba un feedback que cambiaba a la propia humanidad. No nos debe extrañar por tanto, que el don de Prometeo pueda terminar desarrollándose independientemente de la humanidad y sin que ésta pueda gobernarlo ni –quizás incluso- comprenderlo totalmente.
Ciertamente es una hipótesis inquietante que, no obstante, podemos ver que ya estaba contenida premonitoriamente en los grandes mitos constituyentes de Occidente, ya sea el prometeico griego o el Génesis judaico. En ambas culturas antiguas la técnica fue siempre vista con gran desconfianza, como argucias o astucias “artificiales” que peligrosamente violentaban el orden natural de las cosas.
A partir del artículo “La ‘ignorancia prometeica” frente a la revolución de la inteligencia artificial” de Gonçal Mayos (pp. 687-704) en Direito Digital e Inteligência Artificial: Diálogos Entre Brasil e Europa, A. Barreto Menezes Cordeiro ... [et al.]; coordenado por Felipe Braga Netto ... [et al.]. - Indaiatuba, SP: Editora Foco (https://editorafoco.com.br), 2021, 1.126p. ISBN: 978-65-5515-253-1, CDD (Direito digital) 340.0285. CDU (Direito digital) 34:004.
Ver los posts: PODER Y RESPONSABILIDAD EN EL ANTROPOSCENO, - ACELERACIONISMO, TURBOHUMANOS Y PROMETEISMO, - DEL ANTROPO AL TECNOCENTRISMO, - CONDICIÓN HUMANA DIVINA Y ARTIFICIAL, - SALTO CUÁNTICO A UNA INTELIGENCIA POSTHUMANA, - IGNORANCIA PROMETEICA E INTELIGENCIA RUPTURISTA, - IMAGINAR LA 'IGNORANCIA PROMETEICA', - PATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN BAJO IGNORANCIA PROMETEICA
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