Feb 24, 2021

SALTO CUÁNTICO A UNA INTELIGENCIA POSTHUMANA

 

Intentemos pensar e investigar ahora la idea inquietante de que la sabiduría técnica pueda radicarse y continuar evolucionando fuera del receptáculo de carbono que son los humanos. 

Como apuntó Stiegler (2016) ello es una característica eterna de la tecnología, pues siempre se exterioriza y objetiva en creaciones materiales (por ejemplo: hachas de piedra) que –por eso mismo- la humanidad está obligada a reapropiársela cognitivamente (como certificando que efectivamente lo técnico no formaba parte “natural” de la condición humana).

Por eso hay algo muy prometeico y ancestral, en la posibilidad de que pronto sea posible una inteligencia artificial autonomizada de la biología del carbono y que esté radicada –por ejemplo- en hardwares de silicio mucho más fiables e higiénicos. Pero aún más radical, impensable y posthumano que el salto cualitativo del carbono al silicio, lo representaría el salto cognitivo cuántico que puede resultar del proceso de complejización de los algoritmos de inteligencia artificial.

¿Pueden superar (Mayos, 2020: 73ss) a las mentes humanas más brillantes como hace Dupin respecto del intendente y del ministro en “La carta robada”? ¿Pueden introducirnos (Mayos y Brey, 2011) en una “sociedad de la ignorancia” muy difíciles de gestionar? ¿Pueden comportar (Mayos, 2010) paradigmas o cosmovisiones tan inconmensurables como las de Rashomon de Kurosawa? ¿Pueden ridiculizar (Mayos, 2020: 76ss) a todos los inúmeros esfuerzos de Powell en La noche del cazador? ¿Pueden comportar (Mayos, 2016) la obsolescencia, el burn out y otras patologías sociales de los turbohumanos?

¡Sin duda! E incluso es posible que den lugar no tan sólo a una superioridad cognitiva meramente “cuantitativa” sino también “cualitativa”, es decir: pueden provocar la emergencia de un auténtico salto cuántico cognitivo.

Por tanto no nos referimos en absoluto a lo que ya sucedió cuando la computadora Deep Blue venció por primera vez al campeón del mundo de ajedrez Garri Kaspárov en el año 1996. Ese hecho espectacular fue posible básicamente por la superioridad numérica de velocidad de cálculo de la computadora. 

Pero rápidamente, Garri Kaspárov contraatacó, analizó y comprendió a posteriori el error que había cometido en su primer enfrentamiento con Deep Blue y pudo generar estrategias cognitivas alternativas que le permitieron vencer en tres de las siguientes partidas y empatar otras dos más, con lo que venció al computador por un total de 4-2.


El problema es que la generación actual de computadoras “descendientes” de Deep Blue no disponen tan sólo de una muy superior capacidad de cálculo cuantitativo respecto a cualquier humano. Además parecen estar en el umbral de “emergencia” de una superioridad cualitativa, ya no tan solo de velocidad sino de lógica y concepción disruptivas respecto a las desarrolladas hasta ahora por la humanidad. Ello hace que los computadores actuales más avanzados sean insuperables para cualquier mente humana en juegos de estrategia como el ajedrez, aunque no en otros juegos menos delimitados por el marco de sus reglas.

Pero incluso ahora, la superioridad de las nuevas computadoras parece todavía más relacionada con la cantidad que no con una cualidad realmente disruptiva. Pues sus victorias en esos juegos “bien delimitados” pueden ser analizadas a posteriori por humanos, los cuales (como hizo Kaspárov) descubren, comprenden y pueden aprender la lógica superior de las estrategias aplicadas por esos computadores. Es por tanto un salto disruptivo enorme pero no el radicalmente cuántico que debemos pensar en este artículo.

Ese salto quántico, cualitativo y totalmente disruptivo de la singularidad cognitiva podemos situarlo en el momento en que la inteligencia ‘natural’ humana no pudiera ya descubrir la lógica desplegada por sus creaciones de inteligencia ‘artificial”. Son muchos los analistas que consideran que hoy en algunos ámbitos la humanidad está muy cerca de experimentar esa “singularidad”. Con ello se alcanzaría el nivel más alto de la “vergüenza prometeica” a que ya apuntaba Günther Anders en los años 1920.


A partir del artículo “La ‘ignorancia prometeica” frente a la revolución de la inteligencia artificial” de Gonçal Mayos (pp. 687-704) en Direito Digital e Inteligência Artificial: Diálogos Entre Brasil e Europa, A. Barreto Menezes Cordeiro ... [et al.]; coordenado por Felipe Braga Netto ... [et al.]. - Indaiatuba, SP: Editora Foco (https://editorafoco.com.br), 2021, 1.126p. ISBN: 978-65-5515-253-1, CDD (Direito digital) 340.0285. CDU (Direito digital) 34:004.

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