¿Sorprendente
toda esta evolución? Seguramente lo es tanto su puesta en marcha, como su
destrucción. De alguna manera ha confirmado que había malestares, exclusiones y
reivindicaciones que la sociedad y el gobierno no veían. ¿Era el efecto del
autismo del establishment que con el tiempo ya ni se percibe? Aunque venía de
mucho más atrás (como hemos apuntado) todo comenzó a eclosionar en el mes marzo
de 1968, pero como un conflicto relativamente banal y casi meramente
generacional, ¡de jóvenes estudiantes vaya!
En medio de
la indiferencia, casi de la invisibilidad, durante el mes de abril se fue
incubando e infectando, hasta explotar en el famoso mes de mayo. Entonces, se
manifestó como un movimiento de nuevo cuño que inauguraba un nuevo tipo de
ciclo revolucionario. Sin duda los situacionistas eran de los que mejor habían
profetizado y captado su naturaleza; aunque no al cien por cien, pues junio
–tradicionalmente mes de exámenes- les sorprendió con una evolución imprevista
y que les fue dolorosísima. La “situación” creada en mayo chocó con sus propios
límites y contradicciones; mientras que sus enemigos –que parecían casi
muertos- resurgen sorprendentemente reforzados.