La mayor parte de los libros se escriben para un público muy concreto. El autor es consciente del público a qué se dirige y escribe sobre todo para él. Busca su complicidad y empatía. Busca encontrar a sus partidarios y a los que están dispuestos a dejarse convencer para -desde allí- aspirar al máximo de lectores.
También sucede así en las tesis doctorales, pero con la muy exigente peculiaridad de que formalmente es todo lo contrario. El rigor científico obliga a la paradoja de que los doctorados deben escribirse formalmente para convencer también a los escépticos, descreídos, adversarios... e incluso a los enemigos y a los críticos profesionales.
Ello es así porque, al menos desde Thomas S. Kuhn, la ciencia no se vé como la pacífica acumulación de conocimientos los unos sobre los otros, sino como violentas guerras intelectuales. Pues, hay distintos grupos de expertos que luchan entre si para defender e imponer sus paradigmas disciplinares, métodos, conclusiones, aplicaciones, etc por encima de los otros grupos.
Es una lucha violenta no solo porque afecta al prestigio de esos grupos (nosotros tenemos razón y vosotros, no; a los reconocimientos...), sinó porqué tiene importantes efectos económicos (patentes, plazas, cargos, poder...) y en la supervivència académica (qué grupo construirá el futuro de la disciplina y cual quedará marginado).
Llegados aquí, ya podemos avisar que las buenas tesis doctorales están en las trincheras y en el frente de esa guerra intelectual i disciplinar, pues ciertamente un grupo que no genere muchas y buenas tesis fácilmente quedará obsoleto y excluído del 'progreso científico'.
Eso explica porque muchas veces las buenas tesis no son recibidas con entusiasmo y alegría por parte de todos; pues participan en la batalla por dirimir quien 'gana la guerra disciplinar', quien se queda con el poder, el prestigio, los cargos, los beneficios económicos y todo tipo de prebendas. Las buenas tesis son valiosas armas y batallas víctoriosas en la larga guerra de la ciencia, por eso su bando académico y sus partidarios las celebrarán como propias, y los adversarios se sentiran amenazados por ellas e, incluso, traicionados académica y personalmente tanto por el doctorando como por su director.
Las buenas tesis no son páginas en blanco en los libros de historia de la ciencia, sinó momentos culminantes y determinantes en la 'guerra científica', o al menos escaramuzas sangrientas en el frente de batalla. De ahí, su gran interés más allá de para el doctorando mismo, por eso pueden despertar pasiones y -por tanto- generar presiones sobre el doctorando e incluso su director, que serían incomprensibles si todo fuera un mero juego fríamente racional.
No hay que olvidarlo: las tesis participan en una cruenta guerra académica y, por tanto, el doctorando es un soldado en el frente de batalla y el director, un oficial. Y cada vez más, los dos están a las órdenes más o menos directas de algún alto mando académico que dictamina en las subvenciones, plazas, concursos, nombramientos, ascensos...
Consecuencia de lo que comentamos es que el doctorando está obligado a conseguir el máximo rigor metodológico cuando afirma un dato o sienta un hecho, por 'evidentes' que crea que son. Pues todo ello, inevitablemente, tiene consecuencias dentro de la guerra académica mencionada y, por tanto, es escrutado detalladamente tanto por los partidarios, como por los adversarios, para ver a quienes beneficía más, para determinar si es una victoria para unos o para los otros.
Que quede claro: no decimos que la guerra académica elimine toda racionalidad y rigor científico, sinó más bien lo contrario: que precisamente obliga a que todo sea argumentado con un rigor metodológico a prueba de bombas. Pues los adversarios no dudarán en usarlas en sus críticas, si pueden o se sienten amenazados.
Los doctorandos y directores ingenuos deben tenerlo siempre presente para insistir científica y paranoicamente en explicar con todo detalle sus aportaciones. ¡incluyendo los hechos apartentemente más evidentes! Deben demostrarlos, argumentarlos y mostrar la lógica que los hace necesarios más allá de toda duda, de toda crítica, ¡incluso de las mal intencionadas!
Los investigadores principiantes suelen creer que, para demostrar el rigor de la propia tesis, basta con guiar objetiva y detalladamente al lector como se hace en las recetas de cocina: Primero lavaremos los ingredientes... después cortaremos... mientras tanto freiremos durante... minutos... con especias que... paralelamente, preparamos la carne con... durante... y añadimos... que previamente hemos cortado de forma... etc. Reunimos todo ello en... y lo calentaremos en... a... grados hasta que... etc. Y finalmente lo serviremos con... procurando que... etc.
Pero el director debe explicar al doctorando que establecer o demostrar una tesis es más complicado. Incluso más que los guiones teatrales o cinematográficos que detallan la puesta en escena para comunicar complejos estados de ánimo y vincular al lector con los personajes, con anotaciones del tipo: entonces en primer plano y mirando fijamente la cámara X dirá que... cuando un fundido en... enlazará con la escena del... donde un zoom acercará lentamente Y, hasta que se vea su cara cubierta de... cuando se oye que... se superponen a... etc. etc.
Notemos que no hay receta, guión ni incluso partitura musical que detalle todos los elementos importantes. Pues, eso es imposible y siempre dejan muchísimo margen para el talento del cocinero, directores y actores, y los interpretes musicales. Pero hay que encontrar el punto de equilibrio entre agobiar por exceso al lector (despistándolo incluso de lo esencial) o dejarlo huerfano, desorientado y sin guía en medio de un discurso caótico.
El gran éxito de muchas tesis estriba en que el doctorando y su director hayan encontrado ese equilibrio en un eficaz metadiscurso que conduzca casi sin darse cuenta a los lectores a lo largo toda la investigación hacia las conclusiones. Porque, como hemos dicho, parte esencial de la tesis doctoral es demostrar inequívocamente 'el culpable' de los hechos que se estudian.
Aún más, hay que determinar sin dejar dudas el porqué, la causa, el motivo, la explicación, el significado y su sentido; todos los cuales suelen estar ocultos detrás de los hechos y de los datos por indiscutibles que parezcan.
Por eso y para convencer a los descreídos e incluso a los enemigos, hay que elaborar una “tesis de la tesis” nuclear, estratégica, potente y coherente. Pues es imprescindible para construir una argumentación y una redacción del conjunto de la investigación que permita satisfacer a la exigencia brutal que pende sobre los doctorados: convencer incluso al escéptico y conseguir dejar sin argumentos al adversario.
La “tesis de la tesis” es clave para esa complejísima 'cuadratura del círculo'. A muchos doctorandos les cuesta entender que convencer al que no se quiere dejar convencer es algo que no se consigue con meros índices, sumarios, resúmenes, repeticiones ni incluso con datos 'incuestionables'.
Por ello hay que salir del ensimismamiento en que caen muchos doctorandos, perdidos solipsistamente dentro de los propios pensamientos y de su proyecto personal. Y la mejor manera es elaborar una “tesis de la tesis” y una estrategia argumentativa capaces de seducir a los lectores, al tribunal e -incluso- a los enemigos que sin duda se crea todo proyecto valioso e innovador.
Por tanto el director debe evitar la tendencia de los doctorandos a centrarse sobre todo en el qué y olvidar en cambio los decisivos por qué, cómo, para qué e -incluso- para quién y contra quién. Hay que hacer conscientes a los doctorandos de que, sobre todo en humanidades aunque no sólo, la relevancia de la aportación llevada a cabo se evidencia efectivamente cuando se expone rigurosamente además del qué, también el por qué, el cómo, el para qué, el para quién y el contra quién.
Para convencer no sólo es importante el resultado técnico-performativo (para decirlo así: si el 'hecho' en cuestión sucede o no). Al contrario, es una tarea muy árdua que exige múltiples recursos dispuestos con mucho ingenio y astucia -especialmente si se trata de una tesis doctoral- porque se tiene que conseguir la conversión -incluso- del descreído más reticente y del enemigo más visceral.
El director debe vigilar que el doctorando evidencie en los momentos relevantes (y sin cansar o reiterarse demasiado) el valor epistémico y de convicción que tiene cada giro en la tesis y cada decisión que en ella ha tomado. Explicar el por qué de cada argumento realmente decisivo, que no sea muy evidente y que avanza significativamente hacia el 'quod erat demonstrandum' y las conclusiones ganadas con la tesis.
Por supuesto, si es algo importante para entender el significado de ese momento argumentativo o de la totalidad del doctorado, también debe evidenciarse el valor añadido de cómo se ha demostrado concretamente. Se debe insinuar ¿para qué se ha hecho? y las consecuencias que tiene para mucha gente: a unos ayudándolos en sus propios proyectos (investigaciones confirmadas o reforzadas), a otros para mostrar que están en una vía muerta y que lo mejor ¡incluso para ellos! es abándonarla con rapidez.
Además, hay que hacer todo eso de una manera elegante, sintética y entendedora que no agobie al lector ni pretenda evidenciar todos los enlaces y relaciones como hace Hegel en La Fenomenología del Espíritu. Pues ello la convirtió en el libro más fascinante, creativo y complejo de toda la filosofía, pero también en el de más difícil lectura y ¡con menos lectores 'reales'!
Los jóvenes doctorandos tienen muchas veces más ambición y confianza en sí mismos que Hegel, Kant, Heidegger o Hume, por eso insisten en llevar a cabo con su tesis doctoral la obra total y definitiva en su ámbito. ¡Eso es magnífico, admirable y me guardaré mucho de alejarles de esa maravillosa y loable aspiración! Pues eso les garantizará sin duda el respecto de una larguísima posteridad, aunque quizás descubriran también que su obra 'nació muerta de la imprenta', tuvo que generar los lectors dignos de ella y, por tanto, hubo de esperar a que el mundo estuviera maduro para recepcionarla adecuadamente.
La necesidad de atender a los niveles metalingüísticos del por qué, cómo, para qué, para quién y contra quién responde:
1) primero, al funcionamiento dialogal del pensamiento humano que avanza siempre en diálogo con los otros y que toma consciencia de la propia identidad por contraposición a la mirada de los otros sobre él mismo. La humanidad es una especie hipersocial y las personas se (auto)determinan individual y colectivamente en relación con los otros-como-yo, e incluso contra los otros-que-yo, en relación a un nosotros y un ellos a la vez simbólicos y muy reales.
Por tanto, el doctorando y el director deben ser conscientes de:
¿Con y contra quien están dialogando especialmente?
¿Sobre qué bases se establece y desarrolla dicho diálogo o confrontación?
¿Dónde y por qué el diálogo cooperativo puede romperse y convertirse amenazadoramente no ya en debate franco sino incluso en enfrentamiento enconado?
¿Cómo afecta al propio proyecto y a su feliz conclusión una posible declaración de las hostilidades y su incremento?
2) En segundo lugar, pero vinculado con lo anterior, debemos explicitar el por qué, cómo, para qué, para quién y contra quién de nuestra tesis porque: toda aportación novedosa tiene dificultades para expresarse, para ser reconocida y -ocasionalmente, pues no está garantizado- imponerse. Al principio incluso toda aportación innovadora tendrá dificultades para hacerse entender, porque inevitablemente chocará con los paradigmas
dominantes (como explicó Thomas Kuhn). Y aunque no sea precisamente “ciencia
extraordinaria”, puede ser también recibida de forma beligerante con facilidad.
Por tanto, también aquí doctorando y director deben ser
conscientes de:
¿Dónde y porqué se produce ese choque?
¿Qué dificultades plantea para que la nueva propuesta sea
aceptada y cómo pueden ser superadas o minimizadas?
¿Qué estrategia expositiva es -por tanto- mejor para
hacerse entender y para que sus propuestas sean valoradas positivamente?
Todo eso debe ser tenido en cuenta por el doctorando y su
director, e integrado en una estrategia argumentativa general para el conjunto
de la tesis doctoral. Debe ser debatida crítica y eficazmente con el director y
otros expertos.
Especialmente, se deben barajar las muchas posibilidades y formular distintos esbozos,
para poder decidir con conocimiento de causa cual es la mejor estrategia de
formulación, argumentación y presentación del núcleo que se discute en la tesis
doctoral (lo que llamamos la “tesis de la tesis”).
Por eso y antes de iniciar la redacción final, el
doctorando debe hacerse consciente -en debate con su director- de la ‘jugada especulativa’
y argumentativa que quiere llevar a cabo en su tesis doctoral. Ello comporta
entender su papel en el debate actual, en el estado de la cuestión y como con alta
probabilidad será recibida en ellos.
Pues en caso contrario, lo más probable es que tendrá que
reescribir la tesis -varias veces- para adaptarla a los inconvenientes antes
no analizados y que se vayan descubriendo a medida que se avance en la
redacción doctoral.
¡O lo que es aún peor! La tesis será argumentada o
redactada ingenuamente y sin prever ni atender a las dificultades reales con
que será recibida. Por tanto, la tesis doctoral, su autor y el profesor que la
ha dirigido se encontrarán a merced de las críticas y argumentaciones del
tribunal -primero-, de la comunidad de expertos implicados -después- y del público
en general -cuando sea publicada-.
El director debe avisar de tales riesgos e insistir -por
tanto- en establecer una rigurosa y potente estrategia argumentativo-expositiva.
Por su parte, el doctorando debe ser receptivo a los requerimientos del director,
entender que a la larga lo beneficiarán mucho y llevarlos a la práctica con la
máxima eficacia.
Una buena tesis de la tesis debe prever e incluir el esqueleto argumental más completo posible. La tesis es como una partida de ajedrez y la "tesis de la tesis", la estrategia básica para ganar la partida. Incluye aquellos puntos fuertes que el doctorando ha ido desarrollando y que dan valor a su investigación. También debe incluir los posibles puntos débiles -si los hay- y cómo protegerlos para que no se hunda toda la tesis.
Pues aunque un doctorado tenga y dependa de una idea principal, ésta debe estar acompañada de otras muchas buenas ideas que permiten demostrarla, argumentarla, valorarla... Por eso, antes de la redacción final, es muy útil estructurar y recordar explícitamente la estrategia "de campaña" que se llevará a cabo para demostrarla y conseguir vencer todos los recelos que pudieran haber en su contra. Como si fuera una partida de ajedrez muy bien planeada, debe incluir qué "jugada" concreta se hará en cada capítulo o apartado de la tesis.
Si fuera una partida de ajedrez, la estrategia a desarrollar sería algo así: intentaremos explotar la debilidad de... por eso saldremos moviendo... y cargaremos nuestro juego por.... Más adelante buscaremos superioridad por... gracias a la potencia de... e intentaremos forzar el error en... lo más rápidamente posible y así obligar a... lo cual mostrará la eficacia de nuestra opción... y convertirá el resto de jugadas... primero en un acorralamiento en... y luego en una serie de "jaque mate" que... Hasta que quede del todo clara nuestra victoria y podamos pronunciar el 'Quod eram demonstrandum'.
Nótese que la Estrategia argumentativa va más allá de un planteamiento inicial, pues es en esencia el esqueleto de toda la tesis. Es decir, si fuera una novela negra, no solo determinaría con claridad y precisión ¿Quién es el “culpable”? ¿Cuál es su motivación o
móvil? ¿Cómo ha cometido el crimen? ¿Qué indicio le traiciona y permite
demostrar su culpabilidad? Etcétera.
Además precisaría la relación de todos esos elementos para poder redactar la novela entera, conseguir seducir al lector y singularizarla creativamente, frente a otros muchos ejemplos del
mismo género. Contendría suficientes aportaciones innovadoras y las dispondría astutamente para mantener el interés y la adhesión del lector e -incluso- que éste pudiera prever qué se le va a decir en los siguientes apartados.
Naturalmente cada una de las "jugadas" de ese "esqueleto" debe ser un argumento, una aportación o un descubrimiento relevante para el conjunto del proyecto doctoral. Si se ha construido y explicitado correctamente el esqueleto argumental de la tesis, será fácil la redacción final de la tesis. Además ésta será muy coherente pues se sabrá qué hay que conseguir concretamente en cada uno de los momentos de la tesis y cual es su papel en el conjunto.
Por tanto, ya se podrá comenzar la redacción definitiva de la tesis doctoral atendiendo de forma consciente a todos los detalles y formalismos que muestran su validez y permiten considerarla
una investigación suficientemente conseguida como para que su autor merezca ser
reconocido dentro del reducido grupo de los “doctos”.
Si se procede de la manera señalada, se minimizarán las sorpresas y desajustes que por otra parte suelen ser inevitables. Su redacción final funcionará como una "campaña militar" bien planificada que dispone eficazmente el propio ejercito, desestructura al enemigo, lo pone a la fuga y lo hace prisionero con el menor número posible de bajas.
Por tanto, explicitar claramente la 'tesis de la tesis' y su esqueleto argumentativo, no solo ayuda a combatir a los descreídos del proyecto doctoral. También permite construir el metadiscurso de la tesis, mediante el cual preparar a los lectores, conducirlos, seducirlos y convencerlos. Gracias a ese discurso se les puede guiar eficazmente para que aprovechen y gocen al máximo de los logros de la tesis.
Ciertamente no todo ese metadiscurso debe explicitarse en la tesis doctoral. Algunos aspectos forman parte de la estrategia privada y secreta del doctorando y del director. Desvelarlos, quita encanto, suspense e interés a la argumentación principal; de la cual pueden incluso distraer al lector. Ahora bien, ello no quita de que el doctorando y su director deben ser muy conscientes de su estrategia argumentativa, y deben disponerlo todo para que tenga efecto aunque no se perciba.
Si se aplica una buena estrategia argumentativa, la lectura de la tesis por parte del tribunal y del público funcionará como un guion matemáticamente escrito a lo Alfred Hitchcock.
El arte de la guerra de Sun Tzu es una recomendable
lectura complementaria para la explicitación estratégica del esqueleto argumentativo. Siguiendo el espíritu de la inversión de Michel Foucault de la famosa afirmación de Carl von
Clausewitz: la diplomacia y la paz no son sino la continuidad de la guerra por
otros canales.
Pues bien, lamentamos tener que confesar que muchas veces es inevitable que la argumentación lógica y las tesis doctorales no sean sino la continuidad
de la guerra académica por otros canales.
Por tanto, insistimos en que lo mejor es que doctorando y
director piensen y acuerden esa estrategia argumentativo-expositiva general ANTES
de iniciar la redacción definitiva. ¡Luego se felicitarán ambos por haberlo hecho!
Puedo atestiguar que, cuando una buena estrategia argumentativa no deja el mínimo resquicio para que el lector adversario puede zafarse de la lógica del propio discurso, entonces se produce en éste una verdadera conversión. La recepción del mensaje genera un enorme placer y un entusiástico convencimiento que puede convertir, el antes escéptico, en un convencido partidario. Y todo el mundo siente que se acaba de leer una magnífica tesis doctoral que merece los máximos reconocimientos.
Entonces el doctorando ¡y también su director! contemplan la tesis doctoral admirados, orgullosos y agradecidos de la suerte de haber 'parido' una hija tan bella que, en cierta medida, los convierte en inmortales. Pues -como cantaba Ronsard de sus poemas- ella continuará viviendo lozana en sus lectores, cuando ellos, con sus afanes y sudores, se hayan desvanecido.
Estructura completa y ordenada del discurso en los posts: TESIS SOBRE LAS TESIS, INSPIRACIÓN Y TRANSPIRACIÓN, ANTICIPAR LA RECEPCIÓN, RESPONDER CON UNA ESTRATEGIA ARGUMENTATIVA, PREVENIR LO PEOR, ACTIVAR HABILIDADES… ¡CONTRADICTORIAS!, IMPONER EL MENSAJE, TEXTUALIDAD COMO ARMA, EVITAR ERRORES Y GUERRAS, SEDUCIR CON PALABRAS Y ARGUMENTOS, ¿HAY ALTERNATIVA A LA TESIS? y DEFENSA ORAL DE LA TESIS Y ¡MÁS ALLÁ!
Ver también: INICIAR LA RECERCA: TFG, TFM, DOCTORAT... y 3 MODELOS DE INICIO EN LA INVESTIGACIÓN
2 comments:
Muy interesante artículo! Imprescindibles reflexiones y consejos.
Gràcies Jordi, volia explicar i fer entendre perquè les tesis no són habitualment una gran festa del saber. I també explicar perquè apareixen problemes i tensions del tot inesperats i inexplicables -si no saps el que dic al post-.
Ara bé, costa molt expressar-te i comunicar bé. Però quan modestament creus que funciona. Encara que no sigui una obra d'art rodona i absoluta, dona molt plaer. T'ho mires admirat, orgullós i agraït de la sort d'haver pogut aconseguir expressar una mica el que volies dir.
Endavant!!!
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