Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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Oct 5, 2020

DEMOCRACIA FRENTE POPULISMOS Y 'POLÍTICAS DEL DESCONCIERTO'

A partir del 2007, los efectos de las crisis económicas enlazadas (hipotecaria, financiera, deudas soberanas…) han castigado duramente muchas capas de la población mundial. Eso provoca su desespero y que se sientan olvidadas por el sistema de partidos, por las instituciones estatales e –incluso- por el concierto teórico y de gobernanza hegemónico desde el final de la Guerra Fría.

Pues se han mostrado en general fríamente indiferentes, ineficaces e incluso aquiescentes frente a tales crisis. Han aceptado políticas injustas que colectivizan las pérdidas, privatizan los beneficios, desmontan el Estado del bienestar e imponen una larga era de austeridad.

Por ello, crecieron radicalismos tanto de derechas como de izquierdas y aparecieron “políticas del desconcierto”. Las llamamos así porque:

1) Nacen de la desorientación y amplifican el desconcierto generalizado;

2) rompen con el concierto socio-político e ideológico vigente desde los años 1990; 

3) responden a la lucha por imponer un nuevo concierto hegemónico a todos los efectos y para los próximos años; y 

4) evidencian el creciente antagonismo presente en la sociedad.

Nos parece especialmente preocupante la lucha que hoy se ha entablado entre los distintos “populismos” para redefinir los consensos tradicionales respecto a los tres ejes políticos más importantes:

1) Las dualidades nosotros-ellos o amigos-enemigos que (como consideró Carl Schmitt, 2014) están en la base de todo conflicto político.

2) La mayor o menor redistribución económica.

3) Las políticas de inclusión y reconocimiento por vulneraciones raciales, étnicas, de género, culturales, etc. Es destacable la creciente, desacomplejada y violenta oposición de muchos populismos “de derechas” a las políticas de redistribución y de reconocimiento que quieren compensar las damnificaciones sufridas.

No es extraño, pues, que estemos en un momento de altísima confrontación, así como también frente a una significativa ventana de oportunidad que definirá la política posible y la gobernanza mundial en los próximos años. Por tanto, debemos estar muy atentos y desmantelar las tendencias antagonizantes que actualmente sufrimos como por ejemplo:

1) Las tecnologías de la comunicación y de redes sociales que –con sus efectos “túnel o burbuja"- escinden y enfrentan a la población y fomentan los discursos del odio.

2) El crecimiento de la desigualdad por el destino caótico de los beneficiados y los damnificados por una turboglobalización que genera riesgos crecientes (Beck 2006).

3) La posibilidad de que las grandes empresas e inversores internacionales impongan egoístamente sus condiciones a los propios Estados y minimicen los impuestos que tienen que pagar.

4) La frustración de la población al no poder vehicular eficazmente sus reivindicaciones políticas a través de sus instituciones estatales, pues muchas veces estas se encuentran muy debilitadas frente a los flujos económicos y las instituciones de gobernanza internacionales. Recordemos que el resultado del referéndum griego sobre las condiciones con que se iba a pagar su deuda nacional fue traumáticamente tergiversado por la rotunda imposición de los acreedores internacionales.

Estas son solo algunas de las causas del incremento del descontento, el desconcierto y la violencia social que están en la base -creemos- del crecimiento exponencial de los populismos de todo tipo. Así, alrededor del 2011, cuando se constataron las consecuencias a medio plazo de las mencionadas crisis, se produjeron movimientos que –simplificando- podemos vincular con las “izquierdas” como los “indignados” del 15M, las llamadas “primaveras árabes”, Occupy Wall Street, las grandes manifestaciones de Brasil del 2013 y la eclosión de Podemos en España y de Syriza en Grecia alrededor del 2015.

Con antecedentes, en el 2016 eclosionaron movimientos hegemonizados por las “derechas” que impulsaron la salida del Reino Unido de la Unión Europea o las respectivas presidencias de Viktor Orbán en Hungría, de Donald Trump en los Estados Unidos, de Rodrigo Duterte en Filipinas o de Jair Bolsonaro en Brasil

También creció el voto populista de derecha de Ciudadanos y Vox en España (que parecía una excepción por lo que respecta al acceso de la ultraderecha a las instituciones), la derrota del referéndum de pacificación nacional en Colombia o la deposición del presidente Evo Morales en Bolivia.

La relación del populismo con las crisis económicas es indiscutible y se constata estadísticamente. En unos países se imponen los de derechas (que en conjunto crecen más) y en otros los de izquierdas. Dani Rodrik ha desarrollado un gráfico llamado “del cocodrilo” donde se puede ver cómo en los últimos años se han abierto mucho las “fauces” del voto creciente de los populismos de derechas en los países ricos (o que se consideran así a sí mismos) frente a la “fauce” menos creciente de los de izquierdas mayoritarios en los países empobrecidos. 

El voto populista no solo crece en directa relación con las crisis económicas recientes y todavía no superadas, sino que además el de derecha crece más en los países acreedores mientras que los de izquierda en los deudores.

Podemos ver tanto elementos comunes como divergentes dentro de todo el espectro populista. Por una parte, se perciben tendencias diferentes en los modelos de gobernanza y en los ideales políticos que se proponen desarrollar. Así, por ejemplo, los populismos de derechas tienden más a modelos “iliberales” (Viktor Orbán) –que quiere someter la división de poderes argumentando sus carismáticos éxitos electorales- o a ideales de “camisa de fuerza dorada”, la cual sacrifica (Rodrik) a la democracia para mantener la soberanía nacional y el éxito económico en la turboglobalización. 

Por otra parte, las “izquierdas” de Podemos en España, Syriza en Grecia o las CUP en Cataluña defienden ideales de “democracia radical” (Chantal Mouffe) y propuestas consideradas más “horizontales” e inclusivas socio-políticamente.

 

En cambio, hay similares tendencias autoritarias o de “democracia dirigida” en ambos extremos ideológicos, por ejemplo, con las presidencias de Maduro en Venezuela o Duterte en Filipinas. Paralelamente y en medio de una nueva “guerra fría” tecnológico-comercial entre sus países, el presidente Donald Trump amenaza con no reconocer su posible derrota en las cercanas elecciones según como ésta se produzca y, a la vez, Xi Jinping está incumpliendo los acuerdos firmados al reprimir duramente la disidencia democrática de Hong Kong

A pesar de las enormes diferencias ideológicas, los populismos de izquierda y derecha coinciden en ser desafiantes con las élites, con el sistema de partidos y con las instituciones políticas tradicionales y quieren llevar a cabo agresivas políticas destituyentes (de lo que consideran caduco) y constituyentes de un nuevo orden

Los populismos de diverso signo coinciden en reaccionar al bloqueo de la política y de las instituciones, además de querer aprovechar el desconcierto de las masas para imponer un cambio de régimen (quizás con una peligrosa “agenda oculta”).

Como vemos, hay que estar muy atentos a la evolución de los populismos -tanto “de derechas” como “de izquierdas”-, pues muy probablemente definirán el futuro “concierto” social, político e ideológico. Ello mostrará el grado de resiliencia colectiva e individual alcanzado por las sociedades frente a las fuerzas antagonistas que tienden a escindirlas cada vez más.

Debemos prever que -cuando queden atrás las actuales “políticas del desconcierto”- ya habrán definido una nueva realidad y un nuevo consenso que marcarán tanto la conflictividad como la gobernanza hegemónica durante los próximos años y quizás, décadas.

Así pues, las “políticas del desconcierto” y sus causas persisten inquietantemente 13 años después del inicio de la crisis del 2007. Además actualmente se suman sus efectos a los grandes perjuicios de todo tipo vinculados con la Covid-19.

La actual suma catastrófica de múltiples crisis nos recuerda la “tormenta perfecta” que se vivió en los años 1930. Pues el gran crac económico de 1929 y la miseria generada se sumaron a los terribles conflictos provocados por el antagonismo brutal entre fascismos y comunismos, y también por la culpable impotencia y aquiescencia de las democracias liberales.

No obstante queremos destacar dos diferencias importantes y que hoy representan dos consensos resistentes a las “políticas del desconcierto” y a los discursos del odio: la democracia (al menos procedimental y de voto) y los derechos humanos. Pues en los años 1930, tan solo existía democracia representativa liberal en unos escasos países, siendo explícitamente menospreciada y rechazada tanto desde el fascismo como del comunismo

Por otra parte, en aquella época los derechos humanos eran apenas un vago ideal sin el mínimo consenso en la opinión pública ni efectividad reconocida en las constituciones.

Actualmente ni la democracia ni los derechos humanos están suficientemente protegidos y extendidos, pero son muy pocos los que desafían la opinión pública rechazándolos públicamente. Además, son reconocidos en las constituciones nacionales y en instituciones internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Corte Penal Internacional.

Sobre todo, han calado de forma creciente y performativa en las convicciones populares (como analiza Lynn Hunt) ideas fuerza como la dignidad de todo ser humano y su “derecho a tener derechos” (según la afortunada fórmula de Hannah Arendt).

Es el artículo sobre "Democracia frente a los populismos y a las 'políticas del desconcierto'" de Gonçal Mayos publicado en la revista InterQuorum, n° 29, 2020, de la Fundación Friedrich Ebert dedicado al libro La ciudadanía y lo político. Ciudadanía y crisis de la democracia liberal en un mundo en transformación (Joan  Lara Amat (ed.), Lima: Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y Universidad Nacional Mayor San Marcos (UNMSM)). 

Véanse los posts: - SENTIDOS DE 'POLÍTICAS DEL DESCONCIERTO' - LUCHAS Y ANTAGONIZACIÓN EN LAS 'POLÍTICAS DEL DESCONCIERTO' - CAUSAS DE LAS 'POLÍTICAS DEL DESCONCIERTO' Y POPULISMOS DE IZQUIERDA Y DERECHA - POPULISMOS DE 'IZQUIERDAS' Y 'DERECHAS': INTERRELACIÓN - Video: Populismo, revolución y democracias radical o iliberal

Véase la noticia del periódico La Vanguardia sobre la obra de teatro Turba sobre los actuales movimientos de masas populistas.


 

 

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