Es el
momento álgido de la Guerra fría, pocos años después de la construcción del
muro de Berlin y por tanto del radical cierre del “telón de acero” y de la
crisis de los misiles cubanos. Con el apoyo de los Estados Unidos donde el
presidente Kennedy fue asesinado pocos meses antes, se impone en Brasil una
dictadura militar que durará de 1964 a 1985.
Bajo el efecto adormecedor de los éxitos de Pelé y la Canarinha, el gobierno del país con más católicos del mundo y patria de reconocidos teólogos de la Liberación como Leonardo Boff parece dar momentáneamente la espalda a los aires de reforma que presiden el Concilio Vaticano II y se mantiene políticamente alejado del influjo internacional de movimientos como la revolución cultural maoísta y los llamados “Mayos de 1968”.
Bajo el efecto adormecedor de los éxitos de Pelé y la Canarinha, el gobierno del país con más católicos del mundo y patria de reconocidos teólogos de la Liberación como Leonardo Boff parece dar momentáneamente la espalda a los aires de reforma que presiden el Concilio Vaticano II y se mantiene políticamente alejado del influjo internacional de movimientos como la revolución cultural maoísta y los llamados “Mayos de 1968”.
En lo
económico será un período brasileño de gran crecimiento que coincidirá con el
encarecimiento mundial de las commodities o materias primas como la destacada
evolución del precio del petróleo. También se impone una estanflación en
principio compartida por los dos grandes bloques ideológicos liderados por la
URSS y los Estados Unidos, si bien los segundos conseguirán superarla antes y
mejor. Por eso hacia 1985 ya era perceptible que en lo económico el bloque
soviético estaba perdiendo la Guerra fría. Como lo militar suele seguir y depender
de lo económico, la URSS no podía mantener la enloquecida carrera armamentística
de aquellos momentos. Sin duda ello facilitó el retorno a la democracia del
Brasil con la avanzada ‘Constituição Cidadã’ de 1988.
En el
brevemente expuesto marco internacional, Brasil vivió una de sus grandes
batallas para convertirse en la potencia económico-social que está llamada a
ser. Entre 1964 i 1985 el dirigismo autoritario de la dictadura brasilera
aprovechó las favorables circunstancias económicas internacionales y la llamada
“revolución verde” que industrializaba la agricultura y la ganadería en muchas
partes del globo. Ahora bien, su impacto fue ambivalente pues el mismo éxito de
la modernización del campo generó una ralentización de sus resultados económicos
que, quizás, colocaron Brasil en una especie de especialización básica mundial en
la exportación de commodities y productos agropecuarios.
Lamentablemente
ello no permitió sufragar –a juicio de este macrofilósofo- la gran
inversión que era necesaria para el sostenido despegue industrial del Brasil
como gran potencia postfordista e innovadora en servicios avanzados y
tecnología. Pues además el país debía pagar la gran deuda nacional adquirida
durante la dictadura, lo cual también actuó limitando el desarrollo brasilero.
Aunque
no somos especialistas en la evolución económica del Brasil queremos apuntar
brevemente este conciso modelo macrofilosófico e interdisciplinar, deseando
mostrar la importancia del estudio y la época analizados por el profesor
Walmott. Remite a nuestra tesis de que la industrialización avanzada o
postfordista del Brasil se ha encontrado con un inesperado “techo de cristal”
que tiene que superar para igualarse a nuevas potencias mundiales como la China
o la Índia. La metàfora "techo de cristal" remite a esos límites no visibles pero muy efectivos en sus efectos y difíciles de superar que, a veces, se manifiestan reiteradamente en distintos momentos de la historia. Esperamos que –aunque la formulación de esta hipótesis que aquí solo puede ser muy
insuficiente- pueda interesar a especialistas como el autor del presente libro
o su orientador el profesor Doutor Paulo Roberto Almeida, para criticarla y
mejorarla.
La
modernización económico-laboral del mundo rural impulsada por la
dictadura tuvo impacto ambivalente. Pues
su mismo éxito especializó Brasil en la exportación de commodities y productos agropecuarios y limitó su plena
modernización postfordista. Entonces, lo que podía haber sido una buena opción
que permitiera industrializar gran parte del Brasil y que llevara consigo todo
el resto, quedó en significativos pero limitados núcleos de gran modernización
en Sao Paolo y algunas grandes ciudades que no pudieron arrastrar todo el enorme
país continental que es Brasil.
Apareció
así una especie de “techo de cristal” en su desarrollo y ascenso a gran
potencia, que lo situó en un punto avanzado mundial de notable éxito pero sin
duda bastante menor de lo que hacía prever su gran potencial. ¿Es un aspecto
del mitológico “castigo de Latona” al que alude el profesor Walmott en este
libro?
En todo caso la modernización industrial del Brasil contrasta con la
evolución de China e incluso Índia que también eran en los años 1950 países
rurales que luego se han industrializado paralelamente, pero quizás con mayor
“succeso”. Brasil parece tenerlo todo o casi todo, comenzando por muchas
materias primas todavía no explotadas, ciudades de las más populosas y
atrayentes, y un transpaís enorme y dotado de potencialides infinitas. Además
posee una gran población entusiasta aunque quizás poco alfabetizada en las
necesarias habilidades postfordistas, si bien actualmente su sistema
universitario es muy potente y de fácil acceso meritocrático pues incluye
buenas estratégias modernizadoras como las cuotas para los sectores sociales
menos favorecidos.
¿Cómo se generó ese posible “techo de cristal” a pesar del indiscutible
desarrollo brasilero? El
profesor Walmott explica que entre 1930-60 la industrialización del Brasil fue
creciendo al margen de gran parte del mundo rural, que era dejado a su dinámica
tradicional, aunque había un consenso transversal que era necesario cambiarlo y
llevar a cabo una reforma agraria. En cambio durante el período 1960-73 -que es
el estudia con detalle máximo- se optó por una “modernización conservadora” y
autoritaria que no términó de hacer la reforma agraria però que, en cambio,
proletarizó y convirtió en empresariales las relaciones agrarias.
Parece que todo ello tiene
que ver con el mencionado “techo de cristal” ya que, a partir de 1980 i a pesar
o precisamente por el ambíguo éxito de la “revolución verde”, disminuyó la
complejidad y preparación para el postfordismo de l’economia brasilera. Como
una solución ¿fácil? tendió a especializarse en la exportación de materias
primas, commodities, soja, ganado, maderas, metanol... y los respectivos semielaborados.
Se creó un muy potente y destacable complejo agro-industrial brasilero però –quizás-
al coste de aflojar en el asalto a una modernización tecnològica postfordista
como hoy tienen la China o la Índia. Es una hipótesis que permite introducir y
plantear rigurosamente el presente libro.
Pues a su manera, Brasil consiguió bajo el autoritarismo de la Dictadura un
crecimiento y una modernización destacables que el profesor Alexandre Walmott
ha analizado críticamente y documentado detalladamente. El foco analítico parte
de la modernización del trabajador rural y –más en general- la economía
agropecuaria brasilera a partir de las vicisitudes de los proyectos de estatuto
del trabajador rural de los gobiernos Goulart en 1963 y Médici en 1973.
Alrededor de ellos, se impuso finalmente una modernización económico-laboral de
tipo empresarial, que minimizó los pequeños propietarios en favor de grandes
latifundios cada vez administrados como empresas que racionalizan la producción
atendiendo sobre todo a las oportunidades de exportación.
Sustituyen el modelo tradicional del campesinado basado en pequeños
propietarios y en un gran número de distintas formas de arriendo –parceria, arrendamento, colonato, a meação,
comodato...- que fomentaba una producción de autosuficiencia y centrada en
el mercado nacional. Los campesinos fueron proletarizados y reconvertidos
(cuando no emigraron a las favelas periurbanas) en trabajadores rurales
asalariados y por cuenta ajena en facendas
convertidas en empresas medianas e incluso grandes. A pesar de persistir vicios
anticuados que en los peores casos llegaban a la servidumbre semiesclava, la
intención y tendencia general era potenciar el uso de contratos laborales y de
servicios comparables a los restantes sectores productivos.
En última instancia se querían introducir novedosos criterios de management
organizativo equiparables a las empresas industriales occidentales. No en balde
el desarrollo del estatuto del trabajador rural de 1973 ya coincidía con la
crisis del petróleo y las nuevas relaciones internacionales por lo que respecta
a las commodities y los productos agropecuarios. Así y sin duda con gran coste
humano, el Brasil rural se modernizaba dentro de un contexto cada vez más
neoliberal y sufriendo un cierto “castigo de Latona” que no escapa al detallado
estudio del profesor Walmott.
Con el presente libro –resultado de su excelente tesis doctoral, a la
“banca” juzgadora de la cual tuve el honor de pertenecer- Alexandre Walmott se
convierte en uno de los mejores conocedores de la modernización agropecuaria,
laboral e incluso social del Brasil en los años de la Dictadura. Además y al
ser claves éstos, como ya he insinuado, para la evolución del desarrollo
social, económico y político del Brasil, el profesor Walmott se muestra como un
experto imprescindible para analizar rigurosamente la evolución brasilera e
–incluso- mirar de superar el mencionado “techo de cristal” que, a juicio de
este macrofilósofo, es uno de los retos más importantes que tiene pendiente mi
querido Brasil para los tiempos futuros. En especial si se quiere que sus
gentes no tengan que pagar nunca más ningún “castigo de Latona”.
Es el prólogo de G. Mayos para el libro del Dr. Alexandre Walmott (UFU, Brasil) O CASTIGO DE LATONA. AS ESTRATÉGIAS DA DITADURA MILITAR PARA OS DIREITOS SOCIAIS DO TRABALHADOR RURAL, en prensa.
Véase el post:
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