Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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May 25, 2014

¿QUIJOTE, FANÁTICO, INCONCRETO? HEGEL

¿Es Hegel un filósofo quijotesco? ¿Su idealismo es fanático y fantasioso? ¿Le lleva necesariamente a lo inconcreto, lo vago, lo abstracto y borroso? Creemos que no.

Ciertamente muchas veces, el “idealista” convencido suele ser definido peyorativamente como “un quijote” o, aún peor, como un “fanático”. Sería aquel tipo de persona que afirma tercamente un ideal sin modificarlo en absoluto cuando éste choca con la realidad.

Pero Hegel no encaja con este sentido de “idealista”, sino que al contrario mil veces se ríe de ese tipo de gente y, muy al contrario, adopta una postura realista, que en todo caso a veces parece más bien caer en el otro extremo calificable de "conformismo o pragmatismo cruel". Pues Hegel transmite siempre el mensaje último que, si la realidad no es cómo uno quisiera que fuera, la mente verdaderamente filosófica es aquella que se esfuerza por pensarla –y aceptarla- tal y como es.
 
Siempre exige al filósofo que, a diferencia de la perspectiva vulgar que sólo atiende a su interés más inmediato, haga el esfuerzo de comprender la cruda realidad y encontrar su profunda racionalidad. Recordemos su fórmula tan criticada “todo lo real es racional”, si bien insiste también que “todo lo racional [verdaderamente racional y no simplemente pensable], es o deviene –llega a matizar- real”.

Lo único que hay de idealismo aquí es esta convicción a toda prueba que en un último término tras la historia, por triste, negativa, desgraciada, brutal e ignominiosa que sea, se puede encontrar una razón, una explicación y un sentido racional. Comprender la realidad es una de las más constantes y queridas divisas de Hegel y ello implica –piensa- comprender racionalmente, reconociendo los hechos pero también sin quedar prisionero de las más superficiales evidencias, y buscando aquella explicación profunda que los liga con el todo, con un sentido universal y que permanece válido más allá de la circunstancia inmediata.