Fidel Castro murió en Cuba justo después de que Donald Trump fue elegido presidente de los Estados Unidos. No parece la mejor situación para las endebles negociaciones abiertas por Raul Castro y Barack Obama después de más de medio siglo de enfrentamientos.
En todo caso se abre una dialéctica compleja y dual. Por una parte la muerte del último gran emblema de la Revolución cubana de 1959 (con el Che Guevara) podría facilitar el avance en las negociaciones. Pues, aunque estaba retirado y con las facultades mermadas, no parece creíble que Raul y el régimen castrista hubieran iniciado las negociaciones con Obama sin el beneplacito silencioso pero de alguna manera explícito del que era todavía el gran líder y emblema revolucionario: Fidel Castro.
En todo caso se abre una dialéctica compleja y dual. Por una parte la muerte del último gran emblema de la Revolución cubana de 1959 (con el Che Guevara) podría facilitar el avance en las negociaciones. Pues, aunque estaba retirado y con las facultades mermadas, no parece creíble que Raul y el régimen castrista hubieran iniciado las negociaciones con Obama sin el beneplacito silencioso pero de alguna manera explícito del que era todavía el gran líder y emblema revolucionario: Fidel Castro.