Fidel Castro murió en Cuba justo después de que Donald Trump fue elegido presidente de los Estados Unidos. No parece la mejor situación para las endebles negociaciones abiertas por Raul Castro y Barack Obama después de más de medio siglo de enfrentamientos.
En todo caso se abre una dialéctica compleja y dual. Por una parte la muerte del último gran emblema de la Revolución cubana de 1959 (con el Che Guevara) podría facilitar el avance en las negociaciones. Pues, aunque estaba retirado y con las facultades mermadas, no parece creíble que Raul y el régimen castrista hubieran iniciado las negociaciones con Obama sin el beneplacito silencioso pero de alguna manera explícito del que era todavía el gran líder y emblema revolucionario: Fidel Castro.
En todo caso se abre una dialéctica compleja y dual. Por una parte la muerte del último gran emblema de la Revolución cubana de 1959 (con el Che Guevara) podría facilitar el avance en las negociaciones. Pues, aunque estaba retirado y con las facultades mermadas, no parece creíble que Raul y el régimen castrista hubieran iniciado las negociaciones con Obama sin el beneplacito silencioso pero de alguna manera explícito del que era todavía el gran líder y emblema revolucionario: Fidel Castro.
Ahora bien la simple supervivencia -aunque retirado- de Fidel hacia más difícil avanzar en los acuerdos entre Cuba y los Estados Unidos. Pues era un símbolo (positivo para los amigos y negativo para los enemigos) que por su simple existencia bloqueaba cualquier negociación. Fidel Castro conservaba un indiscutible gran impacto en el imaginario político -como se ha visto- desde America Latina (Venezuela, Ecuador, Bolivia...) hasta Rusia, donde lo elogía un sorprendente Putin que se manifiesta a la vez amigo de Fidel y de Trump.
Basta comparar por una parte la exaltación y lacerantes declaraciones en Miami de los cubanos del exilio que celebraban una desaparición física que (como la de Franco) fue en la cama y que no aporta demasiado políticamente dada su retirada de la primera línea política. Por otra parte hay las muy comedidas y/o tristes manifestaciones en la propia Cuba que, pronto han sido sustituidas por grandes manifestacions mucho más exaltadas durante los 9 días de duelo nacional que se han decretado.
En este aspecto que la Revolución Cubana prácticamente 60 años después se quedara sin su último héroe y símbolo, podría facilitar un paso adelante negociador (incluso con algunas concesiones) por parte de los Estados Unidos. Pero sin duda ello era más esperable bajo la presidencia de un moderado y relativamente distante Barack Obama que no bajo la influencia de los "halcones" ultraconservadores de que se rodea el histriónico y recoroso Donald Trump.
Para los políticos conciliadores y realistes, Fidel Castro ha muerto demasiado tarde para facilitar un salto adelante en la negociación, a la vez que la elección de Donald Trump ha llegado demasiado pronto como para que hubieran "hechos consumados" y sin retorno posible.
Por todo ello parece lo más plausible que la situación cubana continuará a medio plazo enquistada, bajo Bloqueo y Embargo, que ya duran muchas décadas como hemos explicado en el post ¿SIN EMBARGO CUBA DESBLOQUEADA?
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