Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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Oct 14, 2017

FENÓMENOS-INTER CONTRA ÉLITES EXTRACTIVAS



Los fenómenos-inter turboglobalizados y neoliberales juegan por el momento claramente en favor de los intereses particulares de esas élites extractivas globales y en contra del resto de la población e –incluso- de las políticas de los Estados nacionales.
 
Tal situación nos parece difícilmente reversible a medio plazo si no se impulsan otros fenómenos-inter, que claramente son menos favorables a los intereses de esas élites y que –si se llevan a cabo adecuadamente- pueden empoderar de nuevo a la política y a la población mundial (incluso sin debilitar en demasía a los Estados nacionales).


Por tanto abogamos por ampliar y potenciar la ya incipiente internormatividad mundial e interconstitucionalidad en amplias regiones del mundo. Es decir, se trata de potenciar el nomos internacional (en sentido amplio del griego “nomos” que –como saben- integra lo jurídico, lo social y lo político) para así poder controlar los flujos financiero-económicos que en la actual turboglobalización neoliberal resultan casi indetectables y –aún menos- fuera de toda eficaz imposición fiscal. Solo así se podrá minimizar la proliferación y enriquecimiento de las mencionadas élites extractivas globales, permitiendo que vuelvan a disminuir las tasas de desigualdad y se reempoderen la política y el conjunto de la población.

Si no desarrollamos procesos interjudiciales y de cooperación política internacional que permitan controlar las élites extractivas globales, éstas continuarán situándose por encima de los necesarios controles de los Estados, de los judiciarios nacionales, de la política y de la democracia. Este es sin duda uno de los mayores peligros de la turboglobalización neoliberal y que permite definir el presente como “sociedad del riesgo” (Beck, 2007 Y 2006). Pues tales elites extractivas globales parecen capaces, no solo de beneficiarse de la actual turboglobalización en detrimento de los Estados y sus poblaciones, sino también de condicionar negativamente o incluso bloquear duraderamente el desarrollo humano y el empoderamiento social.
Consideramos que este gran riesgo todavía no es percibido en toda su peligrosidad. Así como también cuesta entender los mecanismos que permiten a esas élites extractivas librarse del control democrático de la ciudadanía y de las políticas nacionales. Pero la actual turboglobalización muestra cada día que –sin duda- consiguen escapar a la sola presión de los distintos Estados y sistemas jurídicos nacionales, y que solo serán controladas si los Estados colaboran generando un marco interjurídico fuerte y global. Al respecto saludamos como muy necesario el proyecto liderado por el prof. Paulo Ferreira da Cunha de una Corte Constitucional Internacional. 


Pues hoy -insistimos- las élites extractivas han dejado de ser básicamente nacionales para ser una nueva clase global, con muy pocos vínculos y compromisos nacionales. Ello les facilita, beneficiarse de la turboglobalización financiero-económica, especialmente en la medida que la política actual muy “territorializada” todavía no consigue controlar la mayoría de sus defectos, inconvenientes y “daños colaterales”.


Hay que reconocer que actualmente los Estados nacionales e incluso las instituciones de gobernanza mundial no han conseguido controlar eficazmente esa nueva clase global de elites extractivas, que juegan a una especie de “capitalismo de casino” (termino usado por gente ideológicamente tan diferente como Mario Soares o Susan Strange) y –así- consiguen con relativa facilidad “hacer saltar la banca” de los Estados nacionales.
 
Pensemos que en gran medida eso ha provocado la debilidad de muchas monedas, deudas soberanas y ratios internacionales de algunos países. Además, como se ha podido ver con la crisis post2008, cuando esas prácticas peligrosas y a veces muy abusivas se vuelven contra los mismos agentes que las han provocado, estos han de ser “salvados” con dinero público, pues su caída –se dice- podría colapsar todo el sistema económico nacional o –incluso- internacional.

En la desregularizada turboglobalización neoliberal, las élites extractivas son cada día más globales y pueden fácilmente situarse por encima de los marcos jurídicos, económicos y sociales nacionales. Vemos que pueden jugar con grandes ventajas gracias a los paraísos fiscales más o menos encubiertos; a la rapidez de los flujos económicos y financieros; a la facilidad en las deslocalizaciones productivas; a las muchas posibilidades que permiten las actuales tecnologías de la información y la comunicación, etc.  
Por eso Bauman (2007: 113) denuncia esa nueva elite con orientación global, solo enraizada nacionalmente de manera muy débil, desacomplejadamente desvinculada de cualquier solidaridad con las humildes poblaciones nacionales y que ha desconectado totalmente con los espacios vitales nacionales tradicionales. Ja no son a efectos de solidaridad ciudadanos de ningún país… han devenido apátridas.
 
También Huntington (2004: 311) lamenta que en la turboglobalización actual se ha llegado al extremo en que: “Alguien cuyas lealtades, identidades e implicaciones sean puramente nacionales tiene menos probabilidades de auparse a la cima en los negocios, el mundo académico, los medios de comunicación o el ámbito profesional, que alguien que trasciende tales límites. Salvo en la política, quienes se quedan en casa, se quedan atrás. Quienes progresan, piensan y actúan a nivel internacional. Como decía el profesor de sociología Manuel Castells: ‘Las élites son cosmopolitas; la gente, local’. La oportunidad de sumarse a este mundo transnacional, no obstante, está limitada a una reducida minoría de la población de los países industrializados y a apenas un minúsculo puñado de personas de los países en vías de desarrollo.” (el subrallado es nuestro).

Como hemos apuntado, esas élites globales –precisamente por serlo- tienen enormes posibilidades para beneficiarse de la turboglobalización y devenir “extractivas”. Por una parte pueden jugar con y entre las distintas legislaciones que todavía son básicamente de alcance “nacional”, escapando así a la capacidad del judiciario (normalmente también nacional) para detectar rápidamente sus prácticas, poderlas controlar eficazmente y conseguir condenas efectivas que no puedan eludir con argucias internacionales.

Por otra parte, esas elites extractivas globales muchas veces llevan a cabo una especie de hábil “chantaje” a los Estados donde actúan. Precisamente gracias a la movilidad turboglobalizada de sus capitales y la mínima regulación internacional neoliberal, fácilmente consiguen exenciones tributarias especiales de las que no pueden gozar la población nacional. Así, se aprovechan muchas veces de la necesidad de atraer nuevos capitales por parte de los países y de sus gobiernos. Por tanto consiguen beneficios a base de jugar “en contra de la banca” –para decirlo así- y en contra de los distintos intereses nacionales.

Parte del artículo “Interconstitucionalidades, desarrollo y élites extractivas en la crisis global” de Gonçal Mayos (pp. 59-78) en Constitucionalismo e Geopolítica: Estudos comparados sobre efetividade constitucional, Alexandre Walmott & Saulo P. Coelho (coords.) D. Safe Coelho & Felipe M. Bambirra (orgs.), Uberlândia: Editora Laboratório Americano de Estudos Constitucionais Comparados, 2017, 406 p.

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