Comenzamos destacando la relevancia de la política inmunológica
precisamente en una era marcada por la pandemia del Covid-19. Aunque la idea ya
se desarrolló en los años 1990 en obras de Jacques Derrida, Roberto Espósito, Giorgio Agamben
y otros, creo que es hoy cuando muestra su profunda relevancia.
Pues efectivamente las sociedades tienen mecanismos y respuestas inmunológicos en contra tanto de cuerpos extraños como de aquellos miembros internos que manifiestan comportamientos que ponen en peligro su equilibrio homeoestático.
La
política inmunológica no es ningún organicismo de tipo clásico (tanto en Platón
como el Leviathan hobbesiano como un hombre monstruoso compuesto de individuos)
que tenía los inconvenientes de naturalizar lo social, de minimizar su autonomía y
de someterlo a biologismos o psicologismos.
La serie de crisis económicas (hipotecaria, financiera, deudas soberanas…) a partir del 2007 han mostrado que la sociedad neoliberal funciona como un organismo muy estresado que es incapaz de mantener el equilibrio homeostático prometido. Por ello (como ya insistió Marx) cae reiteradamente en crisis autogeneradas.
Tales crisis sucesivas muestran no solo que los mecanismos protectores inmunológicos han fallado en prever, avisar y curar las disfunciones, sino que además aumentan su impacto negativo al potenciar reacciones egoístas, histéricas y de sálvese quien pueda.
La deficiente resolución de aquellas crisis económicas ha acentuado la
debilidad inmunológica social ante las actuales “políticas del desconcierto” y
la lucha en contra de la pandemia. Pues aún antes la sociedad ya estaba inmunológicamente
deprimida. Incluso lo está actualmente la democracia, como vemos en Estados
Unidos con Donald Trump que se resiste a ceder el poder al nuevo presidente
electo Joe Biden y baraja visiblemente soluciones autoritarias iliberales.
Paradojalmente puede estar acercándose a las políticas practicadas por Putin,
Bolsonaro, Erdogan, Orban…
Similarmente, las políticas del desconcierto post2015 han roto todo
consenso en los tres ejes políticos más importantes:
- - En la
determinación de la dualidad nosotros-ellos o amigos-enemigos (que Carl
Schmitt la más decisiva en lo político).
- - No
sólo en el nivel de redistribución económica sino incluso tiene sentido
en si misma y en algún grado.
- - La
legitimidad misma de las políticas de inclusión y reconocimiento ante
vulneraciones raciales, étnicas, de género, culturales, etcétera.
Además y más allá de esa rotura de consensos, resulta claro que la sociedad esta brutalmente antagonizada como pocas veces antes, mostrando que los mecanismos autoinmunológicos están fallando.
Todo ello provoca un gran stress a la ciudadanía y a los mecanismos
democráticos. Éstos experimentan tensiones iliberales y autoritarias que pone
en peligro su supervivencia. Al respecto el Covid se ha sumado a aquellas
crisis económicas, a las políticas del desconcierto y un fracaso generalizado
de la inmunología democrática.
Terminaremos destacando la importancia para tomar medidas para fortalecer la democracia, de tal manera que, cuando superemos la pandemia -que lo haremos-, también hayamos reforzado inmunológicamente una democracia de calidad.
* * * * *
Es el esquema de las conferencias sobre CIUDADANÍA Y COVID. ¿HACIA UNA SOCIEDAD DEL CONFINAMIENTO? de Gonçal Mayos Solsona y CIUDADANÍA PRECARIA Y PANDEMIA: FRAGMENTACIÓN Y RECONSTRUCCIÓN DE LA CIUDADANÍA EN LA PANDEMIA DEL COVID-19 de Joan Lara Amat y León (Director de equipo de investigación DEMOS UNMSM y profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, UNMSM).
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