Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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Oct 17, 2018

TURBOGLOBALIZACIÓN HOY


Los grandes cambios históricos siempre han provocado reacciones contrastadas, precisamente porque han beneficiado a unos y han perjudicado o castigado a otros. Si ir más lejos, la globalización moderna iniciada -como afirman Dussel y Wallerstein- en 1492 convirtió en imperios “donde no se ponía el sol” a las coronas española y portuguesa. Ellas fueron sus primeros grandes beneficiarios con la conquista y posterior colonización no sólo de América sino de muchas de las costas mundiales. Como todos sabemos pronto se añadieron en la colonización Inglaterra, Holanda, Francia… en una carrera por repartirse el mundo y el botín que ello representaba de metales preciosos, materias primas, siervos y esclavos, mercados cautivos, etc.

Evidentemente ello también provocó inevitables contrapartidas. Imperios poderosos como el Azteca y el Inca se hundieron pronto, otros como el Mogol indio resistió un poco más, también algunos incipientes reinos africanos y aún un poco más los diversos imperios musulmanes. Pero uno tras otro fueron cayendo bajo el dominio europeo, siendo los últimos en ser subordinados (si bien no propiamente colonizados) los grandes imperios orientales de China y el Japón.

Finalmente todos los territorios de la Tierra terminaron integrados en un único “sistema-mundo” (Wallerstein, 1984) a medida que las rutas marítimas y luego las ferroviarias vinculaban el “viejo mundo” del continuo terrestre euro-africano-asiático con el “nuevo mundo” americano, Australia y las islas de Oceanía.

Es mucho más complejo e incluso discutible determinar como los avatares de esa globalización político-económica afectó a los habitantes de unos y otros territorios. Pero sin ninguna duda podemos decir que también para las personas particulares hubo vencedores y vencidos, beneficiados y damnificados. Todo se complicó aún más cuando esa primera globalización moderna fue acelerándose y convirtiéndose en la turboglobalización actual (Mayos, 2016a).

A diferencia de la primera globalización –donde los viajes por mar y tierra era lentos y muy peligrosos-, la actual se caracteriza no solo por la aceleración de sus flujos, sino también por su crecimiento exponencial en cantidad y calidad. Pues actualmente las conexiones aumentan exponencialmente en todos los parámetros de interacción: velocidad, cantidad, calidad, inten­sidad, alcance, lejanía, aceleración, sistematicidad, seguridad, constancia, omnipresencia...

Actualmente no solo toda la Tierra está globalizada y forma un sistema único ecológica y económicamente. También está turboglobalizada pues -como hemos dicho- se caracteriza por la aceleración exponencial de todos los parámetros de interacción. Hoy nuestras acciones afectan a toda velocidad gentes y territorios muy alejados, pero además su feedback y decisiones propias nos llegan con una intensidad y consecuencias impensables hasta hace pocos años. Ahora bien, estamos turboglobalizados lamentablemente no respeto a las personas y a los derechos humanos, pero sí ante unos flujos informativos, tecnológicos, financieros y especulativos que tienen hoy un alcance, penetración y aceleración que los hacen difícilmente controlables por la política tradicional y los Estados-nación tradicionales.

La instantánea integración de Internet incluso parece realizar el ideal leibniziano de “mónada”. Es decir una unidad que integra en si toda la información sin las tradicionales barreras o limitaciones del espacio, la materia, el relieve geográfico, la distancia, etc. Por ello la acelerada turboglobalización actual tiende a ese ideal imposible de la “mónada de mónadas” (Mayos, 2016a) y ya nadie está a resguardo de su determinante impacto.

Antes de la primera globalización moderna, la humanidad no tenía consciencia de sí como un conjunto en constante y profunda relación. Quizás solo consiguió generalizar esa consciencia en el siglo XVIII o incluso en el XIX. Pero hoy la «turboglobalización» es una realidad evidente y decisiva para todos por su rapidez, intensidad, instantaneidad, omnipresencia, acelerados y lejanos feedbacks, así como también por haberse convertido en una realidad sistemática, cotidiana y banal.

Como suele pasar, esos cambios cuantitativos generan cambios profundamente cualitativos en las realidades sociales y en las mentalidades. Como veremos generan también profundas reacciones socio-políticas y significativos cambios en la legitimidad política. Naturalmente la percepción de los efectos favorables o desfavorables, positivos y negativos de la turboglobalización ha impulsado la toma de posición respecto a ella. Por eso hoy el debate entorno la globalización y sus efectos es omnipresente e incluso bastante virulento.

Como veremos, es una discusión que lo penetra todo, influye y contamina cuestiones sociales aparentemente lejanas como algunas que trataremos. En todos los casos, comprobaremos como resulta del todo decisivo valorar el posicionamiento ante la turboglobalización de la gente y como la afecta en cada caso particular. Sólo así podremos comprender sus acciones y reacciones, así como la legitimidad de estas se muestra muy afectada.
 

Del artículo de G. Mayos “Conflictos de legitimación en la turboglobalización” en Legitimidad y acción política, Norbert Bilbeny (Coord.) con Daniel Innerarity, José Manuel Bermudo, José A. Estévez, Félix Ovejero, Ignaci Terradas, Jule Goikoetxea, Iñigo González, Francisco Corrales, Martha Palacio, Ander Errasti, Miguel Mandujano, Lluís Pla, Norbert Bilbeny y Gonçal Mayos, Universitat de Barcelona, 2018, pp. 317-338. ISBN: 978-84-9168-139-7.

Véanse los post:







 
- ¿CABALGAR EL TIGRE O DESCABALGARLO?

 

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