Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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Aug 15, 2021

CRÍTICA DE LOS PREJUICIOS DISCIPLINARES

 

Los análisis científicos macro son imprescindibles para explicitar y discutir críticamente los prejuicios disciplinares

Como vemos, prejuicios dogmáticos invisibilizados escindieron en ciencias estancas e incapaces de dialogar productivamente durante décadas ciencias humano-sociales como la sociología, la etnología, la etnografía y la antropología social y cultural. Ello comportaba escindir y dificultar el análisis profundo de la condición humana que resultaba troceada en ciencias, cada una de las cuales trabajaba con gran eficacia en su ámbito disciplinar micro, pero que así ocultaban muchas cuestiones cósmico-kantianas, críticas y emancipadoras. 

Recordemos que la sociología de Comte aspiraba a construir racionalmente las sociedades avanzadas del futuro mediante positiva ingeniería social. Tocqueville analizaba los mecanismos democráticos, las organizaciones libres, los sistemas penales que se querían racionalizar, el paso del antiguo régimen al mundo postrevolucionario, las características de las revoluciones modernas, la protección de los individuos respecto a la presión grupal o tiránica, etc. En cambio, la antropología social de Tylor, Frazer y Boas dedicaba volúmenes y volúmenes al estudio de los mitos, los rituales, las religiones, la magia, los tabús… de las culturas primitivas. 

Como vemos, había subyacente -pero ejerciendo un enorme poder sobre las consciencias y los estudiosos- un prejuicio epistémico general y una dualidad discriminadora y excluyente. Además, ésta se mantuvo acríticamente, en gran parte por dos motivos correlacionados: era una cuestión demasiado cósmica y ‘macro’, y -además- toda la atención se focalizaba en estudios micro y especializados. 

Ello permitía que el enfoque exclusivamente ‘micro’ se autolegitimase y se reprodujera inconscientemente mientras -además- invisibilizaba, obviaba, distraía e imposibilitaba el análisis crítico y macrofilosófico, que precisamente era aquello capaz de ponerlo en evidencia. Así se conseguía no pensar ni formular la pregunta relativamente obvia y trivial de ¿por qué tres ciencias para analizar las sociedades humanas en lugar de una única y común?

 

Seguramente se habría avanzado mucho en la explicitación crítica de los prejuicios más o menos inconscientes tras la estanqueidad de las mencionadas ciencias especializadas si se les hubiera aplicado análisis macro y comparativos basados -por ejemplo- en la distinción de Ferdinard Tönnies (formulada en 1887) entre Gemeinschaft (comunidad) y Gesellschaft (sociedad)[1]. Pero y a pesar de esfuerzos destacados y elogiables, en general se impuso la hegemonía atomizadora, micro, fragmentadora e hiperespecializada. 

Esa ultracompartimentación micro tiene -como ven- enormes consecuencias epistémicas pero también políticas, éticas, críticas y emancipatorias. Hoy lo sabemos porque afortunadamente esa tripartición está siendo superada y los métodos sociológicos marxistas, weberianos, durkhemianos, etc. se aplican interdisciplinarmente y con éxito al estudio de los incas, de los yanomami y de cualquier otro tipo de sociedad. 

Paralelamente métodos de vigilante extrañamiento en la participación observante (de Bronislaw Malinowski) los ha aplicado con frutos excelentes por ejemplo Bruno Latour para analizar las prácticas reales de los científicos en nuestros laboratorios avanzados[2]. Así Latour constata la gran diferencia existente entre los discursos y las prácticas reales, entre lo que los científicos declaran hacer y lo que efectivamente hacen. 

Naturalmente eso no puede ser bien detectado con análisis exclusivamente hiperespecializados pues allí todo se disgrega y escinde. Ahora bien, superada la partición micro, aparece una creativa transversalidad que sólo ha sido posible por la suma de la crítica macrofilosófica y el esfuerzo propio de muchas disciplinas por plantear en su seno cuestiones e investigaciones macro.

 

Macrofilosófica reivindicación de lo ‘macro’ en todas las ciencias y disciplinas

Eso es también lo que hay que hacer, eso es lo que exige hoy también el desarrollo de las ciencias. La hiperespecialización ha dado sin duda frutos excelentes que no vamos a negar, pero se encuentra hoy en una persistente reducción de los resultados marginales de sus estudios. Cada vez aportan menos los estudios micro, aunque continúan siendo necesarios. Y en cambio los estudios inter, trans, multidisciplinarios y macro muestran rendimientos marginales crecientes, pues es en las áreas limítrofes y conjuntas -que han sido marginadas durante años por la especialización- donde hoy se encuentran las mejores oportunidades cognitivas, de creación e innovación, de pensamiento otro, crítico, cósmico y emancipador. 

Por tanto, si me permiten persistir en la irreverencia y ya que estoy entre amigos, les diré que no les vengo a ‘vender’ mi disciplina, mi paradigma, mi metodología, mi macrofilosofía, etc. Sino que reivindico el derecho de todos en cualquier ciencia o disciplina a reflexionar, a problematizar, a cuestionar, a desenmascarar, a sospechar y a criticar todo aquello que les parezca interesante o discutible en sus respectivos paradigmas disciplinarios. 

Si eso puede hacerse en un estudio micro, bien venido sea, pero si es macro también debe ser pensado y problematizado. Pues en el desarrollo de las ciencias, la interacción y el diálogo micro-macro ha sido siempre tremendamente importante. Y al contrario: marginar lo macro y lo cósmico kantiano ha sido un error, aunque ciertamente un error muy cómodo pues la hiperespecialización es muy cómoda. 


Por tanto, reivindicamos la libertad y la necesidad de compaginar lo micro ultraespecializado con lo macro, inter, multi y transdisciplinar. En el caso de muchos de ustedes, ello incluye su libertad para problematizar y politizar críticamente muchos ámbitos del derecho, de las ciencias del estado, de la constitución brasilera del 1988 y de la que podría llegar a votarse en el futuro; del impacto de la cultura, la política y la filosofía sobre el nomos jurídico en general, y de éste en la vida de la gente, etc. 

Sin duda, mucho de ello suele escapar de lo ‘micro’ definido estricta y positivamente por el paradigma hegemónico en las disciplinas aisladas. Además, todo eso puede ser denunciado como ideológico, exageradamente prejuicioso o -simplemente- fruto de un juicio tendenciosamente peligroso. Todo ello puede ser rechazado precisamente por ser discutible y discutido, por atender a cuestiones consideradas demasiado abstractas, demasiado problemáticas y referentes a valores que deberían ser intocables.



[1] Véase Ferdinard Tönnies, F. (1984) Comunitat i associació. Barcelona: Edicions 62.


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