Las crisis neoliberales del siglo XXI han convertido en obsoleto el
“concierto” económico, social, político y cosmovisional que
dificultosamente se había construido en los últimos 30 años.
Al gran eje de la política tradicional basado en la mayor o menor redistribución económica que enlazaba con la distinción “de clase” izquierda-derecha, se le sumó el eje de mayor o menor reconocimiento e inclusión de cuestiones ecológicas; de las diferencias de género, étnicas, raciales y culturales; y de las distintas minorías sociales.
Pero ambos ejes se han mostrado poco eficaces para estructurar ideológicamente a los nuevos populismos que hacen gala de no ser “ni de derechas ni de izquierdas”, además de atacar violentamente muchos de los consensos sociales alcanzados trabajosamente sobre el cambio climático, la ecología, los géneros, los colectivos LGT, las minorías, las políticas positivas, etc.
Al gran eje de la política tradicional basado en la mayor o menor redistribución económica que enlazaba con la distinción “de clase” izquierda-derecha, se le sumó el eje de mayor o menor reconocimiento e inclusión de cuestiones ecológicas; de las diferencias de género, étnicas, raciales y culturales; y de las distintas minorías sociales.
Pero ambos ejes se han mostrado poco eficaces para estructurar ideológicamente a los nuevos populismos que hacen gala de no ser “ni de derechas ni de izquierdas”, además de atacar violentamente muchos de los consensos sociales alcanzados trabajosamente sobre el cambio climático, la ecología, los géneros, los colectivos LGT, las minorías, las políticas positivas, etc.
Ello ha ampliado incluso el desconcierto que
se experimentó en los años 1960, cuando se incorporaron con fuerza por
primera vez las politizaciones del reconocimiento. Entonces los partidos
–tanto de derechas como de izquierdas- basados entonces casi
exclusivamente en el eje redistributivo quedaron desconcertados ante la
eclosión de los nuevos movimientos sociales. Éstos coincidían en ir más
allá de la estricta dualidad de clase y encarar conflictos complejos que
hasta entonces se tendían a negligir entre incluidos-excluidos,
establishment-disidencia/contracultura, mayorías-minorías...
La
Gran recesión post2007, la austeridad, la turboglobalización y los
cambios tecnológicos han provocado un desconcierto aún superior, sobre
todo por un inquietante contexto económico que en los 1960 no se daba en
Occidente. Especialmente los populismos han detectado y usado
políticamente los malestares fruto de la creciente escisión entre los
vencedores y perdedores por esos grandes cambios.
Como dice el Informe
CIDOB ‘El món el 2019‘, han introducido divisiones internas y “muros
invisibles” que a veces son más rotundos e impactantes que los
tradicionales entre las fronteras nacionales. Por eso no tiene que
extrañar que tanto populismos de derecha como de izquierda reclamen
protecciones nacionales, aislacionismos, discriminación xenofóbica y prácticas de guerra comercial.
De
ahí proviene gran parte del predicamento actual de autoritarismos o
iliberalismos a lo Putin, Xi Jinping, Trump, Le Pen, Orbán, Bolsonaro,
Erdogan... Muchas veces se añora el viejo Estado- nación sintiendo que
ha perdido agencia y capacidad de proteger la población sin que –en
cambio- emerja una clara, ordenada y protectora gobernanza que los
sustituya. Todo parece indicar que en la salida de la Gran Bretaña de la
Unión Europea hay tanto la nostalgia del antiguo imperio británico como
–y quizás más- que la gobernanza europea no consigue inspirar similar
confianza en la gente.
Las
“políticas del desconcierto” y los populismos son pues en gran medida
resultado de falta de una nueva gobernanza preparada para la
turboglobalización y de la ineficacia de las instituciones democráticas
actuales. Nacen pues de tensiones sociales, económicas y políticas
provocadas por sobre todo por:
-
la competencia turboglobalizada que fomenta las
deslocalizaciones industriales, la movilidad y poca tributación de los
capitales internacionales, y las migraciones y el multiculturalismo de
las sociedades.
- los “fenómenos-inter” que van integrando crecientes regiones mundiales a efectos económicos (pero no exclusivamente), sin conseguir sustituir en el imaginario, pero también en la vida cotidiana de las personas a los viejos “Estados-nación” que tradicionalmente eran capaces de unas fronteras estancas que hoy han devenido imposibles (como muestra la rapidísima expansión del virus Covid-19).
- la dificultad de equilibrar y satisfacer las tensiones opuestas entre la globalización, la democracia política y la soberanía nacional (Rodrik, 2012).
- los “fenómenos-inter” que van integrando crecientes regiones mundiales a efectos económicos (pero no exclusivamente), sin conseguir sustituir en el imaginario, pero también en la vida cotidiana de las personas a los viejos “Estados-nación” que tradicionalmente eran capaces de unas fronteras estancas que hoy han devenido imposibles (como muestra la rapidísima expansión del virus Covid-19).
- la dificultad de equilibrar y satisfacer las tensiones opuestas entre la globalización, la democracia política y la soberanía nacional (Rodrik, 2012).
Las
consecuencias de la depresión post2007 han provocado un gran estrés en
las economías, pero también en las sociedades y estructuras políticas.
El anterior sistema de partidos y de instituciones no ha gestionado bien
esta larga crisis (Hopkin & Blyth, 2018) que ha empobrecido gran
parte de la población.
Ello ofrece una oportunidad histórica a nuevos movimientos sociales y liderazgos políticos que han irrumpido con fuerza generando respuestas crecientemente iliberales (Rodrik, 2012 y 2018) y fuera del marco tradicional. Ahora bien, se trata de una oportunidad política que manifiesta posturas ideológicas muy distintas.
Ello ofrece una oportunidad histórica a nuevos movimientos sociales y liderazgos políticos que han irrumpido con fuerza generando respuestas crecientemente iliberales (Rodrik, 2012 y 2018) y fuera del marco tradicional. Ahora bien, se trata de una oportunidad política que manifiesta posturas ideológicas muy distintas.
Además,
como remarca Laclau (2005), la “razón populista” puede ser
instrumentalizada por cualquier contenido ideológico concreto, tanto de
izquierdas (el propio de Laclau) como de derechas. Pues si se trata de
obtener el poder mediante elecciones (y no por un golpe de Estado) es
vital generar una alianza mayoritaria que aúne los distintos malestares y
politizaciones en un marco “popular” común. Laclau destaca la
importancia de usar para ello “conceptos flotantes” (la “libertad” es
uno habitual desde hace muchas décadas) que permitan movilizar al máximo
las multitudes. Ahora bien, esa estrategia o mecanismo político puede
llevarse a cabo desde ideologías opuestas.
Aunque
ya habían antecedentes que muchas veces se habían menospreciado, el
populismo contemporáneo explota sobre todo después de las crisis
enlazadas entre 2007-2009. Primero se movilizaron sectores críticos de
izquierda entre 2011 y 2014 por ejemplo en el 15M, en las Primaveras
árabes, Occupy Wall Street, en las manifestaciones brasileñas del 2013 o
en las reacciones frente a la deuda griega.
Pero luego -entre 2016 y 2019- la movilización se centró en sectores más a la derecha, por ejemplo, alrededor de Steve Bannon y Trump, la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea, el voto en contra del pacto de pacificación en Colombia, la deriva iliberal de la presidencia de Viktor Orbán en Hungría o la eclosión de Cs y Vox en España y de Matteo Salvini en Italia.
Pero luego -entre 2016 y 2019- la movilización se centró en sectores más a la derecha, por ejemplo, alrededor de Steve Bannon y Trump, la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea, el voto en contra del pacto de pacificación en Colombia, la deriva iliberal de la presidencia de Viktor Orbán en Hungría o la eclosión de Cs y Vox en España y de Matteo Salvini en Italia.
Ello
concentró la atención en el libro del 2005 On Populist Reason del
politólogo postmarxista argentino profesor en la Universidad de Essex,
Ernesto Laclau. El término “populismo” parecía describir esos nuevos
movimientos y anticipar las posteriores “políticas del desconcierto”
(Mayos, 2020) que rompían los consensos y prácticas políticas
tradicionales.
Ahora bien, la desorientación de los analistas era
prácticamente comparable a la de los votantes, mientras aumentaba la
virulencia en los conflictos y luchas políticas, mostrando que la
sociedad surgida de la gran crisis económica estaba mucho más
profundamente escindida de lo que nadie había sospechado.
Brotaban en ella poderosas fuerzas antagonizantes que –además- eran amplificadas por nuevas tecnologías con gran impacto político, como se vio en resultados electorales inesperados como la victoria presidencial de Donald Trump sobre Hillary Clinton o el resultado del referéndum por el Bréxit.
Brotaban en ella poderosas fuerzas antagonizantes que –además- eran amplificadas por nuevas tecnologías con gran impacto político, como se vio en resultados electorales inesperados como la victoria presidencial de Donald Trump sobre Hillary Clinton o el resultado del referéndum por el Bréxit.
Habían
aparecido nuevas y profundas tensiones en los Estados y gobernanzas
democráticos, que no desaparecerían fácilmente, como algunos insistían
en creer. Pero faltaba todavía una teoría mínimamente completa que las
explique y que –sobre todo- permita reconducir esas profundas
tensiones político-sociales.
Del artículo “Crisis
Neoliberal, Políticas Del Desconcierto y Autoritarismos Populistas” de Gonçal
Mayos en la revista Clivatge. Estudis i
testimonis sobre el conflicte i el canvi socials, núm. 8, 2020.8.5, pp.
194-237. ISSN en línea: 2014-6590, DOI: 10.1344
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30 comments:
I no serà Gonçal... que “tiempos pasados siempre fueron mejores?”...
(jo fa molt temps que et llegeixo i aquest missatge, encara que sigui de manera subliminal, l’intueixo a tots els escrits...)
De fet el populisme no és un invent actual, Toni.
Té relació amb els anomenats legisladors o tirans grecs, se l'associa a Graco i alguns consols romans, té antecedents en les ciutats-estat italianes del Renaixement... Tot això està força estudiat.
Evidentment i de forma indiscutible és darrera de Perón-Evita-Isabelita (i els Kirchner), també de Getulio Vargas al Brasil...
De fet és una tendència i alternativa que sol posar-se en marxa quan hi ha un sistema i unes elits degradats.
però un cop llegit el teu article continuo pentant :
I no serà Gonçal... que “tiempos pasados siempre fueron mejores?”...
(jo fa molt temps que et llegeixo i aquest missatge, encara que sigui de manera subliminal, l’intueixo a tots els escrits...)
En l'article comparo la situació actual amb els feixismes i totalitarismes dels anys 1930, Toni, amb els quals es compara sovint la situació actual. https://goncalmayossolsona.blogspot.com/2020/07/revivimos-el-fascismo-o-el-peronismo.html
Hi destaco dos aspectes decisius que clarament fan molt més desitjable la situació actual:
La democràcia i els drets humans són dos ideals indiscutibles avui al menys nominalment (però les formes són quelcom important).
En els anys 1930 la democràcia era vilipendiada tant pels feixismes i conservadurismes de dreta com pels comunismes d'esquerra. I els drets humans no existien ni com a ideal.
Concloc en definitiva que: Qualsevol temps passat NO sempre fou millor!!!!!!!
"Las crisis neoliberales del siglo XXI han convertido en obsoleto el “concierto” económico, social, político y cosmovisional que dificultosamente se había construido en los últimos 30 años. "
"Pero ambos ejes se han mostrado poco eficaces para estructurar ideológicamente a los nuevos populismos que hacen gala de no ser “ni de derechas ni de izquierdas”, además de atacar violentamente muchos de los consensos sociales alcanzados trabajosamente sobre el cambio climático, la ecología, los géneros, los colectivos LGT, las minorías, las políticas positivas, etc. "
"Ello ha ampliado incluso el desconcierto que se experimentó en los años 1960, cuando se incorporaron con fuerza por primera vez las politizaciones del reconocimiento"
"La Gran recesión post2007, la austeridad, la turboglobalización y los cambios tecnológicos han provocado un desconcierto aún superior, sobre todo por un inquietante contexto económico que en los 1960 no se daba en Occidente. Especialmente los populismos han detectado y usado políticamente los malestares fruto de la creciente escisión entre los vencedores y perdedores por esos grandes cambios."
etc., etc., etc...
A veure hi ha dades contundents i molt lògiques a favor d'aquestes afirmacions, Toni.
O estàs sostenint que la història és procés progressiu imparable on ni tan sols hi ha momentanis retrocessos?????!!!!!
Per tant, tot temps present o futur ha de ser forçosament i en tots els aspectes millor que no qualsevol del passat?
És això el que afirmes???
Perquè no dones arguments concrets en contra de cap de les afirmacions mencionades.
Només t'admires de que hom pugui fer crítiques a un temps tan "fantàstic" com l'actual.
"Per tant, tot temps present o futur ha de ser forçosament i en tots els aspectes millor que no qualsevol del passat?
És això el que afirmes???"
NO...!!! jo només estic oposant-me a al concepte -crec que tronat. de que “tiempos pasados siempre fueron mejores?”...
(i jo fa molt temps que et llegeixo i aquest missatge, encara que sigui de manera subliminal, l’intueixo a tots els teus escrits...)
https://3.bp.blogspot.com/-NGkgFrzWBMI/XuedfvwOIII/AAAAAAAAJxQ/_U204enDaVs4G7d0XypHoA_wwV2NnlTjQCLcBGAsYHQ/s1600/POPEMA%2BBO%2B%2B20%2Bx%2B20%2B%2BW%2BVISUAL%2BCAF%25C3%2588%2BA%2BLES%2BCADIRES%2BBO%2BBO%2BBO%2BBO%2BCADIRA%2BDRETA%2BGIRADA.jpg
Ets l'únic que veu obsesivament arreu “tiempos pasados siempre fueron mejores”. I t'has de preguntar per què? Què et passa?
jo crec que tothom ho veu del color que li marca la seva personalitat...
anys endarrere en Muntanyola feia un "xiste" a la Vanguandia que se'n deia "El color de mi cristal"
potser algun psicoanalista ens podria explicar el perquè una mateixa cosa o fet... els uns la veuen d’una manera i uns altres d’una altra...
el que crec que és ben evident és que hi ha persones més optimistes i d’altres de més pessimistes...
també penso que quan la tecnologia sobrepassa la nostre capacitat d’assimilar-la... solem tenir tendència a pensar que totes les seves aportacions “són arts del diable” i que la cosa acabarà molt malament...
(cuando no se pueden son verdes...)
Això sens dubte, Toni.
Ara bé intento anar més enllà d'optimismes i pessimismes, per entendre els malestars actuals.
Assumint que -segurament per als humans- és molt difícil un temps llarg sense malestars.
Al respecte, el confinament va anul.lar un curs on volia comentar macrofilosòficament la famosa tonada que diu:
"Ni contigo ni sin ti
Tienen mis males remedio
Contigo porque me matas
Sin ti, porque yo me muero
Ni contigo, ni sin ti"
Crec que sovint caiem amb dilemes d'aquest tipus.
d'acord amb els dilemes... (potser la idea de la "perfecció" ens aixafa la guitarra contínuament... (això justificaria el "ni contigo ni sin ti")
però gens d'acord en que cadascú pugui prescindir de la seva visió optimista/pessimista a l'hora d'opinar sobre el que està passant, o del passat o del futur...
Cadascú és esclau dels seus prejudicis i estereotips.
en part si... suposo que alguna cosa podem corregir...
-jo crec que en una petita part me'n he sortit-
La gran dificultat és que no tenim experiència fora de la nostra manera d'ésser.
No poder ser afora de nosaltres mateixos.
No ens podem "veure" des de fora.
Ens passa a tots.
vivim en eterna soledat...
és un dels meus maldecaps més grans des de fa molt anys... que em fa preguntar si existiu els “altres” o no... (potser és tot un somni...)
A vegades també ho penso.
Però se'm passa ràpid quan tinc la sensació que els altres existeixen per a "fastidiar".
Llavors s'acaba la "tonteria" i em desperto del somni.
I em poso a treballar.
;-)
però hi ha somnis molt mortificadors que no deixen de ser somnis també... no... ???
no és un arument clau per pensar que un somni no és un somni... crec...
tampoc ho és pessigar-se... (jo alguna vegada ho he fet i quan em desperto penso que m'he pessigat en somnis...)
Els somnis i els ideals són una cosa molt seriosa. També ho és l'existència d'altri i de la realitat.
En filosofia s'hi han dit coses molt interessants. Ara bé són els tipus d'aproximament que si no es fan de manera realment profunda, tenen molt de debat inútil.
D'altres són més aviat malsons i recrear-s'hi no em sembla el millor.
I és llavors quan aconsello llevar-se i posar-se a treballar de veritat.
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