Según Nietzsche, mientras fueron capaces de vivir en la absoluta falta de esperanza para con la miserable raza mortal, los griegos presocráticos evitan la deriva nihilista. Pero más tarde, el nihilismo inconsciente de sí se extendió por todas partes cuando se impuso la “rebelión” de los incapaces de vivir bajo esa desesperanzadora perspectiva. Ello llevó a la hegemonía vital y cultural que encontramos –dice Nietzsche- bajo todas nuevas religiones, sistemas morales y metafísicas.
Durante el decisivo "tiempo-eje" analizado por Karl Jaspers (1965) aparecen las grandes construcciones religioso-morales de la historia humana. A partir de ese momento considerado “civilizatorio” y durante más de dos milenios, han imperado diversas formas de nihilismo inconsciente, cuya dialéctica hacía que fuera imposible evidenciar mínimamente su coste existencial.
Recordemos que Jaspers muestra la relevancia del gran ciclo civilizatorio que dio origen a los considerados tradicionalmente grandes valores humanistas. Va desde Zaratustra (al que Nietzsche homenajea, pero a la vez subvierte), Gilgamesh, los Vedas, el brahamanismo, Abraham, el pitagorismo, el monoteísmo de Akhenaton, Moisés, el budismo, el taoísmo, el confucianismo... hasta Jesús de Nazaret, Pablo de Tarso o Mahoma.
Significativamente, desde la perspectiva nietzscheana, también en relación a ese momento aparecieron la metafísica y –uniéndolo todo- el nihilismo. Ahora bien no había distintos tipos de nihilismo, pues éste se manifiesta proteicamente, facilitando que las muchas y sutiles diferencias camuflaran el fondo compartido.
Ello explica que durante dos milenios la batalla dominante no fuera tanto externa e intentando salir del nihilismo (pues no era percibido como tal). Fue una lucha interna y por la hegemonía entre sus distintos tipos. Pues las formas concretas del nihilismo implícito fueron evolucionando y luchando entre sí provocando que cada nuevo avatar se presentara a sí mismo como el auténtico “desvelamiento de la verdad”. Para abreviar usaremos el famoso proceso progresivo de acercamiento al “mundo verdadero” que formulo Auguste Comte en su Curso de filosofía positiva.
Las religiones –que pretendían superar los primitivos marcos zoofílicos y totémicos- evolucionan hacía el Dios único y verdadero de los tres grandes monoteísmos. Eso facilitaba su secularización y superación por los distintos tipos de metafísica onto-teo-lógicos y desantropomorfizados. Así lo verdadero deja de ser transcendente y pasa a ser inmanente a la realidad; pasa a ser la visión epistémica de la realidad que supera los errores de la opinión y del antropocentrismo.
Esa lucha entre hijos de un mismo nihilismo implícito (omnipresente durante dos milenios) continuará siempre bajo la pulsión dialéctica hacia la “verdadera verdad” y en busca de hacer transparente la realidad de las cosas. El positivismo, la ciencia, la tecnología y la industria pretenderán haber encontrado la verdad y poderla controlar a voluntad. Como vemos, una misma voluntad de veracidad y de dominio está subyacente a toda esa historia del nihilismo, lo que obsesiona a aquellos incapaces de confiar en su propia potencia vital.
El esquemático planteo de Comte coincide en gran medida con el más complejo de Heidegger (2000), que interpreta el nihilismo como el olvido del ser y de la radical problemática del pensar. También en Heidegger hay una profunda continuidad del nihilismo pues, aunque las religiones se secularizen en la metafísica, de esa manera también perviven. Siempre decantando la diferencia ontológica hacia los entes, una misma voluntad de dominio adoptará distintas figuras epocales hasta la tecnociencia moderna.
Ciertamente podemos constatar empíricamente esa pervivencia del nihilismo bajo una profunda evolución interna desde el tiempo-eje de Jaspers al fin de la metafísica que podría hacer posible un existir no nihilista. Sin ir más lejos, los muy violentos conflictos político-religiosos del llamado “Siglo de Hierro” (Kamen (1977) lo sitúa entre 1550 y 1660) coinciden con el inicio de la gran era de la moderna metafísica racionalista y del idealismo.
Se constata además que la secularización proclamada por Weber no comporta una total y automática sustitución de lo religioso por lo metafísico y Heidegger muestra como se mantiene un profundo esquema común “onto(teo)lógico”. Este persiste incluso bajo los ideales de “Progreso” o de “Revolución” que –significativamente- ambos se conjugan a la vez en clave científico-técnica y en clave político-moral. Como denunció Jacobi: querer sustituir a Dios por el “hombre” es nihilismo; si bien Nietzsche le recuerda que esa historia ya venía de mucho atrás y que e incluía a Jacobi. Pues el problema es mucho más profundo y –como dirá Nietzsche en su famoso escrito- enraíza en un común “sentido” moral “de la verdad y de la mentira”.
Hemos visto como Nietzsche consigue sintetizar en el nihilismo toda la compleja tradición occidental hegemónica, que se convertirá en una muy poderosa interpretación de Heidegger a Derrida, Colli o Vattimo. Nietzsche consigue mostrar la raíz nihilista que se apodera de las actitudes e ideas hegemónicas desde al menos Sócrates y el fin de la Tragedia Ática hasta él mismo. Sintetiza una parte esencial de la evolución de la humanidad con su teoría del “nihilismo europeo” que –luego- hemos podido constatar que también penetra en amplias zonas de las civilizaciones no europeas.
Nietzsche incluso acertó en aventurar que continuaría siendo “la historia de los próximos dos siglos. Describo lo que viene, lo que ya no puede venir de otra manera: el advenimiento del nihilismo. Tal historia ya puede ser relatada hoy, porque la necesidad misma está actuando aquí. Tal futuro ya habla a través de un centenar de signos, tal destino se anuncia por todas partes; para esa música del futuro ya están afinados todos los oídos. Toda nuestra cultura europea se mueve desde hace ya largo tiempo, con una torturante tensión que crece de década en década, como hacia una catástrofe: inquieta, violenta, precipitada”. Es el fragmento póstumo 11[411] de Nietzsche que citamos a través de la traducción y edición de G. Mayos, 2006.
Siendo una idea tan poderosa que permite sintetizar más de dos milenios de existencia humana en Europa y más allá, tenemos que preguntarnos ¿cómo pudo bloquearse o reprimirse durante milenios? Preguntémonos ¿por qué –si se trata de un advenimiento tan crucial- la humanidad ha demorado más de dos milenios en explicitar su sentido profundo e –incluso- habrá de batallar con ello al menos durante dos siglos más? ¿Cuál es el motivo para un tan gran retraso en el advenimiento del nihilismo?
- PENSAR EL NIHILISMO: NIETZSCHE AUTOCRÍTICO, INTEMPESTIVO Y CONTRADICTORIO
- COSMOVISIÓN TRÁGICA GRIEGA: ANTES DEL NIHILISMO
- EVOLUCIÓN DEL NIHILISMO: TIEMPO-EJE, RELIGIÓN, MORAL, METAFÍSICA Y TECNOCIENCIA
- EXPERIENCIA TRAUMÁTICA AL RECONOCER EL NIHILISMO
- TRANSVALORACIÓN Y TRAMPA NIHILISTAS
- SOLO EL CRISTIANISMO ATRAVIESA EL NIHILISMO
- HUNDIMIENTO DE LOS FUNDAMENTOS Y NIHILISMO CONSCIENTE
- GUERRA AL NIHILISMO. HACIA MÁS ALLÁ
Este post está basado en el artículo “¿Cómo Nietzsche supera el nihilismo y deviene antinihilista?” de G. Mayos del libro Nietzsche actual. Reflexiones ineludibles sobre un clásico intempestivo, Pablo Lazo y Paula Arizmendi (coords.), Ciudad de México: Universidad Iberoamericana, 2021, 284 pp. ISBN: 978-607-417-822-7. Una brevísima reseña.
Índice: Prefacio. Un Nietzsche para el siglo XXI, Germán Cano; Prólogo. Nietzsche actual. Reflexiones ineludibles sobre un clásico intempestivo, Pablo Lazo y Paula Arizmendi.
PRIMERA SECCIÓN. NIETZSCHE HOY. APUNTES SOBRE UNA FILOSOFÍA Y UN ESTILO INTEMPESTIVO. Nietzsche’s Kitchen. Prolegómenos para una filosofia de la alimentación, Ángel O. Álvarez Solís; Breve nota sobre el estilo aforístico de F. Nietzsche, Carlos Mendiola Mejía; Verdad, estilo y delirio en la escritura de Nietzsche. Reflexiones a partir de Sobre verdad y mentira en sentido extramoral; La pasión del conocimiento, Crescenciano Grave; ¿Cómo Nietzsche supera el nihilismo y deviene antinihilista?, Gonçal Mayos.
SEGUNDA SECCIÓN. NIETZSCHE Y LOS INTERLOCUTORES DEL (¿AYER?) MAÑANA. Deleuze, lector de Nietzsche, José Ezcurdia; Preplatónicos y la verdad de los milesios: Nietzsche und die Nullzeit der Philosophie, Panagiotis Deligianakis; Así habló Maquiavelo: Potencia agónica y política, desviada en tiempos de pasiones tristes, Dante A. Aragón Moreno; Nuevos sentidos políticos a partir de Nietzsche, Silvia L. Gil; Entre el velo y la pasión del conocimiento. Nietzsche como pensador de transición, Germán Cano; Bibliografía; Autores.
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