Después de haber estado fascinado desde muy pronto por la mentalidad griega presocrática, Nietzsche llegará a la conclusión que su grandeza se basa precisamente en haber evitado caer en el pesimismo y el nihilismo. Considera que lo impedían la ideología heroica homérica, la Tragedia Ática, ideas como el eterno retorno de lo mismo y vivir bajo una durísima concepción de la existencia humana que expresa contundentemente Sileno: para los humanos lo mejor sería no haber nacido y –cuando eso ya no es posible- lo mejor es morir joven.
Precisamente por oponerse a esa interpretación trágica de la condición humana, la benevolencia de Prometeo robando a los dioses el fuego y el conocimiento técnico resultaba doblemente castigada. En primer lugar en el propio Prometeo pues Zeus le encadena en el desierto escita y le condena a que un águila le coma cada día el hígado que le ha crecido por la noche.
Pero en segundo lugar, también es condenada la humanidad, ya que los dioses se vengaron enviando a la seductora Pandora, cuya curiosidad es tentada con una jarra llena de males que -espantada- sólo vuelve a cerrar dejando un único mal prisionero: la esperanza. Dentro de la mentalidad trágico-arcaica griega, eso significa que la humanidad aún puede evitar la potenciación del sufrimiento que se produce cuando se conserva todavía alguna esperanza.
El mensaje trágico es claro: la humanidad tiene que aceptar vivir sin la más mínima esperanza pues –como apuntará también Schopenhauer- ella no hace sino que el dolor sea más intenso. Consciente de ello, el pueblo ateniense revivía catárticamente esa convicción en cada representación de las grandes tragedias áticas. Como apunta Aristóteles, a través de los sufrimientos de los héroes trágicos sublimaban catárticamente los suyos propios y –añade Nietzsche- consiguen evitar caer en la esperanza metafísico-moral y el nihilismo.
Similarmente actúa el equilibrio dionisíaco que (representado por el coro) expresa el punto de vista del destino, de la cosmovisión trágica y la voz colectiva. Así se evita la personalización y moralización de los conflictos que se producirá ya con Eurípides quién era discípulo de Sócrates y que por todo ello –dice Nietzsche- marca la decadencia de la tragedia.
También el eterno retorno con su tiempo circular y el amor fati impedían que los griegos presocráticos cayeran bajo el embrujo no solo del tiempo lineal y progresivo, sino también de cualquier dialéctica, cálculo, transacción y esperanza en una transcendencia o mundo verdadero que protegerían a los humanos débiles. Para los griegos el eterno retorno de lo mismo (Eliade 1972) presupone un cosmos ingénito, donde ni los mismos dioses están por encima del destino. Pues, a pesar de sus privilegios por encima de los humanos, también ellos están siempre sometidos a las leyes cósmicas.
El mensaje que impide caer en el nihilismo transcendental y providencialista es: abandona toda presuntuosa esperanza –miserable raza mortal humana- pues no hay ni habrá nada nuevo bajo el sol. También lo encontramos en el Eclesiastés bíblico, si bien en Grecia depurado de escatología redentorista. Pues, como destaca Nietzsche, el eterno retorno de lo mismo niega todo tiempo lineal, toda teleología progresiva, toda providencia divina, cualquier redención o reconciliación final, toda escatología vindicativa de los humanos y toda racionalidad antropocéntrica.
Índice: Prefacio. Un Nietzsche para el siglo XXI, Germán Cano; Prólogo. Nietzsche actual. Reflexiones ineludibles sobre un clásico intempestivo, Pablo Lazo y Paula Arizmendi.
PRIMERA SECCIÓN. NIETZSCHE HOY. APUNTES SOBRE UNA FILOSOFÍA Y UN ESTILO INTEMPESTIVO. Nietzsche’s Kitchen. Prolegómenos para una filosofia de la alimentación, Ángel O. Álvarez Solís; Breve nota sobre el estilo aforístico de F. Nietzsche, Carlos Mendiola Mejía; Verdad, estilo y delirio en la escritura de Nietzsche. Reflexiones a partir de Sobre verdad y mentira en sentido extramoral; La pasión del conocimiento, Crescenciano Grave; ¿Cómo Nietzsche supera el nihilismo y deviene antinihilista?, Gonçal Mayos.
SEGUNDA SECCIÓN. NIETZSCHE Y LOS INTERLOCUTORES DEL (¿AYER?) MAÑANA. Deleuze, lector de Nietzsche, José Ezcurdia; Preplatónicos y la verdad de los milesios: Nietzsche und die Nullzeit der Philosophie, Panagiotis Deligianakis; Así habló Maquiavelo: Potencia agónica y política, desviada en tiempos de pasiones tristes, Dante A. Aragón Moreno; Nuevos sentidos políticos a partir de Nietzsche, Silvia L. Gil; Entre el velo y la pasión del conocimiento. Nietzsche como pensador de transición, Germán Cano; Bibliografía; Autores.
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