Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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Jun 26, 2021

CAEN LOS FUNDAMENTOS: EL NIHILISMO CONSCIENTE

 

Hemos visto que –para Nietzsche- el camino hacia el advenimiento del nihilismo solo puede ser transitado a partir de promesa llena de fe y de voluntad de poder que el cristianismo deposita en “su” verdad y en su capacidad para llegar a la verdad misma. Ahora bien ¿qué es lo hace posible un transhombre antinihilista? ¿Cómo se llega a un nuevo comienzo más allá del nihilismo?

También aquí, son muchas las trampas nihilistas que muchos insisten en transitar, como las distintas versiones de “los últimos hombres” que analiza Nietzsche en el libro cuarto del Zaratustra. También serán muchos los “locos” que predicarán la muerte de Dios y sufrirán la burla de los mismos que –habiendo asesinado a Dios- todavía desconocen o niegan su propio crimen. Hará falta todavía profundizar en el nihilismo para que al final ya no puedan esconder su crimen, ni ¡incluso a sí mismos!


Pero final e irremediablemente (dice Nietzsche, 2 [109]) advendrá el “sinsentido del acontecer” y se descubrirá “la falsedad de las interpretaciones tradicionales”, aunque ello comporte una nueva transvaloración epocal como “generalización del desánimo y de la debilidad”. Es a lo máximo a lo que llegó el gran maestro de Nietzsche (2 [197]) ya que la última consoladora tela de araña que Schopenhauer hiló ha sido rota por nosotros, el sentido de la historia entera es precisamente que descubra su falta de sentido y se harte de sí misma. 

Este estar-cansado-de-la-existencia, esta voluntad de no querer-más, la destrucción de la propia voluntad, del propio interés, del sujeto (como expresión de esa voluntad invertida), esto y ninguna otra cosa es lo que Schopenhauer quería ver honrado con los más altos honores: lo llamó moral”. 

Así, en un salto cuántico abismal, el nihilista que ha descubierto que lo es, pasa de la máxima convicción en la voluntad de la nada a la nada de voluntad y de convicción (Deleuze 1971). Heidegger explica este salto cuántico epocal como el derrumbamiento de todo fundamento en un abismo (Abgrund) sin fin. 

Pues se ha perdido todo suelo (Grund) donde hacer pie, el mundo entero y la vida se muestran como absolutamente faltos de fondo, de tierra, de suelo, de causa, de principio, de motivo para seguir viviendo, de fundamento, de sentido y de razón. Son los diversos significados de Grund que, sin embargo, coinciden en la ausencia de aquello en donde se puede echar raíces, sobre lo cual mantenerse de pie y a partir lo cual mantenerse con vida.

Como hemos apuntado, el salto del nihilismo que no sabe que lo es a su inevitable advenimiento consciente es vivido como la más completa pérdida. Es el salto cuántico más radical del todo a la nada. Pues si la aparición del nihilismo ya significó el sacrificio de la vida a cambio de unos ficticios valores “supremos”, ahora la transvaloración aniquiladora se completa reconociendo la nihilidad de esos valores. En dos fases separadas por milenios, la aniquilación se ha confirmado: primero se sustituyó el mundo real por el “transcendente” y luego éste por la nada absoluta. 

No tiene que extrañar pues que la muerte de Dios se experimente como la muerte de cualquier posibilidad de seguir viviendo. Es el nihilismo pasivo de los nihilistas rusos que, agotados, se dejan morir. A pesar de haber predicado la verdad de que no hay verdades, no son capaces de sobrevivir a su autoexpulsión del “mundo verdadero”. 

A pesar de que su voluntad de verdad ha sido esencial para reconocer la nihilidad del nihilismo (pues como en el Génesis, son expulsados del Paraíso precisamente, por haber comido del árbol del conocimiento), paradójicamente no son capaces sobrevivir por si mismos en el mundo donde han escogido vivir. 


Entonces y como cayendo por el precipicio más largo, se pierde cualquier arraigo o lugar donde agarrarse incluyendo la razón. Descreyendo de Das Prinzip Hoffnung de Ernst Bloch más de lo que parece, Javier Muguerza (1977) proclamará "sin esperanza y aún contra toda esperanza, la razón es sin embargo nuestro único asidero".

Se explica así el escándalo de que la primera vivencia del nihilista, cuando descubre hasta qué punto lo ha sido, no es de liberación ni de empoderamiento, sino de fracaso completo, de pérdida absoluta y de una caída sin fin porque el abismo ni final tiene. 

Ciertamente el advenimiento del nihilismo se experimenta como la más radical bajada a los infiernos, la desaparición de toda esperanza, el fin de cualquier fin, la consumación de una pérdida, el sin sentido de todo sentido, la muerte de Dios y de todos los ídolos que lo han pretendido sustituir...

Se pierde todo hogar y protección para caer en el vacío y la vulnerabilidad más extrema. Se pasa del favor de la omnipotente providencia divina, de la garantía de encarnar el bien y de la posesión de la verdad absoluta, a hundirse por la ausencia de Dios, por la imposibilidad del bien y por la inexistencia de la verdad más mínima.

Nietzsche pone de manifiesto que, con independencia de los milenios de tradición nihilista que uno tenga detrás, sólo toma conciencia de las consecuencias negativas en el momento que asume explícitamente el nihilismo. Sintiéndose prisionero de la más saducea de las trampas, no puede volver atrás, pero tampoco se ve capaz de continuar adelante y -lo que es peor- siente que su presente es un abismo que se le abre bajo los pies. 

Se siente en la intemperie más intempestiva pues ha perdido todo pasado, todo futuro e –incluso- todo presente. Por eso dice Nietzsche (2 [131]) que, periclitada “la oposición entre el mundo que veneramos y el mundo que vivimos, que somos. Solamente falta eliminar, ya sea nuestras veneraciones ya sea a nosotros mismos. Lo último es el nihilismo” (más concretamente el consciente, pasivo y que se deja morir).

Este post está basado en el artículo “¿Cómo Nietzsche supera el nihilismo y deviene antinihilista?” de G. Mayos del libro 
Nietzsche actual. Reflexiones ineludibles sobre un clásico intempestivoPablo Lazo y Paula Arizmendi (coords.), Ciudad de México: Universidad Iberoamericana, 
2021, 284 pp. ISBN: 978-607-417-822-7. Una brevísima reseña

Índice: Prefacio. Un Nietzsche para el siglo XXI, Germán Cano; Prólogo. Nietzsche actual. Reflexiones ineludibles sobre un clásico intempestivo, Pablo Lazo y Paula Arizmendi.

PRIMERA SECCIÓN. NIETZSCHE HOY. APUNTES SOBRE UNA FILOSOFÍA Y UN ESTILO INTEMPESTIVO. Nietzsche’s Kitchen. Prolegómenos para una filosofia de la alimentación, Ángel O. Álvarez Solís; Breve nota sobre el estilo aforístico de F. Nietzsche, Carlos Mendiola Mejía; Verdad, estilo y delirio en la escritura de Nietzsche. Reflexiones a partir de Sobre verdad y mentira en sentido extramoral; La pasión del conocimiento, Crescenciano Grave; ¿Cómo Nietzsche supera el nihilismo y deviene antinihilista?, Gonçal Mayos.
 
SEGUNDA SECCIÓN. NIETZSCHE Y LOS INTERLOCUTORES DEL (¿AYER?) MAÑANA. Deleuze, lector de Nietzsche, José Ezcurdia; Preplatónicos y la verdad de los milesios: Nietzsche und die Nullzeit der Philosophie, Panagiotis Deligianakis; Así habló Maquiavelo: Potencia agónica y política, desviada en tiempos de pasiones tristes, Dante A. Aragón Moreno; Nuevos sentidos políticos a partir de Nietzsche, Silvia L. Gil; Entre el velo y la pasión del conocimiento. Nietzsche como pensador de transición, Germán Cano; Bibliografía; Autores.

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