TRAUMA AL RECONOCER EL NIHILISMO

El nihilismo tiene una peculiar dialéctica que Nietzsche consigue explicitar como nadie. Mientras el nihilismo no se percibe a sí mismo como tal, se experimenta como lo más opuesto y contrario a cualquier actitud nihilista. Se ve como el valor antinihilista por antonomasia, como la afirmación positiva de lo que vale absolutamente y como la evidencia del mundo verdadero. 

Por eso se necesitaron dos milenios para que el nihilismo se descubriera a sí mismo como nihilista. Se necesitó un muy largo y conflictivo proceso para que se pudiera explicitar el coste existencial y la negación que se escondían detrás de los “mundos verdaderos”. La dialéctica (Deleuze 1971) fue clave para para bloquear una y otra vez que las pretendidas “verdades supremas” eran en el fondo nihilistas.

La razón es clara a partir de Nietzsche: los valores trascendentes y del mundo verdadero diferían, escondían y sustituían los valores inmanentes al mundo efectivamente existente y a la vida aquí y ahora. Así era un enorme desafío atreverse a formular la inquietante transvaloración que mostraba que esos valores tan humildes, bajos, pobres, minúsculos, vulnerables y efímeros eran –en el fondo- más reales y auténticos que los primeros. Pues de hecho –insiste Nietzsche- la humilde inmediatez era el único valor que no negaba lo real, lo existente, lo vivible. 

Fue necesario atreverse a decir que lo identificado como supremo, absoluto y divino era precisamente negación de lo único vivible. Además era necesario –cosa nada fácil- conseguir que la gente escuchara ese mensaje, lo asumiera y no reaccionara con violencia vengativa ante él. Pues de alguna manera les privaba de una más cómoda existencia y de una “seguridad” que era falsa pero, a la vez, la única que eran capaces de soportar. 

Reconocer el nihilismo implícito es una de las más profundas transvaloraciones experimentadas por la humanidad. Pues comporta reconocer que lo más sublime, trascendente, supremo, divino y lo considerado como más verdadero no es sino una construcción ficticia, falsa y nihilista. Mientras que -al contrario- la vulnerabilidad efímera, la inmanencia mortal y la inseguridad existencial que caracteriza la vida aquí y ahora es lo único no nihilista, pues es lo único experimentable, vivible, perceptible y –en cierto sentido- poseible por un instante. 

Además, es algo a lo que, en su maravilloso acontecer con total caducidad, se puede vincular el compromiso más radical pensable –pues Fausto al enunciarlo entrega su ser-: “¡Instante detente, eres tan bello!”. O bien, en una fórmula que era más del gusto del antimoderno Nietzsche –como veremos-, asumir lo radicalmente presente como algo que vale la pena revivir infinitamente en un eterno retorno de lo mismo.

Era sin duda una apuesta tan radical y humanamente inasumible situar -al efímero instante o a la mortal vida ahora y aquí- a un nivel superior de compromiso y de eternidad que el mundo verdadero y divino. Por eso, tantas veces como se planteó esa transvaloración, tantas veces fue reprimida y revertida. Por eso se tuvo que esperar al tiempo de Nietzsche y con tan solo unos pocos antecedentes como por ejemplo el nihilismo explícito que encontramos en Turgueniev, Dostoievski, Rimbaud, Taine o Baudelaire. 

Como veremos, cuando el nihilismo implícito -y que no sabe que lo es- se convierte en explícito, inevitablemente se tambalean todos los fundamentos del vivir y toda la existencia sucumbe en ese mismo instante. Por eso primeramente fue necesario superar el influjo de la poderosa dialéctica autorreforzante, ontoteológica, metafísica, moralizante y que apuesta toda la existencia al “mundo verdadero”. Hubo que denunciar sistemáticamente y con gran eficacia la actitud hegemónica durante siglos que permitió construir las diversas formas del mundo trascendente, divino y de la verdad.

Este post está basado en el artículo “¿Cómo Nietzsche supera el nihilismo y deviene antinihilista?” de G. Mayos del libro Nietzsche actual. Reflexiones ineludibles sobre un clásico intempestivo, Pablo Lazo y Paula Arizmendi (coords.), Ciudad de México: Universidad Iberoamericana, 2021, 284 pp. ISBN: 978-607-417-822-7. Una brevísima reseña. 

Índice: Prefacio. Un Nietzsche para el siglo XXI, Germán Cano; Prólogo. Nietzsche actual. Reflexiones ineludibles sobre un clásico intempestivo, Pablo Lazo y Paula Arizmendi.

PRIMERA SECCIÓN. NIETZSCHE HOY. APUNTES SOBRE UNA FILOSOFÍA Y UN ESTILO INTEMPESTIVO. Nietzsche’s Kitchen. Prolegómenos para una filosofia de la alimentación, Ángel O. Álvarez Solís; Breve nota sobre el estilo aforístico de F. Nietzsche, Carlos Mendiola Mejía; Verdad, estilo y delirio en la escritura de Nietzsche. Reflexiones a partir de Sobre verdad y mentira en sentido extramoral; La pasión del conocimiento, Crescenciano Grave; ¿Cómo Nietzsche supera el nihilismo y deviene antinihilista?, Gonçal Mayos.

 

SEGUNDA SECCIÓN. NIETZSCHE Y LOS INTERLOCUTORES DEL (¿AYER?) MAÑANA. Deleuze, lector de Nietzsche, José Ezcurdia; Preplatónicos y la verdad de los milesios: Nietzsche und die Nullzeit der Philosophie, Panagiotis Deligianakis; Así habló Maquiavelo: Potencia agónica y política, desviada en tiempos de pasiones tristes, Dante A. Aragón Moreno; Nuevos sentidos políticos a partir de Nietzsche, Silvia L. Gil; Entre el velo y la pasión del conocimiento. Nietzsche como pensador de transición, Germán Cano; Bibliografía; Autores.

Véanse los posts:

- PENSAR EL NIHILISMO: NIETZSCHE AUTOCRÍTICO, INTEMPESTIVO Y CONTRADICTORIO

-  COSMOVISIÓN TRÁGICA GRIEGA: ANTES DEL NIHILISMO

- EVOLUCIÓN DEL NIHILISMO: TIEMPO-EJE, RELIGIÓN, MORAL, METAFÍSICA Y TECNOCIENCIA

- EXPERIENCIA TRAUMÁTICA AL RECONOCER EL NIHILISMO

- TRANSVALORACIÓN Y TRAMPA NIHILISTAS

- SOLO EL CRISTIANISMO ATRAVIESA EL NIHILISMO

- HUNDIMIENTO DE LOS FUNDAMENTOS Y NIHILISMO CONSCIENTE

- GUERRA AL NIHILISMO. HACIA MÁS ALLÁ

- TRANSVALORACIÓN ANTINIHILISTA