Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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Nov 20, 2024

POPULISMO: AGENDA OCULTA Y PODER CONSTITUYENTE

 

Dilemas del espectro populista: agenda oculta, límite constituyente y choque entre poderes

Como todo proceso complejo, relativamente nuevo y bastante disruptivo, el populismo desorienta e incluso genera una profunda desconfianza. En otros artículos (Mayos 2022 y 2016a), hemos expuesto la complejidad ideológica y social de los populismos. Ahora analizaremos concisamente los principales dilemas, tensiones, dificultades y retos que manifiestan los populismos que llamamos “del desconcierto y de la catástrofe”.

Por el momento la mayoría de los movimientos populistas afirman respetar los valores democráticos, la voluntad popular y los derechos civiles y humanos. Pero preocupa generalizadamente y es uno de los dilemas de los populistas actuales que tal actitud no sea algo permanente y que –en el futuro- pueda derivar en actitudes inequívocamente totalitarias.

Aún más, cabe preguntarse si algunos populismos tienen algún tipo de agenda de tipo totalitario mantenida en secreto y no publicitada. Si existe esa agenda oculta, cabe preguntarse ¿hasta qué punto están dispuestos a mantener los equilibrios institucionales y constitucionales? Pues parecen mecanismos poco ‘glamurosos’ pero son claves, deben ser capaces de resistir a las fuertes presiones que deberán soportar en casos de desafíos antidemocráticos. Por ejemplo durante los momentos álgidos del asalto al Capitolio de Washington o en las fuertes presiones llevadas a cabo por el entonces todavía presidente Trump a distintos altos funcionarios que habían de confirmar la validez de los resultados efectivos de las elecciones presidenciales.

También es legítimo exigir que se hagan públicos ¿qué aspectos de la democracia participativa y del gobierno popular aspiran a eliminar o a degradar los distintos líderes populistas? ¿Cuáles garantías civiles de las democracias avanzadas serían prescindibles o negociables a la baja? ¿Qué valores de libertad pueden ser vulnerados y qué otros valores securitarios o de liderazgo fuerte se proponen a cambio? ¿Cuáles derechos humanos son innegociables para ellos y cuáles pueden ser transaccionados o eliminados?

No cabe duda que estas cuestiones dilemáticas plantean serías dudas a muchos ciudadanos que, aunque vean el populismo como una opción legítima e incluso necesaria, temen que puedan repetirse catastróficos acontecimientos de la historia. Además, hay otras preguntas que también merecen ser contestadas y ante las cuales tanto la ciudadanía como los analistas políticos manifiestan dudas, angustias y desconfianzas razonables. No podemos menospreciar la importancia de la buena salud política de las instituciones estatales democráticas, pues la humanidad es una especie social, política y cultural, en la cual ningún individuo puede ‘ser una isla’.

También es muy relevante preguntarse, ¿qué límites contemplan los populismos para sus propias acciones críticas, desgastadoras y destituyentes del establishment político-institucional? Cada vez más, los líderes populistas consideran necesario abrir un proceso y poder constituyentes o –al menos- llevar a cabo prácticas desafiadoras de las élites e instituciones vigentes para forzar su rápida renovación. ¿Hasta que punto cada uno de ellos está dispuestos a desestabilizar al Estado y a la gobernanza actual, a poner en peligro la necesaria “seguridad jurídica” y a imponer la agenda de las mayorías sociales por encima de las minorías?

Además, es cierto que todo poder constituyente en algún aspecto tiene directas consecuencias destituyentes o desconstituyentes, por lo tanto cabe preguntarse: ¿Hasta que punto los beneficios obtenidos en cada caso superan a los peligros, riesgos e inconvenientes asumidos? Al respecto, Hans Kelsen avisaba que toda democracia sin control no puede ser duradera ni estable. Hoy tenemos ejemplos que reconfiguran la relación siempre compleja e inestable entre el poder judicial y los poderes legislativo-parlamentario y ejecutivo.


Boris Johnson propuso cerrar por cinco semanas el parlamento británico en el momento álgido de la negociación de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Su intento fue bloqueado por la acción paralela del propio parlamento y del poder judicial. Donald Trump planteó distintos “forcejeos” para imponer sus políticas a otros poderes federales, por ejemplo presionado a jueces para que aceptaran sus propuestas de restricción de entrada en los Estados Unidos de ciudadanos de ciertos países mirados con desconfianza por su presidencia. También llegó a cerrar la administración federal no vital como parte de su presión para que el Congreso aprobara los presupuestos extraordinarios que pedía para ampliar el muro con México; además de las conocidas presiones para modificar el número de votos válidos en la votación presidencial donde aspiraba -ni más ni menos- a ser reelegido.

En España y Cataluña, pero también en Brasil, se han invocado por parte de algunas instancias judiciales o electorales acciones pocos habituales y que amenazan romper la tradicional división de poderes. Así se ha llegado a destituir, a evitar la elección o a inhabilitar a presidentes y altos cargos de la Generalitat catalana, incluso poniendo en peligro los derechos civiles de los afectados y de sus votantes. En Brasil son muy conocidos y debatidos los complejos procesos de destitución y encausamiento de respectivamente los presidentes Dilma Russeff e Inácio Lula da Silva, invocándose en algún caso conceptos de “mutación constitucional” -que podemos calificar de inseparablemente constituyentes y destituyentes-.

Si se rompe el equilibrio y separación de poderes de Montesquieu, fácilmente uno de ellos puede imponerse adquiendo características totalitarias. En tal caso, por si sólo, podría ejercer un poder constituyente (ya no meramente constituido) y modificar su subordinación democrática a la soberanía popular. Esa persona, asamblea, instancia o poder podría llegar a convertirse en lo que Hobbes definía como “el Soberano” efectivo, es decir el poder último irrebasable de todo el sistema político y no condicionado en el fondo por ningún otro. Eso es lo que, Arendt (1974) definió como totalitarismo, avisando que no surge tan solo de la ignorancia o del lavado de cerebro, sino que tiene causas más profundas en la condición humana y, por tanto, puede rebrotar con facilidad.

Procesos y mecanismos similares están apareciendo actualmente en muchos países. ¿Se trata de un fenómeno momentáneo que la propia dinámica política situará en su justo punto o -por el contrario- irán a más, dislocando las “políticas del desconcierto” o provocando consecuencias catastróficas? ¿Son más bien reacciones puntuales, excesivas, demagógicas, muy limitadas y espectacularizadas que no tienen el impacto real que parecen tener? ¿O más bien, es un peligro cierto que no nos podemos permitir el lujo de menospreciar en ningún caso? ¿Su capacidad de inquietar a través de los massmedia a mucha gente es su principal efecto o, tan solo, la punta de iceberg? ¿Muestran una tendencia de la “nueva política” (Mayos y Morro, 2014) y de las posibilidades tecnológicas digitales que han venido a quedarse y lo pueden cambiar todo? ¿O son cambios pasajeros y no permanentes?

No es posible aquí profundizar en estas cuestiones, pero sin duda muestran el enorme impacto alcanzado por las “políticas del desconcierto” y los movimientos populistas; pues la desorientación y preocupación de gran parte de la población también se contagia en cuestiones de ese tipo a muchos expertos politólogos. Son dilemas no sólo del populismo, sino también de las “políticas del desconcierto y de la catástrofe”, que continúan vigentes en la tercera década del siglo XXI.


A partir del artículo “Peligro para la democracia y los derechos humanos en las políticas ‘del desconcierto’ y los populismos ‘de la catástrofe’“ de Gonçal Mayos (pp. 259-278) en Analíse social do direito: por uma hermenêutica de inclusãoJorge Messias, Edilene Lôbo e Clara Mota (Organizadores), Editora D'Plácido, 2024, ISBN 9786583178251, 406pp. Apresentaçâo Luiz Inácio Lula da Silva. Ver los posts: -POPULISMO Y DEMOCRACIA, - ¿POLÍTICA HORIZONTAL O VERTICAL? ¿PLURAL O NO?, - LIDERES POPULISTAS APROVECHAN CRISIS Y DESCONCIERTO,  - POPULISMO: AGENDA OCULTA Y PODER CONSTITUYENTE, - EMOTIVIDAD POPULISTA ANTE DESCONCIERTO Y CATÁSTROFE, - NEOLIBERALISMO Y DESCONCIERTO MARCOS DE POPULISMOS DE CATÁSTROFE



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