Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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ht tp://orcid.org/0000-0001-9017-6816 : BOOKS , BOOK CHAPTERS , JOURNAL PUBLICATIONS, PRESS, Editor, Other translations, Philosophy Dicti...

Dec 15, 2015

PREVENIR LO PEOR EN LA TESIS

2. Al escribir -como en todo lo importante- hay que asegurarse al máximo de que superar la "Ley de Murphy": “si algo puede ir mal, irá mal”. Un corolario de dicha ley aplicada a las tesis doctorales es que: Si el contenido y la redacción de una tesis pueden ser malentendidos, serán malentendidos

2a. Uno de los problemas temibles de los doctorados -sobre todo en letras- es que se concentra muchísima información con una enorme diversidad de aspectos relevantes pero -por eso mismo- el conjunto de la tesis  deviene caótico y de muy difícil gestión discursiva. Cuesta poner orden en él, jerarquizar los argumentos, explicarlos detalladamente uno a uno… 

Incluso suele pasar que todo ello colapse y caiga en un magma pegajoso que es de difícil lectura y comprensión. El doctorando termina queriendo hablar de todo en todas las partes de la tesis doctoral, con lo cual la gente no le puede seguir ni comprender. Al final el discurso se convierte en un lío que cuesta desbrozar y se produce la paradoja que es más complicado el discurso que hace el doctorando de la realidad ¡qué esa realidad misma! ¡Como cuando un plano topográfico es más complejo y detallado que el territorio que quiere modelizar, esquematizar y clarificar! 

2b. Ello es un problema en todo libro o artículo, pero especialmente en los doctorados en los que se exige un plus de rigor, coherencia, claridad y distinción. Para evitar esta muy peligrosa deriva, hay que estructurar sistemática, profunda y eficazmente la tesis de la tesis y su desarrollo lógico, priorizando los distintos argumentos y ámbitos a tratar, etc. 


2b. También el tutor será considerado responsable de todos los errores y malentendidos. Sobre todo el pecado supremo: ¡haber dado el permiso para presentar la tesis! Por ello, recibirá una enorme cantidad de "mierda" buscando que se indigne en contra del doctorando y no vuelva a consentir que se presente ninguna otra tesis. Debe aprender a no ser tutor y a no olvidar la "Ley doctoral de Mayos": "No hay doctorando "perfecto". Y si lo hubiera, sin duda le habría pedido a otro que fuera su director."

2c. El ordenador es una terrible arma de doble filo para la escritura. Facilita enormemente la corrección, pero dificulta muchísimo más la síntesis y la coherencia. También exige mucho control por parte del escritor que debe ser capaz de una tarea hercúlea: corregirse y refutarse a sí mismo.

2d. La memoria acrítica y el conservar los esbozos hechos pueden ser también un gran problema. Quererlos conservar siempre va en detrimento de la síntesis, claredad, estructuración, agilidad de la tesis y de la evidenciación de la tesis de la tesis. ¡Hay que saber quemar los esbozos superados! Como decía Wittgenstein, cuando ya no sirve para continuar subiendo, hay que prescindir de la escalera que nos ha llevado hasta donde estamos.


2e. Es importante que la tesis sea un libro de fácil y rápida lectura. Pero tampoco hay que olvidar que la tesis es el último ejercicio como alumno (pues luego ya se será oficialmente "docto"). Por eso las tesis lamentablemente no pueden prescindir de ser el receptáculo y muestra de la inmensa sabiduría atesorada por el doctorando. Ello suele convertir muchas tesis en auténticas "summas" o "enciclopedias" ilegibles. Hay que saber encontrar un sabio punto medio y la mirada -amable pero con cierta distancia crítica- del tutor suele ser muy adecuada.

2f. Doctorando y tutor siempre tienen que vigilar que la suma de las partes resulte efectivamente una tesis en conjunto bien estructurada y que exprese bien la "tesis de la tesis".

2g. Cualquier cambio o inciso que se haga en un escrito o tesis debe ser "validado" en relación a su contexto más inmediato (párrafo), pero también en la estructura global y completa. No hacerlo o ir rápido, te hace candidato de honor a la mencionada ley de Murphy.

2h. Para hacer frente a los malos hados de las últimas tecnologías y para conseguir una eficaz redacción de la tesis, hay que recurrir a una de las más viejas y acrisoladas prácticas: leer en voz alta el propio discurso. Hay que hacerlo las veces que haga falta para detectar el mejor ritmo y estilo, así como la narratividad y argumentación más eficaç. Una vez más se cumple la regla: para escribir bien, hay que leer bien... y mucho.

2i. Los dos apartados de la tesis que se deben redactar y corregir son: el penúltimo las conclusiones y -¡solo después!- el último, la introducción. Ello no es tan sólo como dicta la "gramática parda" popular, para que si sale con barba sea "San Antón y, sino, la Santísima Concepción". También para conseguir desde el primer momento la mejor "seducción" y guía del lector; así como resaltar la coherencia, el ritmo, el suspense... que caracteriza a los mejores guiones de Hitchcock.

2j. Una vez completada la primera, segunda, tercera... redacción, es importante darse tiempo para depurarla. Con la estructura global del conjunto en el pensamiento, hay que corregirla entera, preguntándose en cada momento: ¿aquí he expresado a plena satisfacción lo que quiero decir? ¿Está claro? ¿Es riguroso? ¿Puedo mejorarlo? ¿Todo lo que digo es necesario y no falta nada realmente imprescindible? ¿Un hipotético lector, qué me agradecería que añadiera ¡o quitara!?

2k. Sin duda, una de las decisiones finales más dolorosas y con la que suele tropezar el doctorando es: prescindir de apartados ya redactados, que tuvieron su sentido en otro momento del desarrollo de la tesis, pero que son disfuncionales en su versión final y sería mejor eliminarlos o reducirlos a la mínima expresión. 

2l. Finalmente, aún hay que hacer la definitiva lectura y corrección del total de la tesis, si es posible de "un tirón" e intentando prescindir de las presuposiciones o "notas mentales" que el doctorando siempre tiene incluso inconscientemente. Debe ser lo más equiparable posible a como leerán la tesis finalmente el tribunal y el público.


2m. No hay que desfallecer nunca en la tarea de hacer perfecta, irrebatible, indiscutible. blindada, hiperacorazada... la propia tesis doctoral. Pues no hay que esperar empatía, clemencia ni incluso paciencia en el mundo académico para las tesis, los doctorandos y sus directores. 

2n. Como dicta el que hemos llamado “Principio doctoral de Procusto": la academia se caracteriza -sin excepción- por valorar las otras tesis de acuerdo con los valores y parámetros de la propia y -por tanto como el mítico bandolero Procusto- proceden a extirpar y cortar todo aquello que no encaja -incluso por exceso- respecto a la propia tesis. 

2o. Aún más cruel es el “Principio doctoral de Sileno-Mayos”: cómo el famoso y sabio sátiro, la academia piensa casi inevitablemente que ningún doctorando excepto uno mismo ha merecido jamás presentar su tesis. Por eso lo mejor para una tesis es no haber nacido jamás, pero -cuando constatan que ya es demasiado tarde, pues el doctorando la ha depositado oficialmente, el director lo ha permitido y ya se ha convocado el tribunal- se pasa a lo segundo mejor: ¡acortar al máximo la vida de la tesis! ¡Matarla joven y con ella al doctorando y su director! ¡Todos deben ser castigados duramente por su atrevimiento! ¡Morir jóvenes es poco castigo para ellos!

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