Una auténtica democracia y sociedad “del conocimiento” necesita empoderar cognitivamente a su población. También lo necesitan todos los países para mantener su capacidad internacional en el actual capitalismo cognitivo, postindustrial y turboglobalizado.
Ahora bien, hay múltiples bloqueos al empoderamiento cognitivo de la población. Su naturaleza es diversa pues algunos impedimentos son políticos y sociales; otros psicológicos, culturales, de valores y antropológicos; y aún otros son organizativos, académicos, disciplinares, institucionales…
Para superarlos se tiene que actuar en todos ellos a la vez. Y ello nos obliga a pensar de una nueva manera: holista y global, interdisciplinar y transversal, a la vez especializada y multifocalmente…
Lo micro y lo macro deben potenciarse mútuamente: micro y macroeconomía, micro y macrohistoria, micro y macrofilosofía...
En
definitiva debemos pensar “post - disciplinarmente”. Esto es: superar la actual
hiperespecializada escisión académica de disciplinas, áreas, campos, ámbitos,
tareas…
Hoy, una innovadora sociedad democrática del conocimiento tiene que potenciar sinergias, descubrir enlaces, aflorar puentes, establecer concomitancias, demostrar vínculos, buscar entrecruzamientos… Conocer “postdisciplinarmente”.
Sólo
así se evidenciaran síntesis y se maximizarán potencialidades que están ante
nosotros, pero que todavía somos incapaces de ver. Pero para ello hay que
romper las inercias a la ultraespecialización y aprender sobre todo a enlazar
saberes, cruzar fronteras, romper estancamientos, desdibujar parcelaciones,
aunar metodologías, confrontar paradigmas y sumar presuntas alteridades.
Hay que
analizar las síntesis y sintetizar los análisis. Es una fórmula aparentemente
paradójica pero muy adecuada para nuestro nuevo mundo postdisciplinar. Superando
los prejuicios disciplinares, tenemos que aprender a unificar las supuestas diferencias
y diferenciar presuntas unidades.
Que
nadie asocie lo postdisciplinar con la “paralogía” que propuso François Lyotard
–bastante imprecisa y utópicamente- en su por otra parte anticipador informe “sobre
el saber”: La condición postmoderna. Si bien es cierto que, cada vez más, nos
damos cuenta que la innovación depende de grandes “apuestas cognitivas” que rompen con los
marcos presupuestos.
Sin
cinismo ni superficialidad “postmoderna”, está emergiendo un mundo, una
estructura de las ciencias y una organización de la investigación y la
enseñanza “postdisciplinar”. Pues se ha hecho evidente la profunda inadecuación
que hoy marca nuestro saber ultraespecializado.
Según una
famosa fórmula de Brewer (1999): “the world has problems, but universities have
departments“. Estamos prisioneros de una
hiperespecializada y “disciplinar” estructuración de los saberes y de las
instituciones cognitivas, que no tiene nada que ver e, incluso, choca con la
naturaleza –hoy visible por todos- de los problemas con que nos enfrentamos.
Pues, la turboglobalización ha puesto de
manifiesto que los problemas del mundo son globales, complejamente trabados y
enlazando todo con casi todo. Pero insistimos “disciplinariamente” en estructurar
nuestras instituciones cognitivas (que deberían resolver esos problemas) de
forma completamente diversa y contraria.
Dividimos hasta el ridículo nuestros esfuerzos
cognitivos, políticos y sociales. Forzamos los complejamente entrelazados
problemas, conflictos y riesgos globales, insistiendo en querer comprenderlos de
forma “disciplinariamente” hiperespecializada y separada (cuando no: secreta y
sin colaboración alguna).
Vivimos en una “sociedad del riesgo” (Ulrich
Beck), “del desconocimiento” (Daniel Innerarity), “de la ignorancia” (Toni Brey)
y “de la incultura” (Gonçal Mayos). Es impredecible la enorme complejidad de
causas, consecuencias y concomitancias del mundo turboglobalizado, y no podemos
controlar ni la información que nosotros mismos generamos.
Pero, además, aumentamos nuestras dificultades cognitivas,
insistiendo en pensar ultraparceladamente y disciplinadamente, prisioneros de
viejos “cajones” académicos (¡algunos creados en el siglo XIX o antes!).
¿A qué viene la fidelidad a ultranza a una
parcelación y estructuración nacida precientíficamente, pues es anterior –por
definición- al desarrollo pleno de las ciencias modernas (que precisamente
surgieron de ella)? Sin duda ha dado importantes dividendos a la sociedad y a
las industrias, pero ¿debemos continuar
sometidos a tal parcelación incluso cuando su rendimiento disminuye
apreciablemente en la actualidad?
¿Por qué persistir en el error y hacer ver que
no nos damos cuenta de la incongruencia: “The world has problems. While universities
have disciplines”. ¿Si el mundo tiene problemas globales y complejos, porqué insistir
en encararlos básicamente a través de una formación y una investigación
hiperespecializada y ultraparcelada?
A todas
luces, eso es un contrasentido… Aunque ciertamente es muy cómodo, ordenado,
jerárquico, previsible, disciplinado, obediente…
Sin
duda ha tenido y tiene sus ventajas pensar, trabajar, producir, laborar… “gremialmente”
bajo ese “despotismo ilustrado”. Pero sabemos que los problemas de las
sociedades avanzadas turboglobalizadas no son tan cómodos, ni ordenados “gremialmente”;
no siguen ninguna orden de mando jerárquica, ni se esfuerzan en ser
previsibles, disciplinados, obedientes…
Por
tanto, una democrática e innovadora “sociedad del conocimiento” tendrá que abrirse
a otra manera de pensar, de investigar y de aprender: a formas
postdisciplinares. Esas formas ya están naciendo y permeando en toda la
sociedad, incluso en las universidades, escuelas y administraciones, pero sobre
todo en las mentes abiertas a los complejos retos de nuestro presente
turboglobalizado.
Seguramente
esas necesarias nuevas “formas postdisciplinares de pensar” serán acusadas por
algunos como peligrosas formas de aflojar las disciplinas, reevaluar las
obediencias, sospechar de las jerarquías, romper las previsibilidades, negar
los cómodos órdenes…
Pero
todavía no sabemos cómo serán esas formas postdisciplinares y el nuevo mundo que saldrá de ellas. Y tendremos
que averiguarlo pronto… de la única manera posible: investigando, desarrollandoy produciendo alternativas postdisciplinares.
Ciertamente,
intuimos que van en la línea de lo transversal; lo interdisciplinar o multidisciplinar; lo
sintético y holístico; lo tentativo e innovador; lo "macro", comparativo e integrador… Pero todo
eso es tan sólo el camino y la puerta de entrada… el inicio de un largo
complejo proceso cognitivo colectivo, que definirá nuestro inmediato futuro.
Si no encaramos adecuadamente este necesario reto, habremos hecho otro paso más hacia la sociedad "de la ignorancia y la incultura". Crecerá la dependencia respecto de "expertos" ultraespecializados incapaces de resolver los auténticos retos globales. E incluso crearán nuevos problemas, llevados por su orgullo "disciplinario". Tenemos ya bastantes ejemplos históricos al respecto.
De todo
lo anterior y de La sociedad de la ignorancia me gustaría hablar (y debatir) en
la Biblioteca Central de Santa Coloma de Gramenet (Jardí
de Can Sisteré, s/n. 08921
Santa Coloma de Gramenet) el jueves 23 de mayo a las 20 horas.
Se trata de una
conferencia libre con el consiguiente debate, para ayudar a luchar en
contra de la “sociedad de la ignorancia”.
Biblioteca Central de Santa Coloma de Gramenet |
2 comments:
Professor Mayos, estou plenamente de acordo e penso que, assim como a Ciência, o Estado também se ultra-departamentalizou e se ultra-disciplinou gerando um nível tal de especialização e setorialização que fez dele incapaz de lidar com os problemas atuais, que são demasiados transversais e dinâmicos para a burocracia ainda weberiana do Estado atual. Somente um saber trans/pós disciplinar pode ajudar na superação do caráter microsistêmico que acomete o Direito e o Estado "pós-moderno".
No artigo que escrevi esse mês, abordo essa questão no âmbito de um problema específico: o do desenvolvimento humano democrático. Esse texto, chamado "O Direito ao Desenvolvimento e o Desenvolvimento do Direito" será publicado em um E-Book da Universidade de Curitiba, Brasil, nessa próxima semana. Eu irei enviar-lhe o livro digital para que possa fazer as devidas críticas, maestro.
Abraço forte, Saulo Coelho.
Professor Saulo, coincidimos plenamente y espero leer pronto su artículo. La cuestión es muy imperiosa y, no obstante, todavía no hay demasiada conciencia de las dificultades que plantea. Tanto el derecho y las reivindicaciones de derechos humanos, como la nueva gobernanza política (nacional o mundial) necesitan imperiosamente ese enfoque "macro" y postdisciplinar. En este aspecto creo que Weber (y también Marx) eran -precisamente por ser protodisciplinares y ayudar a constituir las actuales sociología, economía...- eran más abiertos en sus escritos y propuestas que muchos de los líderes (y quizás teóricos) actuales. Abraço forte, querido Saulo.
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