Tesis macrofilosóficas (Mayos 2013a
y 2012b) que muestran la indisociable implicación del poder, el derecho y la vulnerabilidad:
1. Hay que
distinguir los términos y conceptos: “vulnerabilidad” y “vulneración”.
2. Sintetizando,
hablamos de “vulneración” cuando se pueden establecer con rigor (incluso
jurídico) los agentes culpables, su intencionalidad y responsabilidad. Es
el caso por ejemplo cuando alguien “vulnera” la integridad
física, la dignidad humana o la libertad de expresión de alguien.
Normalmente, en tales casos se puede actuar penalmente en contra de quien
ha “vulnerado” esos derechos fundamentales.
3. En cambio, se
suele hablar en abstracto de “vulnerabilidad” cuando se olvidan o no se
ven claros los agentes directos que generan esa “vulnerabilidad”, su
intencionalidad o responsabilidad. Muchas veces sucede que la vulneración
es tan indirecta y compleja que resultan prácticamente imposibles las
imputaciones jurídicas y penales.
4. Este suele ser
el caso en los grandes cambios sociales que centran nuestro artículo y que
ahora solo podemos apuntar brevemente. En tales casos, hay -en principio-
vulnerabilidades sin previa vulneración. Es el caso por ejemplo, de cuando
los llamados “progreso”, “modernización” o “desarrollo” cambian
radicalmente el medio ambiente y las sociedades provocando que
poblaciones, hasta entonces adecuadamente “adaptadas” y “empoderadas” de su
modo de vida y entorno físico y cultural, sufran una vulneración o un tipo
de vulnerabilidad que hasta entonces no conocían. Sintetizando, esas
personas sufren radicales procesos de desempoderamiento, desposesión,
exclusión, precarización, fragilización, damnificación y vulnerabilidad
que amenazan radicalmente su vida –incluso físicamente-.
5. Ese es nuestro
principal problema aquí y, por ello, analizamos un claro ejemplo de
procesos que sin duda afectan Brasil (Gustin, 2014, Ribeiro 2007) y muchos
otros países, y que generan una enorme vulnerabilidad en las personas pero
que –en principio y para muchos analistas- no remiten a ninguna
“vulneración” claramente imputable. En concreto analizamos la destrucción
de las comunidades, entornos naturales y formas de vida rurales anteriores
al capitalismo.
Esas personas son forzadas a pasar a enorme velocidad hacia formas de vida capitalistas, industriales, fordistas y tayloristas que son radicalmente diversas en todos sus aspectos. Aún peor, muchas veces deben pasar –directamente- a formas de vida precarias enormemente contradictorias con su forma original de vida, como es el caso de las actuales sociedades postfordistas y de capitalismo cognitivo (Mayos, 2013a), que también pueden ser una “sociedad de la ignorancia” (Mayos y Brey 2011).
Esas personas son forzadas a pasar a enorme velocidad hacia formas de vida capitalistas, industriales, fordistas y tayloristas que son radicalmente diversas en todos sus aspectos. Aún peor, muchas veces deben pasar –directamente- a formas de vida precarias enormemente contradictorias con su forma original de vida, como es el caso de las actuales sociedades postfordistas y de capitalismo cognitivo (Mayos, 2013a), que también pueden ser una “sociedad de la ignorancia” (Mayos y Brey 2011).
6. Valorando la
crudeza y relevancia de la vulnerabilidad resultante, en este artículo detallaremos
damnificaciones, desposesiones, desempoderamientos, precarizaciones y
exclusiones que normalmente han sido obviadas y menospreciadas. Argumentamos
hasta qué punto comportan vulnerabilidades dolorosísimas y muy difíciles
de superar por las poblaciones afectadas.
7. Pues sin duda
tales procesos de desempoderamiento, desposesión, exclusión y
damnificación generan víctimas tan vulnerables como desempoderadas de su
propia vida. Por ejemplo, las poblaciones afectadas deben enfrentar -a
gran velocidad y generalmente dejadas a sus solas fuerzas- emigraciones a
sociedades y entornos físicos, tecnológicos y culturales para los cuales
no están en absoluto formadas, preparadas ni empoderadas.
Incluso cuando permanecen en sus territorios tradicionales, muchas veces éstos han sido transformados tan radicalmente en aspectos medioambientales, tecnológicos, de formas de vida y de cosmovisión que -en cierta manera- su situación es equivalente a haber sido desplazados territorialmente. Podemos decir que se les ha convertido en una especie de migrantes “cosmovisionales, tecnológicos e incluso históricos” a la vez que geográficos.
Incluso cuando permanecen en sus territorios tradicionales, muchas veces éstos han sido transformados tan radicalmente en aspectos medioambientales, tecnológicos, de formas de vida y de cosmovisión que -en cierta manera- su situación es equivalente a haber sido desplazados territorialmente. Podemos decir que se les ha convertido en una especie de migrantes “cosmovisionales, tecnológicos e incluso históricos” a la vez que geográficos.
8. Ciertamente
muchos pensadores, juristas y leyes presuponen que esos complejos procesos
de cambio social y sus causas son totalmente inimputables e –incluso- que
no tienen ningún responsable concreto. Además, la mayor parte de las
veces, los mitos e ideologías que sacralizan “El Progreso”, “La Modernización”,
“El Desarrollo”, etc. impiden o minimizan la percepción de la
vulnerabilidad padecida e –incluso- del sufrimiento a que son sometidas
esas poblaciones (que además suelen carecer de toda agencia efectiva para
oponerse a ellas).
No olvidemos que –para mucha gente- el pretendido
progreso tecnológico lo justifica casi todo, la modernización social aún
más y el desarrollo económico absolutamente todo. Además, se presupone la
bondad y necesidad del proceso de cambio social, al menos en prácticamente
todos los aspectos. Se viene a presuponer que “El Progreso”, “La
Modernización” o “El Desarrollo” no pueden ser malos ni negativos en sí
mismos ni para nadie.
9. Finalmente,
incluso se culpabiliza a los victimizados, es decir a las poblaciones
damnificadas o que sufren esa vulneración que se les impone. Especialmente
cruel es el darwinismo social (pero no solo él), pues presupone en las
víctimas “del Desarrollo” algún tipo de debilidad o de culpabilidad,
precisamente por no estar adaptadas a esas nuevas condiciones que ellas no
han creado ni han experimentado antes. Incluso muchas veces se olvida lo
bien adaptadas que estaban tales poblaciones a sus condiciones originales
y de partida, de las que han sido desplazadas contra su voluntad y
–normalmente- sin ninguna compensación.
10. Por otra parte,
todos conocemos a pensadores y juristas que analizando esos procesos, consideran que hay en ellos
claras responsabilidades sociopolíticas colectivas e incluso individuales.
Ahora bien, es muy difícil concretar y demostrar tales responsabilidades
pues –ciertamente- los procesos de vulneración o vulnerabilidad que nos
ocupan son muy complejos, remiten a una larga serie de
causas-consecuencias concomitantes y en ellos participan múltiples
agentes. Además, esos agentes son muy diferentes entre sí: unos
intervienen más directamente, otros más indirectamente; unos son más
activos y otros más pasivos; unos procedieron de forma inconsciente y
otros de forma seguramente muy consciente pero –también- muy difícil de
determinar o demostrar jurídicamente.
11. También
minimizan la determinación de responsabilidades, las mitologías y
alienaciones existentes tanto en víctimas, como en victimizadores. Tales
fetichizaciones suelen acompañar y dificultar la comprensión de los
procesos de vulneración que tratamos. Además, la complejidad y dificultad
de establecer relaciones causales bien determinadas dispersa las
responsabilidades o las convierte en prácticamente inimputables jurídicamente.
12. Por ello,
resulta tremendamente difícil conseguir las correspondientes
indemnizaciones, aplicar medidas paliativas o impulsar políticas
indirectas de resarcimiento. Habitualmente, incluso suele ser muy difícil
conseguir -al menos- las oportunas disculpas y el reconocimiento de
responsabilidades de tipo moral (qué muchas veces es lo que finalmente importa más a las victimas).
13. Como vemos hay
barreras y dificultades de todo tipo: ideológicas, sociales, políticas,
culturales, jurídicas… que además se ven reforzadas por los conocidos
efectos del indudable beneficio económico y de todo tipo que suele
acompañar tales cambios sociales. Así los afortunados por los procesos de
“Desarrollo y Modernización” -que además no suelen sufrir gravemente las
vulnerabilidades asociadas- disponen de sobrados medios económicos, políticos,
de prestigio, etc. para evitar compartir los beneficios que han obtenido
con aquellos otros que tan sólo han recibido damnificaciones. Actualmente
ello favorece enormemente unas emergentes élites extractivas globales en
detrimento del resto de la población mundial e incluso de las políticas de
los Estados nacionales (Mayos conferencia 22-10-2015, en prensa).
14. En nuestro
trabajo analizamos otras barreras normalmente menos valoradas pero que
también minimizan la imputación de responsabilidades, la redistribución
social compensatoria e incluso la adecuada percepción de las
vulnerabilidades, desempoderamientos y sufrimientos padecidos. En este
artículo analizaremos concisamente como los cambios laborales
postfordistas están convirtiendo en vulnerables o –como se dice ahora-
precarios a los trabajadores.
Por eso, la vieja terminología marxista
“proletariado” actualmente está siendo sustituida por la de “cognitariado”
y –por supuesto- “precariado” (Mayos 2013b). En otros escritos, analizamos
también como condiciones poco pensadas de generar “vulnerabilidad” (o
legitimarla), por ejemplo, a las barreras disciplinares, a las vinculadas
a la hiperespecialización y a las generadas por la ultrafragmentarización
de los problemas y cuestiones que hoy predominan en las universidades y en
las políticas sociales (Mayos 2015 y 2014).
15. La actual,
hiperespecializada y totalmente escindida estructura académica de los
saberes dificulta enormemente el correcto análisis, la determinación de
las responsabilidades e incluso la comprensión de las vulnerabilidades
sufridas por las víctimas de los procesos de cambio social de gran
complejidad y radicalidad. Es el caso –que estudiamos- del acelerado paso
de comunidades rurales preindustriales a sociedades industriales fordistas
tayloristas e, incluso, a otras postindustriales y de capitalismo
cognitivo.
16. Es aquí donde
análisis macrofilosóficos, metodologías trans, multi, poli e
interdisciplinares, y enfoques –tendencialmente- postdisciplinares
nos parecen del todo necesarios para comprender adecuadamente esos
complejos procesos de cambio social (Mayos 2014).
17. Sin superar la
actual ultraespecialización autista, resulta prácticamente imposible, no
sólo determinar rigorosamente responsabilidades y las correspondientes
indemnizaciones y políticas paliativas, sino –sobre todo- ayudar a las
poblaciones implicadas a empoderarse de su terrible y nueva situación para
que así hagan frente por sí mismas a las vulnerabilidades o vulneraciones
que padecen. Por el momento tan solo estamos iniciando este tipo de
análisis, que es de gran importancia. Debemos trabajar en estas líneas.
Del
artículo “Vulnerabilidad, precarización y cambio social. Del capitalismo
nofordista al postfordista” de G. Mayos (pp. 90-122) en Law and vulnerability |
Derecho y vulnerabilidad | Direitoe vulnerabilidade, Fabrício Bertini Pasquot Polido e
Maria Fernanda Salcedo Repolês (Eds.), con Adriana Campos Silva, Antonio
Giménez Merino, Carolina Pereira, Fabrício Bertini Pasquot Polido, Gonçal
Mayos, Guilherme Santos, Isabella Bettoni, Julia Rocha Barcelos, Leandro
Martins Zanitelli, Marcelo Andrade Cattoni de Oliveira, Marcelo Maciel Ramos,
Maria Fernanda Salcedo Repolês, Polianna Pereira dos Santos, Stanley Souza
Marques, Belo Horizonte (Brasil) Programa de Pós-Graduação em Direito -
Universidade Federal de Minas Gerais – UFMG, 2016, 174 pp.
ISBN-978-85-69537-03-8 Digital. https://www.academia.edu/31352407/Law_and_Vulnerability_Derecho_y_Vulnerabilidad_Direito_e_Vulnerabilidade?email_work_card=abstract-read-more
Está recogido en los posts:
- IMPUTABILIDAD, PODER, DERECHO Y VULNERABILIDAD
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2 comments:
«... el pretendido progreso tecnológico lo justifica casi todo, la modernización social aún más y el desarrollo económico absolutamente todo.»
Resurge el tema de la ciencia, la tecnología y las humanidades. Las humanidades deberían influir en la ética de la “modernización social” y del “desarrollo económico”... ¿Lo hacen? ¿Tienen en cuenta los ingenieros a las personas afectadas por sus obras? ¿Son los ingenieros esbirros privilegiados del capital? … ¿Se concienciaran algún día que científicos e ingenieros forman parte de esa nueva clase que llamas cognotariado?
Creo que la mayor parte son conscientes que su único "capital" es su cognición y que -por tanto- son "cognitariado". Pero además me comentan, RAmon, que hay un creciente número de científicos (becarios mal pagados...) e incluso de ingenieros (sometidos a contratos de obra y servicio...) que están crecientemente precarizados y proletarizados.
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