Logos, nomos, paideia: Ricardo Henrique Carvalho Salgado
En la Academia, en la Universidad
y siempre entre humanos, el mejor homenaje a alguien es escuchar su palabra y
corresponder con otra palabra. Así se produce el diálogo, se constata el
reconocimiento, se consolida el afecto y aparece el milagro de la potenciación
mútua.
De esta manera la humanidad deviene hipersocial y una especie cultural. Adquiere un ser colectivo casi eterno que vive más allá de los individuos, a través del nomos, de normas jurídicas, de las instituciones que estas permiten y de una tradición -a la vez permanente y cambiante- que comunica las distintas generaciones.
Personas que nunca han estado cara a cara, que jamás han coincidido ni en el tiempo ni en el espacio y que -aparentemente- no tienen nada en común, comparten -no obstante- lo esencial y humano:
Palabra, sentido y logos;
Derecho, ley y nomos;
Cultura, tradición, formación y paideia.
Es indiscutible que la especifidad maravillosa de la humanidad está sobre todo en el ser colectivo, político y cultural edificado sobre esas realidades tan complejamente ricas del logos, del nomos y de la paideia. Por eso todo humano, cualquier individuo por autónomo e idiosincrásico que sea, necesita que esa tríada maravillosa que no me canso de repetir -logos, nomos y paideia- lo conformen espiritualmente para encontrarse con los ‘otros iguales’, con el ‘nosotros’ (que tanto ansiaba Ramon Valls Plana, mi director de tesis doctoral), con el Estado ético y no meramente poiético (que tanto ansía el gran professor y filósofo brasilero Joaquim Carlos Salgado).
Para ello, cada humano deberá reconocerse
como miembro de una comunidad, profundizar en su tradición compartida y así
construir una igualdad (isonomía) que va mucho más allá de la naturalidad (zoé)
para ser una segunda vida más específicamente humana (bios) que es a la vez mucho
más compleja, exigente y potenciadora, pues es fundamento de civilización, derecho
y Estado.
Evidentemente, la paideia no es esencialmente
ningún comercio ‘con ánimo de lucro’. Tampoco se limita a una comunicación de
arriba abajo, del magister al alumnus como una ‘alimentación’
unidireccional que justificaría la falsa etimología de los ‘alumni’ como los faltos
de luz que -como la Luna- se limitan a reflejar la luz del magister.
Muy al contrario, es una siembra para
la cual es clave el ‘humus’ del ‘homus’ que la acoje para hacerla fructificar.
Es una cosecha libre y creativa (donde ironizando: muchas veces las nueces
engendran cocoteros), pero donde estos avances disruptivos y creaciones
destructivas ya han sido previstos y deseados -de alguna manera- por el
buen magister. Pues éste pronuncia su palabra para que excite los oídos, las
imaginaciones y las mentes. Para que lo educandos puedan adquirir ecos, matices y
creatividades maravillosamente innovadoras, no previstas en concreto por el magister, però sí deseadas por éste como potencialidad abierta y libre.
De esta manera, la paideia colabora en
la génesis colectiva del horizonte abierto y en expansión que es la buena
tradición: un comercio inacabable que enriquece a todos, un diálogo que se
profundiza hermenéuticamente en feedback constante y donde todos los
interlocutores se reconocen libremente (como sueñan desde Sócrates y Platón a Kant o Habermas) y consiguen
decirse a sí mismos y lo que comparten de formas cada vez mejores. ¡Incluso en lo
personal!
Por tanto cuesta imaginar un
honor más admirable que merecer el reconocimiento y recibir el afecto de
aquellos discípulos que, en un principio seguramente lo fueron por azar, pero
que finalmente lo son por voluntad propia. A esta conclusión admirada y rendida
he llegado, y por eso quiero testimoniarla aquí:
Querido Ricardo Henrique Carvalho
Salgado, me cuesta imaginar un honor más alto y merecido que el otorgado
libremente por aquellos que reconocen el privilegio de haber escuchado tu palabra
educadora de maestro que ha sabido responder a sus inquietudes, acompañarlos en
la fundamentación del nomos y -de esta forma- poder compartir una larga,
admirable y potentísima tradição brasileira de Filosofia do Direito, Teoria do
Direito e Hermenêutica Filosófica. ¡Larga y fructífera paideia, caro Ricardo!
O amigo e professor Ricardo Henrique Carvalho Salgado faleceu em 3/12/2024. Descanse em paz.
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