Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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Dec 13, 2024

ESTATALIZAR EL PODER Y LA RAZÓN

 

Dialéctica top-down de hegemonización, empoderamiento y organización racional

Frente a la relativa falta de avances realmente significativos en el marco internacional, debemos destacar los que se han producido en el interior de muchos Estados-nación. Pues -como hemos apuntado- el Estado moderno se ha construido a través de una doble dialéctica:

La primera tiene mayoritariamente una dirección 1) top-down, en la línea de la racionalización burocrática del Estado que tanto enfatizó Max Weber. Ha incluido la constitución de las ciencias del Estado y del funcionariado “racional” a partir de la organización, los ministros y los servidores de la monarquía. Ahora bien, esta dinámica se superpone a otra que básicamente es 2) bottom-up y definida por la larga lucha de la población para participar más democrática, inclusiva y justamente en la vida e instituciones del Estado.

El proceso de muy larga duración y top-down hará que los primeros barruntos del ‘cuerpo’ institucional que acompaña y efectiva tanto el ‘biológico’ del rey como el simbólico e imaginario. Así, el naciente Estado dejará de ser patrimonio hereditario de los reyes para construirse como una unidad territorial, cultural y política por sí misma e independiente de los avatares dinásticos. Así transciende su etimología en el latín medieval, como «status» y situación “stare” de un linaje. Deja de referirse exclusivamente a los territorios y ‘almas’ dependientes directamente del linaje del rey, para distinguir-los de los vinculados a los linajes de sus vasallos; donde por tanto el rey tenía tan solo un dominio o soberanía indirectos.

Como hemos apuntado de ese microcósmico ‘estado’ de la casa reinante (por ejemplo, los merovingios francos y luego los carolingios) nace el macrocosmos con pulsión de constante expansión del Estado-nación moderno. Con el empoderamiento absolutista de la monarquía, ésta va adquiriendo poder, consciencia ‘nacional’ y soberanía directa sobre unos territorios y poblaciones inmensos que luego incluso se extenderán en las colonias de ultramar. En esa expansión y racionalización burocrática un momento clave es cuando reyes absolutistas como Luis XIV de Francia afirmen frente a los parlamentarios de París en 1655 L’Etat c’est moi, el Estado soy yo.

Aunque los estudios más rigorosos actuales relativizan que su poder fuera tan ‘absoluto’, pues por ejemplo todas las decisiones reales de Luis XIV fueron preceptivamente refrendadas por los correspondientes ‘parlamentos’ (que entonces no era elegidos popularmente). Pero, siguiendo la aguda expresión de Rousseau, en su Discurso sobre la desigualdad de 1755, más importante que una afirmación del tipo ‘esta tierra es mía’ o L’Etat c’est moi es que los restantes agentes sociopolíticos terminen aceptándola en su cosmovisión como de sentido común (Gramsci, 2003).

Origen de las ciencias camerales y del Estado

Debe quedar claro que no se trata tan solo de un proceso de acrecentamiento del poder por parte de la monarquía, porque su condición de posibilidad estriba en que -paralelamente- hay un muy significativo proceso de modernización y racionalización de las instituciones, saberes y funcionarios del Estado. Pues sólo así, el Estado se convierte efectivamente en el Leviatán imparable, soberano y estructurado pacíficamente que nada tiene que ver con el caótico monstruo paralelo que Hobbes identificó con el bíblico Behemoth.  Significativamente a las causas y consecuencias de dicho monstruo dedica Hobbes (2013) su último y prohibido libro donde analiza el caótico período de ‘guerra civil’ entre 1640 y 1660 con el restablecimiento del Estado monárquico.

En todo ese complejo proceso, fue clave la guerra y quizás sobre todo su financiación a largo plazo. Pues la mencionada guerra internacional de todos contra todos obligó a que el Estado se preparara internamente para ella, pues como dice Charles Tilly (1985) “la guerra hizo el estado”. Así se llevó a cabo una larguísima y costosa carrera militar (McNeil, 2008) frente a otros candidatos a “ejercer la coerción” que expulsó a los que no fueron suficientemente capaces de modernizarse, racionalizarse e incluso a ‘democratizarse’ -como veremos.


Así el Estado moderno se desarrolla a medida que tiene éxito en organizar y pagar a los condottiere y sus bandas mercenarias; luego a los barcos con cañones que devienen clave para la colonización transoceánica; más tarde a los ejércitos nacionales para las campañas masivas y que significativamente con su primera y exitosa leva salva la Revolución francesa; aún más adelante a la preparación de lo que se llamó la “guerra total” que -con el tiempo- incluyó costoso armamento atómico con los misiles transportadores a muy largas distancias; y actualmente a las altamente tecnificadas guerras híbridas, digitales, etc…

Todo ello impulsó la modernización y racionalización del Estado no sólo para preparar y ganar las guerras sino para financiarlas y -sobre todo- recuperarse rápidamente después de ellas. Pues, fue un impulso clave para la recaptación de impuestos y posterior administración eficaz, sistemática, universal, justa e -incluso- progresiva. Y solo así, el Estado consiguió el poder organizativo y logístico para penetrar intensivamente en la sociedad fomentando aquellos procesos productivos que mejor lo reforzaban frente a los adversarios internacionales.

Ya muy pronto fue evidente que los nuevos retos y necesidades estatales requerían la constitución de nuevas ciencias dedicadas a los distintos aspectos relevantes para el Estado y la creación de una burocracia “racional” formado en ellas y capaz de aplicarlas eficazmente. Sintetizando, si bien el Estado moderno surge de la expansión de las posesiones directas de la monarquía, tiene en la “cámara” del trono y del “tesoro” el microcosmos a partir del cual pensar y acrecentar la soberanía y el control efectivo del macrocosmos de todo el territorio ‘nacional’. Así la simbología de la soberanía estatal de aquella cámara del trono y del tesoro reales, a la Cámara parlamentaria y también el Banco público nacional (por mucho que últimamente como en la Unión Europea sea sustituido por instituciones-inter de orden superior).

Insistimos pues en destacar la importancia del cameralismo iniciado en algunos de los Estados alemanes del siglo XVII y que anticiparon las posteriores ‘Ciencias del Estado’. Junto con el mercantilismo (que tuvo su ejemplo paradigmático en Francia) pero también de la conjunción público-privada de por ejemplo el Banco de Inglaterra o las Compañías de Indias holandesas y británicas, fueron clave para el inicio, ampliación y cientificación de los saberes, disciplinas y prácticas necesarios para gobernar el Estado-nación y expandirlo colonialmente.

Una vez más y como siempre destaca Foucault, poder y saber van juntos en una correlación típicamente moderna. Dando contenido concreto al sueño hegeliano de “realización efectiva de la libertad y la racionalidad”, formando un funcionariado preparado exprofeso y adecuadamente para modernizar racionalmente el Estado. Pues éste -como microescenario institucional- tenía que incidir en la totalidad del macroescenario de la sociedad, del territorio y de la vida militar, productiva y en general de la nación.

Con esa dialéctica de arriba-abajo, el Estado se empodera, se organiza racionalmente y deviene hegemónico sobre la totalidad nacional. Es un proceso creciente que podemos calificar de “biopolítico” por sus estadios finales. Pues si bien, el Estado en primer lugar centrará su soberanía en controlar, defender y ampliar el territorio nacional, en segundo lugar, se centrará en obtener el compromiso nacionalista de la población con los sistemas nacionales de formación, de salud y de protección social.

Pues el gobierno y el conjunto de la organización político-funcionarial se hará consciente de que el papel internacional del Estado (en la paz y en la guerra) depende sobre todo de la fidelidad y la capacidad productivo-cultural de su población. A partir de aquí, el Estado aprende a ejercer una relación más cooperativa y de gubernamentalidad biopolítica (Foucault, 2004; Mayos) que canalice también los impulsos surgidos de la sociedad civil, la cual es incorporada más activamente a la vida política. Así se considerará -no como un riesgo, sino como una oportunidad modernizadora- la universalización del derecho a voto, la formación productivo-cognitiva de la población (educación nacional) e incluso otros modos de participación más directos en la gobernanza estatal.

En esa línea hay que interpretar el pacto keynesiano europeo posterior a la Segunda Guerra Mundial entre les democracias cristianas y las socialdemocracias para crear el Estado del bienestar y evitar tentaciones revolucionarias. Ahora que lamentamos el desmontaje del Estado providencia, en plena era de la austeridad, también hay que ser crítico pues tampoco significó la construcción de la prometida comunidad nacional totalmente inclusiva, sin discriminaciones e igualitaria.

Pensemos que tras la distinción habitual entre la macrocósmica “sociedad civil” y el “Estado” -entendido como el microcosmos de sus instituciones, elites y funcionarios-, se suelen esconder todavía muchas relaciones de dominio y falta de democracia plena. Al respecto es muy aguda la famosa ironía de George Orwell en Rebelión en la granja: todos los animales (todos los habitantes) son iguales, pero algunos (los más próximos y detentadores del Estado) son más iguales que los otros. Por eso, el ideal que refleja que en Brasil se llamen “servidores” incluso a los altos funcionarios del Estado, refleja todavía hoy más bien un desiderátum que no una realidad plenamente consolidada.


A partir del artículo “Macrofilosofía del Estado. El Agente y Escenario hegemónico de la Política” de Gonçal Mayos (pp. 35-60) en Democracia e Desenvolvimento. A vida em risco e o Estado em reação?, José Luiz Borges Horta, Jamile Bergamaschine Mata Diz e João Pedro Braga de Carvalho (Organizadores). Belo Horizonte: Arraes Editores, 2024, 263 p. ISBN: 978-65-5929-355-1, ISBN: 978-65-5929-363-6 (E-book). Ver los posts: - DESAFÍOS POPULISTAS Y POLÍTICAS DEL DESCONCIERTO - ¿POLÍTICA CONSTITUYENTE O POLICÍA CONSTITUIDA?  - DEMOCRATIZACIÓN, EMPODERAMIENTO SOCIAL Y DERECHOS HUMANOS  - EL ESTADO AL PODER Y A LA RACIONALIDAD  - ESTADO: ESCENARIO INTERNO Y EXTERNO  - ESTADO POPULAR, DEMOCRATIZACIÓN Y RECONOCIMIENTO  -ESTATALIZACIÓN: TOP-DOWN VERSUS BOTTOM-UP


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