Dialéctica
top-down de hegemonización, empoderamiento y organización racional
Frente
a la relativa falta de avances realmente significativos en el marco
internacional, debemos destacar los que se han producido en el interior de
muchos Estados-nación. Pues -como hemos apuntado- el Estado moderno se ha
construido a través de una doble dialéctica:
La primera tiene mayoritariamente una dirección 1) top-down, en la línea de la racionalización burocrática del Estado que tanto enfatizó Max Weber. Ha incluido la constitución de las ciencias del Estado y del funcionariado “racional” a partir de la organización, los ministros y los servidores de la monarquía. Ahora bien, esta dinámica se superpone a otra que básicamente es 2) bottom-up y definida por la larga lucha de la población para participar más democrática, inclusiva y justamente en la vida e instituciones del Estado.
El
proceso de muy larga duración y top-down hará que los primeros barruntos del
‘cuerpo’ institucional que acompaña y efectiva tanto el ‘biológico’ del rey
como el simbólico e imaginario. Así, el naciente Estado dejará de ser
patrimonio hereditario de los reyes para construirse como una unidad
territorial, cultural y política por sí misma e independiente de los avatares
dinásticos. Así transciende su etimología en el latín medieval, como «status» y
situación “stare” de un linaje. Deja de referirse exclusivamente a los
territorios y ‘almas’ dependientes directamente del linaje del rey, para
distinguir-los de los vinculados a los linajes de sus vasallos; donde por tanto
el rey tenía tan solo un dominio o soberanía indirectos.
Como
hemos apuntado de ese microcósmico ‘estado’ de la casa reinante (por ejemplo,
los merovingios francos y luego los carolingios) nace el macrocosmos con
pulsión de constante expansión del Estado-nación moderno. Con el empoderamiento
absolutista de la monarquía, ésta va adquiriendo poder, consciencia ‘nacional’
y soberanía directa sobre unos territorios y poblaciones inmensos que luego
incluso se extenderán en las colonias de ultramar. En esa expansión y
racionalización burocrática un momento clave es cuando reyes absolutistas como
Luis XIV de Francia afirmen frente a los parlamentarios de París en 1655 L’Etat
c’est moi, el Estado soy yo.
Aunque
los estudios más rigorosos actuales relativizan que su poder fuera tan
‘absoluto’, pues por ejemplo todas las decisiones reales de Luis XIV fueron
preceptivamente refrendadas por los correspondientes ‘parlamentos’ (que
entonces no era elegidos popularmente). Pero, siguiendo la aguda expresión de
Rousseau, en su Discurso sobre la desigualdad de 1755, más importante
que una afirmación del tipo ‘esta tierra es mía’ o L’Etat c’est moi es
que los restantes agentes sociopolíticos terminen aceptándola en su cosmovisión
como de sentido común (Gramsci, 2003).
Origen
de las ciencias camerales y del Estado
Debe
quedar claro que no se trata tan solo de un proceso de acrecentamiento del
poder por parte de la monarquía, porque su condición de posibilidad estriba en
que -paralelamente- hay un muy significativo proceso de modernización y
racionalización de las instituciones, saberes y funcionarios del Estado. Pues
sólo así, el Estado se convierte efectivamente en el Leviatán imparable,
soberano y estructurado pacíficamente que nada tiene que ver con el caótico
monstruo paralelo que Hobbes identificó con el bíblico Behemoth. Significativamente a las causas y
consecuencias de dicho monstruo dedica Hobbes (2013) su último y prohibido
libro donde analiza el caótico período de ‘guerra civil’ entre 1640 y 1660 con
el restablecimiento del Estado monárquico.
En
todo ese complejo proceso, fue clave la guerra y quizás sobre todo su
financiación a largo plazo. Pues la mencionada guerra internacional de todos
contra todos obligó a que el Estado se preparara internamente para ella, pues
como dice Charles Tilly (1985) “la guerra hizo el estado”. Así se llevó a cabo
una larguísima y costosa carrera militar (McNeil, 2008) frente a otros
candidatos a “ejercer la coerción” que expulsó a los que no fueron
suficientemente capaces de modernizarse, racionalizarse e incluso a
‘democratizarse’ -como veremos.
Así el Estado moderno se desarrolla a medida que tiene éxito en organizar y pagar a los condottiere y sus bandas mercenarias; luego a los barcos con cañones que devienen clave para la colonización transoceánica; más tarde a los ejércitos nacionales para las campañas masivas y que significativamente con su primera y exitosa leva salva la Revolución francesa; aún más adelante a la preparación de lo que se llamó la “guerra total” que -con el tiempo- incluyó costoso armamento atómico con los misiles transportadores a muy largas distancias; y actualmente a las altamente tecnificadas guerras híbridas, digitales, etc…
Todo
ello impulsó la modernización y racionalización del Estado no sólo para
preparar y ganar las guerras sino para financiarlas y -sobre todo- recuperarse
rápidamente después de ellas. Pues, fue un impulso clave para la recaptación de
impuestos y posterior administración eficaz, sistemática, universal, justa e
-incluso- progresiva. Y solo así, el Estado consiguió el poder organizativo y
logístico para penetrar intensivamente en la sociedad fomentando aquellos
procesos productivos que mejor lo reforzaban frente a los adversarios
internacionales.
Ya
muy pronto fue evidente que los nuevos retos y necesidades estatales requerían
la constitución de nuevas ciencias dedicadas a los distintos aspectos
relevantes para el Estado y la creación de una burocracia “racional” formado en
ellas y capaz de aplicarlas eficazmente. Sintetizando, si bien el Estado moderno
surge de la expansión de las posesiones directas de la monarquía, tiene en la
“cámara” del trono y del “tesoro” el microcosmos a partir del cual pensar y
acrecentar la soberanía y el control efectivo del macrocosmos de todo el
territorio ‘nacional’. Así la simbología de la soberanía estatal de aquella
cámara del trono y del tesoro reales, a la Cámara parlamentaria y también el
Banco público nacional (por mucho que últimamente como en la Unión Europea sea
sustituido por instituciones-inter de orden superior).
Insistimos
pues en destacar la importancia del cameralismo iniciado en algunos de los
Estados alemanes del siglo XVII y que anticiparon las posteriores ‘Ciencias del
Estado’. Junto con el mercantilismo (que tuvo su ejemplo paradigmático en
Francia) pero también de la conjunción público-privada de por ejemplo el Banco
de Inglaterra o las Compañías de Indias holandesas y británicas, fueron clave
para el inicio, ampliación y cientificación de los saberes, disciplinas y
prácticas necesarios para gobernar el Estado-nación y expandirlo colonialmente.
Una
vez más y como siempre destaca Foucault, poder y saber van juntos en una
correlación típicamente moderna. Dando contenido concreto al sueño hegeliano de
“realización efectiva de la libertad y la racionalidad”, formando un funcionariado
preparado exprofeso y adecuadamente para modernizar racionalmente el Estado. Pues
éste -como microescenario institucional- tenía que incidir en la totalidad del
macroescenario de la sociedad, del territorio y de la vida militar, productiva y
en general de la nación.
Con
esa dialéctica de arriba-abajo, el Estado se empodera, se organiza
racionalmente y deviene hegemónico sobre la totalidad nacional. Es un
proceso creciente que podemos calificar de “biopolítico” por sus estadios
finales. Pues si bien, el Estado en primer lugar centrará su soberanía en
controlar, defender y ampliar el territorio nacional, en segundo lugar, se
centrará en obtener el compromiso nacionalista de la población con los sistemas
nacionales de formación, de salud y de protección social.
Pues el
gobierno y el conjunto de la organización político-funcionarial se hará consciente
de que el papel internacional del Estado (en la paz y en la guerra) depende sobre
todo de la fidelidad y la capacidad productivo-cultural de su población. A
partir de aquí, el Estado aprende a ejercer una relación más cooperativa y de gubernamentalidad
biopolítica (Foucault, 2004; Mayos) que canalice también los impulsos surgidos
de la sociedad civil, la cual es incorporada más activamente a la vida
política. Así se considerará -no como un riesgo, sino como una oportunidad modernizadora-
la universalización del derecho a voto, la formación productivo-cognitiva de la
población (educación nacional) e incluso otros modos de participación más
directos en la gobernanza estatal.
En
esa línea hay que interpretar el pacto keynesiano europeo posterior a la Segunda
Guerra Mundial entre les democracias cristianas y las socialdemocracias para
crear el Estado del bienestar y evitar tentaciones revolucionarias. Ahora que
lamentamos el desmontaje del Estado providencia, en plena era de la austeridad,
también hay que ser crítico pues tampoco significó la construcción de la prometida
comunidad nacional totalmente inclusiva, sin discriminaciones e igualitaria.
Pensemos que tras la distinción habitual entre la
macrocósmica “sociedad civil” y el “Estado” -entendido como el microcosmos de sus
instituciones, elites y funcionarios-, se suelen esconder todavía muchas
relaciones de dominio y falta de democracia plena. Al respecto es muy aguda la
famosa ironía de George Orwell en Rebelión en la granja: todos los
animales (todos los habitantes) son iguales, pero algunos (los más próximos y
detentadores del Estado) son más iguales que los otros. Por eso, el ideal que refleja que en Brasil se llamen
“servidores” incluso a los altos funcionarios del Estado, refleja todavía hoy
más bien un desiderátum que no una realidad plenamente consolidada.
A partir del artículo “Macrofilosofía del Estado. El Agente y Escenario hegemónico de la Política” de Gonçal Mayos (pp. 35-60) en Democracia e Desenvolvimento. A vida em risco e o Estado em reação?, José Luiz Borges Horta, Jamile Bergamaschine Mata Diz e João Pedro Braga de Carvalho (Organizadores). Belo Horizonte: Arraes Editores, 2024, 263 p. ISBN: 978-65-5929-355-1, ISBN: 978-65-5929-363-6 (E-book). Ver los posts: - DESAFÍOS POPULISTAS Y POLÍTICAS DEL DESCONCIERTO - ¿POLÍTICA CONSTITUYENTE O POLICÍA CONSTITUIDA? - DEMOCRATIZACIÓN, EMPODERAMIENTO SOCIAL Y DERECHOS HUMANOS - EL ESTADO AL PODER Y A LA RACIONALIDAD - ESTADO: ESCENARIO INTERNO Y EXTERNO - ESTADO POPULAR, DEMOCRATIZACIÓN Y RECONOCIMIENTO -ESTATALIZACIÓN: TOP-DOWN VERSUS BOTTOM-UP
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