En los años 1960 i 1970, la secularización en las sociedades modernas avanzadas parecía haber llegado a un
punto de no retorno. Por eso, cuando entonces se analizaban conflictos con
clara raíz religiosa (como el palestino-israelí o el poder político de la
religión católica en la Polonia bajo la órbita soviética) se solía infravalorar
esa raíz en favor de destacar otras causas (sin duda también muy importantes).
Por eso incluso en plena caída de la URSS pasó relativamente desapercibido el
premonitorio libro sobre la “venganza de Dios” de Gilles Kepel.
Mayor
impacto tuvo en 1993 el artículo con título aún interrogante “The Clash of
Civilizations?” de Samuel P. Huntington, que fue profundizado en el largo y
erudito libro tres años posterior. Por eso escandalizó, sorprendió y fue
interpretado como un rasgo personal algo
anticuado la relevancia que Huntington volvía a otorgar a las religiones en
tanto que elemento capital de las civilizaciones.
Pero incluso
entonces, la cuestión político-religiosa quedaba en parte camuflada bajo la
“coartada” cultural o civilizatoria. Huntington afirmaba que la religión
continua siendo una poderosísima fuerza que motiva y moviliza a la gente, pero
“escondía” su poder bajo el “paraguas conceptual” de las civilizaciones en
tanto que complejas macroestructuras culturales. Ello sorprendía entonces
porque hacía décadas que la geopolítica no se interpretaba con fórmulas tan
contundentes: “Lo que cuenta para la gente no es la ideología política ni los intereses
económicos. Los pueblos se identifican con la fe y la familia, la sangre y las
creencias, y es por eso por lo que lucharán y morirán”.
Como vemos,
a pesar de seguir la estela del fin de las ideologías de Daniel Bell,
Huntington se atreve a ir mucho más allá. Viene a proclamar incluso que el fin
de las ideologías comporta inequívocamente el retorno de las religiones en
tanto que la principal fuerza social en los grandes conflictos geopolíticos.
Huntington (2005: 62s) prevé la reaparición en primera línea política de la religión, insinuando incluso que la ideologización modernizadora de muchas élites no europeas (Turquía, Egipto, Iraq…) era mucho mas cosmética y superficial de lo que se creía. Por eso afirma que “Occidente conquistó el mundo, no por la superioridad de sus ideas, valores o religión (a los que se convirtieron pocos miembros de las otras civilizaciones), sino más bien por su superioridad en la aplicación de la violencia organizada. Los occidentales a menudo olvidan este hecho; los no occidentales, nunca”.
Huntington (2005: 62s) prevé la reaparición en primera línea política de la religión, insinuando incluso que la ideologización modernizadora de muchas élites no europeas (Turquía, Egipto, Iraq…) era mucho mas cosmética y superficial de lo que se creía. Por eso afirma que “Occidente conquistó el mundo, no por la superioridad de sus ideas, valores o religión (a los que se convirtieron pocos miembros de las otras civilizaciones), sino más bien por su superioridad en la aplicación de la violencia organizada. Los occidentales a menudo olvidan este hecho; los no occidentales, nunca”.
Como
veremos más adelante, lentamente fue generalizándose la percepción que la
religión -lejos de ser un factor que la historia tendía a “dejar a lado”-
recuperaba una centralidad social y política parecida a la que había ostentado
durante milenios. Mientras tanto muchos grandes relatos legitimadores
construidos durante la modernidad (Lyotard apuntaba a las ideologías, al
Progreso, a la Revolución, etc.) parecían sufrir un claro desgaste y descrédito
frente a las mismas masas, que poco antes impulsaban con gran poder. La
religión parecía reconquistar en la postmodernidad el papel que había ido
perdiendo durante la modernidad.
Pero antes de analizar el actual retorno de lo religioso, analicemos las estrategias mayoritarias durante la modernidad que conducían a desacralizar el mundo y a secularizar la vida social. Después veremos por qué se rompió el predominio de esas tendencias y se produjo un importante cambio de ciclo que replanteaba la importancia de la religión ya a partir de los años 1960. Finalmente, investigaremos por qué las religiones reaparecen como fuerza política a partir de la década de 1990 y parecen superar en impacto a las ideologías en muchos sectores sociales.
Del artículo "De la «muerte de Dios» a la «revancha de Dios»: política, cultura, terrorismo…" de G. Mayos en Clivatge. Estudis i testimonis sobre el conflicte i el canvi socials, núm. 6, 2018, DOI: 10.1344/CLIVATGE2018.6.5, ISSN en línea: 2014-6590. Véanse los post:
- METÁFORAS DE LA MUERTE Y LA VENGANZA DE DIOS
- RELIGIONES, CIVILIZACIONES E IDEOLOGÍAS
- SECULARIZACIÓN Y RACIONALIZACIÓN DE LA RELIGIÓN
- PRIVATICIDAD E INTERIORIZACIÓN DE DIOS
- ¿METARELATOS E IDEOLOGÍAS SUSTITUYEN DIOS?
- ¿VENGANZA DE DIOS DESPUÉS 1970?
- ¿HECHOS DE VENGANZA?
- ¿LA REVANCHA "MATA” LA MUERTE DE DIOS?
Pero antes de analizar el actual retorno de lo religioso, analicemos las estrategias mayoritarias durante la modernidad que conducían a desacralizar el mundo y a secularizar la vida social. Después veremos por qué se rompió el predominio de esas tendencias y se produjo un importante cambio de ciclo que replanteaba la importancia de la religión ya a partir de los años 1960. Finalmente, investigaremos por qué las religiones reaparecen como fuerza política a partir de la década de 1990 y parecen superar en impacto a las ideologías en muchos sectores sociales.
Del artículo "De la «muerte de Dios» a la «revancha de Dios»: política, cultura, terrorismo…" de G. Mayos en Clivatge. Estudis i testimonis sobre el conflicte i el canvi socials, núm. 6, 2018, DOI: 10.1344/CLIVATGE2018.6.5, ISSN en línea: 2014-6590. Véanse los post:
- RELIGIONES, CIVILIZACIONES E IDEOLOGÍAS
- SECULARIZACIÓN Y RACIONALIZACIÓN DE LA RELIGIÓN
- PRIVATICIDAD E INTERIORIZACIÓN DE DIOS
- ¿METARELATOS E IDEOLOGÍAS SUSTITUYEN DIOS?
- ¿VENGANZA DE DIOS DESPUÉS 1970?
- ¿HECHOS DE VENGANZA?
- ¿LA REVANCHA "MATA” LA MUERTE DE DIOS?
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