Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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Dec 10, 2025

AFECTO ONTOLÓGICO Y EMOCIÓN ÓNTICA

 

Diferencia entre afecto ontológico y emociones ónticas

Evidentemente tanto en las ciencias físiológicas, biológicas neurológicas, como entre los próximos al giro afectivo, hay investigadores como, por ejemplo, Camille Paglia que definen claramente de forma biológica a los afectos o como Elspeth Probyn (2005: 11) que los opone rotundamente a las emociones, en tanto que expresiones culturales y sociales, pues -dice- los afectos “son de una naturalesa biológica y fisiológica”. Pero, creemos que son mayoría entre los investigadores más próximos al giro afectivo, los que mantienen metodológicamente la ‘diferencia ontológica’ de Martín Heidegger y de las filosofías de la diferencia de Gianni Vattimo, Felix Guattari y sobre todo Gilles Deleuze.

 

Prudencialmente y para no caer en paradojas lógicas, falacias conceptuales o planteamientos metafísicos, ‘mágicos’ y fácilmente criticables (como muestra rigurosamente Paula Arizmendi en Mayos y Arizmendi, 2024), investigan el afecto como aquello ontológico que es previo, subyacente y no confundible con las distintas emociones ónticas particulares. Pues, al menos por el momento, el afecto no puede ser identificado reductivamente a ningún objeto o ente concreto como cada una de las emociones concretas, sino que -por el momento- es mejor pensarlo como afección energética, corporal, fluïda, situada que puede tener coagulaciones heracliteánas momentáneas pero sin poder determinarla como una entidad metafísica con permanencia parmenídea. 

En esta línea, Gilles Deleuze propone pensar el afecto como aquello que hace valer a los valores y energiza a las emociones, pero sin ser él mismo ningún valor o emoción concreto. No en balde, Deleuze es uno de los padres del actual giro afectivo y gran estudioso de Spinoza, el cual invierte la presuposición cartesiana en favor de la consciencia. Pues como Spinoza, Deleuze acepta humildemente que sabemos menos del cuerpo e incluso de nuestro cuerpo, de lo que evidentemente el atributo ‘cuerpo’ pero incluso el modo ‘nuestro cuerpo en particular’ saben de nosotros. 

Consideramos que lo ontológico del afecto no es reducible por ejemplo al miedo, al odio o al deseo como grandes pulsiones que ciertamente suelen mobilizar a la humanidad, así como tampoco a valores tan decisivos como la libertad, la solidaridad o la búsqueda de seguridad. Miedo, odio, deseo, libertad, solidaridad o seguridad son emociones y aspiraciones humanas que, a pesar de ser básicas, se transforman muy decisivamente a lo largo de la historia, las sociedades, las culturas, los regímenes políticos, etc. Tenemos indices muy sólidos de ello en obras como la ‘gran peur’ en plena Revolución Francesa o el incremento tremendo de los delitos de odio en la actualidad.  

Esos valores y emociones mencionados serían ya representaciones, concreciones, conscientes y determinadas que podemos analizar con pleno rigor científico en casos y circunstancias muy concretos donde se evidencian diversidades sorprendentes debido a la construcción política, simbólica y cultural de la realidad que se ha venido estudiando desde los clásicos de Peter L. Berger y Thomas Luckmann (1966) o de la hermenéutica de Hans-Georg Gadamer (1977, 1992). 


Ahora bien, la fuente última de afección subyacente, determinante y prerepresentacional no sería nada óntico aunque intentemos expresarlo con términos como ‘afecto’, en singular y, por tanto, parezca sustantivado. Pues, estamos con Spinoza en que todavía no sabemos todo lo que puede lo humano, ni tampoco sabemos exactamente que es un ‘afecto’. Por tanto, debemos mantener prudencia crítica para no recaer en errores metafísicos y obligar a reiterar indefinidamente giros antagónicos pero que no consiguen abrazar la realidad, mientras que recaen contínuamente en dogmatismos opuestos. 

Es por eso que aconsejamos a los miembros del giro afectivo dejar consciente, crítica y metodológicamente abierta la cuestión ontológica de la naturaleza de eso ‘afectivo’ constituyente que se mantienen diverso detrás de sus afecciones ónticas, determinadas y particularizadas. Como todavía no sabemos plenamente qué es el afecto y lo ontológico en él, debemos mantener con toda consciencia y rigor la diferencia ontológica entre afecto y emociones, precisamente para evitar caer en nuevas metafísicas injustificadas. Mientrastanto y si se trabaja con rigor científico, no hay problema para analizar la emocionalización de la política y investigar las emociones en tanto que algo construido sociopolíticamente. Así lo confirman la determinación y distinción socio-política de distintos regímenes emotivos en el capitalismo actual o en otras épocas históricas, como han investigado brillantemente Eva Illouz (recientemente en su libro de 2023), la tradición psicoanalítica y otras. 

Pero -insistimos- todavía hoy hemos de ser prudentes en evitar cuidadosamente confundir las emociones construidas social, cultural y políticamente, con el afecto actuante con anterioridad a esa construcción. Pues todavía no sabemos todo lo que puede llegar a ser o a causar, y ciertamente los cambios tecnológicos y las evoluciones sociales muestran que los regímenes emocionales están sorprendiendo los estudiosos con sus transformaciones profundas y continuas.


A partir del artículo ‘Todavía no sabemos todo lo que puede lo humano: Macrofilosofía del giro afectivo’ de Gonçal Mayos (pp. 8-29), en Direito, política, afetos: O preço do futuro de Ana Clara Reis Queiroz, Filipe Terra Lupoli Nirschl, Gustavo De Freitas, Paulo Afonso De Ávila Carvalho F° & Yasmin Nunes Soares (organizadores), Ed. LAECC (Brasil), 2025, ISBN 978-65-88563-99-,1ISBN-13: 978-6580358304, 432 pp. Véanse los posts: TODAVÍA NO SABEMOS LO QUE PUEDE LO HUMANO, - GRANDES 'GIROS' REEQUILIBRADORES, -  CONTRA EL OLVIDO DEL THYMÓS HOMÉRICO, - AFECTOS HOMÉRICOS Y GIRO INTELECTIVOPODER E INDIGNACIÓN: SLOTERDIJK Y HESSEL, - MACROFILOSOFÍA DEL GIRO AFECTIVO, - AFECTO ONTOLÓGICO Y EMOCIÓN ÓNTICA, - POR LA HARMONÍA DE LAS FACULTADES HUMANAS, - ¿USAMOS INSANAMENTE LA RAZÓN?

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