Por lo tanto, proponemos pensar tanto el ‘giro afectivo’ como el ‘intelectivo’ y los otros apuntados como intentos de reconduir más equilibradamente los olvidos a lo largo de la historia de ciertas facultades humanas y los privilegios de otras para definir más adecuadamente la compleja condición humana. Pues puede ser -como apunta Spinoza- que todavía no sepamos todo lo que puede lo humano en aspectos aún no suficientemente pensados y a los que ni nombre les hemos dado. Pues, lo profundamente presupuesto muchas veces no es pensado de forma suficientemente explícita y crítica.
Lamentablemente, los humanos muchas veces no nos diferenciamos suficientemente de esos peces que -parece- nunca han realizado ningún ‘giro acuoso’, precisamente porque siempre están en él, en el água y no pueden concebir la distancia crítica para darse cuenta de eso. Pero afortunadamente los humanos hemos podido superar ese velo de Maya de lo inmediato y lo siempre presente o presupuesto, para preguntarnos por la complejidad de nuestro ser y buscamos calibrar equilibradamente el conocimiento de nosotros mismos.
En la medida que es así, cualquiera de los ‘giros’ que quieren revalorizar ciertas facultades humanas (ya sea el lingüístico, el historicista, el cultural, el intelectivo, el afectivo, etc.) no parecen ser obra de un solo día o de una única época, sino algo que hay que ir reiterando a medida que la evolución histórica va poniendo de manifiesto nuevos aspectos o equilibrios de lo humano. Ello nos permite entender que solo muy recientemente se ha hablado de giro afectivo cuando, a lo largo de la historia, ha habido filósofos y movimientos tan importantes como Spinoza, Hume, el Romanticismo, Nietzsche, Freud y el psicoanálisis, Gilles Deleuze y Félix Guattari, la neurociencia actual, etc. Pues parece que la humanidad no ha alcanzado aún un conocimiento perfecto sobre sí misma y todavía hay que calibrar mucho y llevar a cabo muchos giros reequilibradores que nos permitan conocernos con cierta precisión.
Así el actual giro afectivo no quiere seguir modelos metafísicos, que sistemáticamente se proponen substituir otros giros anteriores y cayendo en dicotomías que impiden pensar la complejidad subyacente en lo humano. Más bien se propone problematizar fenómenos todavía impensados, complejamente macro e interdisciplinares, que quieren superar binarismos simplificadores como naturaleza-cultura, activo-pasivo, corporal-mental, colectivo-individual, etc. Así le influencian intentos relevantes de ontologías mixtas como las ‘naturecultures’ en término acuñado por Donna Haraway (2003) y que deberían permitir atender fenómenos híbridos como los analizados por Bruno Latour (2007) con su teoría del actor-red y sus manifestaciones multiontológicas. También son muy próximos y relevantes para él teorizaciones sobre como la tecnología no es algo sobrevenido a lo humano ni separable de su condición (en la línia de Heidegger u Ortega y Gasset) sino algo clave para su constitución evolutiva como Bernard Stiegler (1994, 1996, 2001) o Gonçal Mayos (2022b), e incluso avances hacía radicales superaciones del antropomorfismo antropocéntrico en Rosi Braidotti (2013) o Francesca Ferrando (2023).
El actual giro afectivo también quiere reequilibrar las tendencias mayoritarias durante la segunda parte del siglo XX hacia relativismos fruto del constructivismo social, de la postmodernidad, del textualismo, de la deconstrucción derridaniana y los giros lingüístico y cultural (Grosz, 2004: 2). Sin negarlos totalmente ¡eso es muy importante y no hay que olvidarlo- pues en gran medida son herederos -por ejemplo- del ‘particular is political’ del feminismo de la diferencia (Mayos, 2016); pero buscan encontrar en el afecto o la afección aquello que suyace a las distintas emociones y es más sólido, material, objetivo, relacional, prebinario y menos relativo.
Sin duda hay detrás del giro afectivo y de los nuevos realismos, materialismos corporalismos y emotivismos un profundo cansancio sobre la larga y radicalizada hegemonía del giro lingüístico, del textualismo, del constructivismo social e inclús del criticismo kantiano. Consideran que hay que reequilibrar esos idealismos abstractos que impiden percibir la importancia en muchos casos del cuerpo y de los afectos, que no siempre son meramente pasivos ni subordinados a las facultades defendidas por esos otros ‘giros’.
Ese era el objetivo de Brian Massumi (1995 y 2002) y de Eve Kosofsky Sedgwick (2003). También por eso, las sociólogas Patricia T. Clough & Jean Halley (2007), en su The Affective Turn, oponen al ‘mal discurso’ el ‘buen’ afecto corporal, no entendido reductivamente a una entidad única cuerpo sino fruto de las relaciones contextuales de muchos cuerpos, pero que tampoco no dependería totalmente de la conciencia, cultura, política o lenguaje.
En su influyente compilación The Affect Theory Reader,
Gregg y Seigworth (2010: 1s) definen ‘afecto’ como “sinónimo
de fuerza o de fuerzas de encuentro” que,
ciertamente, s'experimentan sobre todo en el cuerpo pero que enlazan más allá
con el entorno material, pues “el afecto marca la pertenencia del cuerpo a un
mundo de encuentros” materiales, subyacentes, a veces inconscientes y vitales y
que además ‘persisten más allá de las emociones’. En definitiva y como destaca
Brian Massumi (2002: 30) la elaboración lingüístico-cultural no elimina
totalmente un “resto autónomo que nunca será completamente consciente” y que es
lo llamado ‘afecto’.
A partir del artículo ‘Todavía no sabemos todo lo que puede lo humano: Macrofilosofía del giro afectivo’ de Gonçal Mayos (pp. 8-29), en Direito, política, afetos: O preço do futuro de Ana Clara Reis Queiroz, Filipe Terra Lupoli Nirschl, Gustavo De Freitas, Paulo Afonso De Ávila Carvalho F° & Yasmin Nunes Soares (organizadores), Ed. LAECC (Brasil), 2025, ISBN 978-65-88563-99-,1ISBN-13: 978-6580358304, 432 pp. Véanse los posts: - TODAVÍA NO SABEMOS LO QUE PUEDE LO HUMANO, - GRANDES 'GIROS' REEQUILIBRADORES, - CONTRA EL OLVIDO DEL THYMÓS HOMÉRICO, - AFECTOS HOMÉRICOS Y GIRO INTELECTIVO, PODER E INDIGNACIÓN: SLOTERDIJK Y HESSEL, - MACROFILOSOFÍA DEL GIRO AFECTIVO, - AFECTO ONTOLÓGICO Y EMOCIÓN ÓNTICA, - POR LA HARMONÍA DE LAS FACULTADES HUMANAS, - ¿USAMOS INSANAMENTE LA RAZÓN?


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