Gonçal Mayos PUBLICATIONS

Gonçal Mayos PUBLICATIONS

ht tp://orcid.org/0000-0001-9017-6816 : BOOKS , BOOK CHAPTERS , JOURNAL PUBLICATIONS, PRESS, Editor, Other translations, Philosophy Dicti...

Apr 3, 2020

MECANISMOS AUTORITARIOS


¿Las "políticas del desconcierto" han encontrado en el Covid-19 la catástrofe que permitirá que se institucionalicen autoritariamente? ¿Será el mecanismo que permitirá instaurar la "sociedad del confinamiento" bloqueando toda resistencia democrática a ella?


Es falaz pretender salvar la economía si no salvas la población o -al menos- el complejo tramado social, de vínculos, confianzas, solidaridades, pericias, capacidades y habilidades. ¿Es un planteamiento que sólo apunta a sacrificar la democracia? ¿Se trata de impulsar un nuevo incremento en la "servidumbre voluntaria"? ¿Quiere legitimar un estado de excepción autoritario?


Naomi Klein -desde La doctrina del choque al libro sobre Trump cuyo título podemos traducir como Con decir No, no basta- ha analizado profundamente el mecanismo seguramente más importante de toda escalada antidemocrática. Giorgio Agamben y muchos foucaultianos han profundizado en los dispositivos que arraigan y -al mismo tiempo- hacen posible el estado de excepción.



También la serie televisiva House of Cards muestra cómo los Underwood encumbrados en el poder se niegan a aceptar las derrotas electorales o los juicios por corrupción. Entonces optan por los muchos recursos que el Estado les confiere para generar miedo en la población, por ejemplo instrumentalizando el terrorismo, magnificándolo o incluso creándolo. Sistemáticamente bloquean los "pesos y balanzas" que deben garantizar la democracia. Y cada vez que lo consiguen, son más poderosos y -al mismo tiempo- aprovechan para eliminar, tanto a los propios cómplices "quemados" en la guerra política y de corrupción, como a los adversarios que aún luchan por la democracia.


Hay algo común en todos los casos apuntados. El objetivo primordial es bloquear la reacción de los adversarios y anestesiar la opinión pública. Fuerzan a la gente a asumir la dictadura como un mal menor, aunque sea inconscientemente y por puro desconcierto o pánico. Así, la multitud inmensa y mucho más poderosa es incapaz de imponerse eficazmente al poder personal de unos pocos y evitar la consolidación del autoritarismo de éstos.


¿Estamos hoy en uno de esos momentos donde la pérdida de libertad -que puede convertirse en definitiva- parece asumible ante algo terrible convenientemente magnificado o ante una distracción también muy espectacular?


Sin duda, esa es la circunstancia que buscan los poderosos ambiciosos y que, cuando no se presenta espontáneamente, la crean, fuerzan su aparición y disponen la adecuada escenografía terrible para que les permita obtener sus propios objetivos. Entonces actúan decididamente, en una huida hacia delante, aprovechando la sorpresa y descoordinado cualquier reacción democrática.


La mortal y famosa pandemia de "gripe española" de 1918 pudo generar más de 40 millones de víctimas en todo el mundo porqué la Primera Guerra Mundial ofreció la excusa para no enfrentarse con ella de forma rápida y adecuada. Significativamente se denomina "gripe española" porque fue el país donde se analizó primero ya que -al no estar entonces en guerra- pudo destinar los recursos, no censurar la noticia de su aparición y malignidad, si no al contrario avisar del peligro a todo el mundo.


En otras ocasiones, el momento propicio para forzar la escalada fascista no se acababa de presentar y hubo que forzarlo e inventarlo. Así lo hizo Hitler en el escandaloso incendio del Reichstag berlinés y -como dicen que hizo Nerón con los cristianos- exacerbó las acusaciones y la indignación popular hacia un adecuado chivo expiatorio.


A partir de ese momento y hasta su derrota final, Hitler gobernó en estado de excepción y no tuvo ni que derogar la Constitución de Weimar. En cambio para recuperar una mínima democracia hubo nada menos que superar el holocausto y ganar la Segunda Guerra Mundial


En una línea similar, actualmente Víctor Orbán en Hungría aprovecha el Covid-19 para concentrar aún más todo el poder en sus manos. En un nuevo trilerismo político, también Putin está en plena estrategia para eternizarse en la autocracia. La pandemia por coronavirus está facilitando la concentración del poder, ocultar las consecuencias de la destrucción del sistema sanitario en los últimos años en España y que la corrupción -tanto de la monarquía como generalizada- parezca que no tiene nada que ver con las muertes y la degradación que se evidencia.



Muchos otros hechos actuales permiten concluir que las élites extractivas y no democráticas están sacando fuertes réditos de la pandemia y la "distracción" de demócratas. De momento parece que estas estrategias están teniendo éxito.


Afortunadamente en la era de Internet, la población se entera con gran rapidez de esos peligrosos tejemanejes. Sabe lo que pasa y -incluso- lo que puede pasar, pero a menudo no actúa, pensando que lo hará pagar cuando todo se tranquilice. No obstante, nadie sabe si entonces ya no será demasiado tarde.


Así de poderoso es el mecanismo que permite que la ambición de unos pocos se imponga al raciocinio, a la libertad, a la indignación e incluso a los intereses de la mayoría. Es el primer paso y el momento crítico, para instaurar "la obediencia voluntaria" de Etienne de la Boétie.


A todos nos admira que un dispositivo tan desequilibrado funcione y se mantenga durante tanto tiempo. Pero olvidamos que, antes de su instauración, hay un momento crítico de renuncia primigenia a la democracia que permite que el régimen autoritario se institucionalice y despliegue imparablemente sus tentáculos.


Tras la catástrofe, el estado de excepción puede haberse convertido en “normal”. La democracia puede ser ya sólo "iliberal". Las políticas "del desconcierto" haberse convertido en un nuevo régimen que dominará con certeza. La distracción espectacularizada nos puede haber aislado a todos en las muchas celdas de la sociedad del confinamiento.



No comments: