Gonçal Mayos PUBLICATIONS

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ht tp://orcid.org/0000-0001-9017-6816 : BOOKS , BOOK CHAPTERS , JOURNAL PUBLICATIONS, PRESS, Editor, Other translations, Philosophy Dicti...

Dec 15, 2015

COMUNICAR E -INCLUSO- IMPONER EL MENSAJE


¡Alguien quiere escucharme!
3. El lector es soberano y su interpretación depende de mil azares, ante él el escritor está solo e impotente. El tutor y el tribunal son los primeros lectores verdaderos (no amiguetes...) de la tesis ¡Y muchas veces terminan siendo los únicos! 

3a. Ahora bien, el escritor tiene el poder (maravilloso, divino y creador) de disponer las palabras y –por ello- da siempre el primer golpe (¡qué puede valer por mil!).


3b. Los miembros del tribunales leen (¡y juzgan!) las tesis en malas condiciones: en el avión o el tren, con prisas, en medio de interrupciones, relegando otras lecturas más interesantes y de autores consagrados, bajo el efecto de filias y fobias... Pero –recuerda- el doctorando es quien dispone las palabras y desarrolla el logos.

3c. Por lo anterior, es importante estructurar la tesis de manera que minimice el peligro de cansancio, malainterpretación o abandono de la lectura. Hay que prever y facilitar lecturas no lineales de la tesis y maneras de recuperar la lectura que no sean (volver a) empezar por el principio.

3d. Muchos doctorandos tienen tendencia a querer emular en su doctorado el 'flujo mental continuo' que hizo famoso a James Joyce en su Ulisses o la más controvertida Finnegans Wake. El director debe explicar al doctorando las dificultades que el propio Joyce tuvo que superar. Es considerado generalizadamente el escritor con mayor capacidad lingüística del siglo XX para asumir tal tarea, ¡cuando ya era reconocido como un virtuoso genial! ¡Y entonces Joyce no tuvo tribunal de tesis sino tan sólo editores y público! 

4. Hay que tener claro que el tribunal de una tesis es todopoderoso y soberano, que tiene la muy difícil tarea de juzgar la validez de la -normalmente- primera obra significativa de investigación del doctorando. Por tanto éste debe asumir el consejo cervantino "Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala" y que su crédito personal es muy pobre (por mucha confianza que tenga en sí mismo). El crédito del doctorando suele estar en relación directa con el crédito que pueda tener su director y tal vez sólo éste puede influir positivamente algunas veces en el tribunal. ¡Confía pues en tu director, teme a tu tribunal, pero sobre todo: haz tu trabajo!

4a. Evidentemente el director no puede ser simplemente el "amiguete y confesor" del doctorando, y le tiene que exigir con contundencia y persistencia. Ahora bien, normalmente el tutor es uno de sus pocos aliados reales del doctorando. Y por supuesto es el más importante e imprescindible.

4b. Suele perjudicarse a sí mismo gravemente el doctorando que actúa como si "su" tutor fuera "su" principal problema o el de "su tesis".

4c. Cambiar de tutor es la más rápida y contundente manera de comprobar cual era el problema y si se ha perdido una posible solución a una tesis con problemas. No hay que confundir la causa de las dificultades con las soluciones exigentes.  

4e. Aunque al tutor sólo se le hace verdaderamente caso cuando todo lo demás ha fallado, el doctorando debe tener siempre presente que -sin él- está "solo ante el peligro". Además, el doctorando no es todavía doctor en la disciplina en cuestión, mientras que sí lo son el tutor y los miembros del tribunal que la juzgan.

4f. Quizás el doctorando sepa más del tema que nadie del tribunal e -incluso- que su director. Pero debe hacer llegar su mensaje y demostrarlo al tutor y -muy especialmente- al tribunal. ¡Precisamente por eso hay director y tribunal!

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